Sor María Israel de Cristo Resucitado, ¡toma ya!
Acabamos de volver de la toma de hábitos de María Dolores, ya estuvimos en su entrada al convento, hará unos seis meses, y fue espectacular. Una celebración única. Se podía palpar al Espíritu Santo, entre todos los que allí estábamos.
Hoy el rito de su toma de hábitos ha sido cuanto menos curioso, lo digo porque no habíamos estado nunca en este "paso" del postulantado, y me han llamado la atención algunas cosas. Lo de que la cortasen el pelo, no me lo esperaba, suponía que eso era más adelante, cuando dé el paso definitivo como monja, (esto será dentro de dos años, en las Dominicas de Lerma) pero no, se lo cortaron hoy... ella tenía cara de circunstancias, medio sonriente, medio ¡ay madre! (esto me lo comenta Teresa, una de mis hijas, que estaba en primera fila y lo vio "todo, todo").
Después le impusieron la vestidura blanca, propia de las novicias, y más adelante, le preguntó la Priora: Delante de ti están dos coronas, una de espinas y otra de rosas, ¿cuál eliges? y María Dolores, con esa voz potente que tiene, y esa decisión que es propia de ella, dijo, sin un ápice de duda: "la de espinas". Y así la vimos, con un paño blanco sobre la cabeza, y ceñida su corona de espinas, imagen sin duda, del modo de vida austero y entregado que acaba de elegir.
Y después vino lo del nombre. Se cambió de nombre, dejó el "María Dolores" por "María Israel de Cristo Resucitado". Yo cuando lo leí en el folleto que nos dieron para seguir la celebración, no me lo podía creer... "María Israel", qué extraño... después no pude evitar la carcajada cuando el sacerdote celebrante explicó que ya había en el convento una "María Sión" (también novicia) y que vamos, decía, sólo faltaba que entrase otra postulante y que eligiese "María Judá" o "María Leví".
Pero todo tiene su porqué. "Yo he luchado contra Dios, igual que Jacob, y me ha vencido, me ha mostrado mi pobreza.. y en esa debilidad me he sentido querida por Él. Por eso me cambio el nombre, porque el Señor quiere que me llame Israel, igual que Jacob", le dijo María Dolores al dominico que celebraba la Eucaristía. Y comentó también que cuando fue al convento a hablar a las dos postulantas de algún tema de formación, ellas, como quien no quiere la cosa, le pidieron ardientemente que les hablase del Kerigma. "¡Del Kerigma"! decía el cura, no saliendo de su asombro, "¡no me pidieron que les hablara de las virtudes, o de los estatutos de la Orden de las dominicas, o de cualquier otro tema... no, me pidieron ¡el Kerigma! ¡En cincuenta y tantos años que llevo de sacerdote es la primera vez que me piden esto! Verdaderamente estáis bien formadas (les dijo).
Y es que María Dolores es mucha María Dolores, y quería el meollo (el Kerigma): que Cristo ha muerto y ha resucitado por ti y por mí, que ha dado su vida para que tengamos Vida, y Vida abundante. Aquí en la tierra y después en el cielo. Que es el Señor de la vida y de la muerte. El Señor de tu historia, y de la mía. que ni un solo cabello de nuestra cabeza se cae sin que Él lo permita. Que no hay que tener miedo de nada.
Porque nos ha liberado de nuestras limitaciones, de nuestras iniquidades, y nos ha comprado con cada gota de su sangre (me acuerdo ahora de D. Joaquín, un cura muy mayor, que siempre me decía con una bondad que se podía palpar... "mucho le has costado a Jesús... arrepiéntete y no peques más").
Después María Israel nos regaló un canto que había compuesto ella misma (estos son los mejores regalos, los que se hacen desde el corazón). Y tras el ágape, María Israel besó, abrazó y regaló su vitalidad a todos los que nos pasamos por el enrejado... animando y sosteniendo... eso es lo que vi. Creo que será una monja "según el Corazón de Dios".
Victoria Luque
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