"Ventana abierta"
SHALÓM
P. Leonardo Molina García S.J.
Quedé sorprendido en el vuelo a Tel Aviv,
cuando el comandante del avión que nos pilotaba a Tierra Santa, comenzó su
saludo a los pasajeros con un shalóm, Y al terminar el viaje, se despidió con
un shalóm que nos supo a gloria, sobre todo, a los que no usábamos el avión con
frecuencia (no digamos los que se montaron por primera vez) No hubo problemas
en el trayecto y nos deseaba la paz del Señor. Como hacemos nosotros al
terminar la Eucaristía. No era una simple despedida, sino que nos deseaba la
paz del Señor, que no terminara allí en el vuelo de 5 horas de navegación, sino
que nos acompañara la presencia de Dios en nuestra vida.
Shalom y aleluya son expresiones
corrientes en Israel. Los equivalentes en castellano también eran de uso
corriente no hace muchos años.
Hoy suenan raras esas expresiones.
Suenan a anticuadas, de derechas, de beatos/as. Hay que sustituirlas por un
mohín, un “chao descarnado”, un “arrivederchi”, o un incierto “hasta
luego” “hasta más ver”. Los cursis acuden al inglés. by, by. O ya super
modernos, en japonés, “sayonara” .
En fin, que Dios a penas cuenta. Y el
lenguaje, trampea. Detrás de esas ausencias e el lenguaje, hay muchas vivencias
que hay que desenmascarar.
Pues bien, un letrado (escriba) que se ha
hecho discípulo del reinado de Dios se parece a un amo de casa que saca de su
alacena cosas nuevas y viejas (Mateo 13, 52) Voy a intentarlo.
En el nacimiento de Jesús, se anuncia la
paz (Lucas 2, 14). La llevan los discípulos a todas partes, la lleva Jesús a
Jerusalén (Lucas 19, 38), es el saludo del resucitado (Lucas 24 36) Es un don
del Espíritu Santo. Con Dios, con la Iglesia, con los demás (Mateo 5,9)
Este saludo se amplía al orden familiar,
social, político y religioso.
De alguna manera incluye prosperidad,
plenitud y bendición de Dios…En el reino mesiánico habrá paz. Recordamos que
una de las principales características del Reino que predicó Jesús (Mac 1,14)
era la paz. Que por supuesto, lleva a las otras principales; amor, justicia,
libertad y verdad. Y la pedimos todos los días al rezar el Padrenuestro. Venga
a nosotros tu reino. La guerra, las guerrillas no son de Dios.
Así que cuando respiramos aliviados y
tranquilos en las misas, cuando el pesado (por no decir otra cosa) del cura nos
despide diciendo ·podéis ir en paz, en el fondo, suspiramos: “ya hemos
cumplido”, “a otra cosa” … estamos viviendo, tanto el sacerdote como los
sufridos fieles, una vivencia muy fuerte, muy sana, muy cargada de bendiciones,
para repartir en la calle: PAZ
Vete con Dios
Váse (vaya, váyase) usted con Dios
Con Dios
A la paz de Dios
Buenos días nos de Dios (y paz en su santo Reino)
Un saludo de PAZ; Leonardo Molina S.J.
No hay comentarios:
Publicar un comentario