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Sean bienvenidos

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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

jueves, 13 de junio de 2019

Cuentos para reflexionar: el águila que no sabía quién era

"Ventana abierta"


Cuentos para reflexionar: el águila que no sabía quién era
Por Isabel Iglesias


Cuentan que hace mucho tiempo, un águila, sobrevolando un corral de gallinas, se le desprendió un huevo.
Con tan buena fortuna que, al caer, el huevo no se rompió. 


Pasada un tiempo, un diminuto pico empezó a resquebrajar el huevo desde dentro: primero fué el pico, luego las garras, hasta que al final consiguió sacar todo el cuerpo.



La pequeña cría de águila se crió junto con los polluelos de las gallinas. Sin embargo los otros pollos se mofaban de él por ser diferente, llegando a picotearle con frecuencia.

Un buen día, un águila sobrevoló  el corral y vio cómo hasta los polluelos más pequeños se mofaban de la cría de águila.
Al verlo, el águila se paró y le preguntó al aguilucho:
«¿Por qué te comportas como un pollo si puede saberse?»

El aguilucho le respondió: 
- «soy un pollo».



- «No», le contestó tajante el águila. «Eres un águila. Y tienes un pico formidable, unas garras poderosas y la capacidad de volar como una de las mejores aves».
«¡Vuela!», le ordenó el águila.


- «¿Cómo voy a hacerlo si no puedo hacerlo?», le contestó el aguilucho.

- «¡Te digo que vueles!», le respondió el águila cada vez más enfadada de ver la actitud del aguilucho.

Y así el aguilucho aleteó un poco sin prácticamente poder remontar el vuelo.
- «¿Ves?», le dijo el aguilucho. «No puedo volar».

Así que el águila cogió a la pequeña cría y lo llevó hasta la cima de una colina. Una vez allí, lo empujó al vacío y el aguilucho desesperado empezó a batir las alas tratando de volar, hasta que empezó a darse cuenta que podía hacerlo y además de forma excepcional.




¿Cuántas veces nos hemos tenido que asomar al abismo para darnos cuenta de lo que somos capaces de hacer?
La confianza no reside en lo que somos, sino en lo que creemos que somos.



Cuento adaptado del publicado en el libro «Cuentos para reconfortar el espíritu» de Ramiro Calle

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