"Ventana abierta"
Cuestión de temperatura
Puedo descubrir a lo largo de mi vida momentos y noches frías, y otras épocas o situaciones donde me consume el calor, unas abrasándome, y otras dando calidez y ayudándome a madurar.
NI FRÍO NI CALOR...
Conozco tus obras, que no eres ni frío ni caliente. Ojalá fueras frío o caliente (Ap 3,15)
Quizás uno preferiría una temperatura estándar, sin mucho cambio, algo cómodo, quizás hasta regulable. El problema es que voy descubriendo que cuando lucho por la comodidad, por el confort, está demasiado cerca la mediocridad, la tentación de arriesgar poco y con ello no complicarme la vida. Y es así como descubro momentos en que posiblemente he vivido a medias, con cierta tibieza, sin preguntarme demasiado, utilizando la fachada, sin comprometerme a fondo, dejando las cosas pasar.
A veces uno tiene que examinarse y exigirse un poco en la vida. ¿Dónde tengo que crecer yo? ?Cuáles son mis "tibiezas"?
DESDE EL FRÍO...
Esto es experiencia de vida, el reconocer los momentos y las noches frías. Todas esas situaciones en las cuales vivo encogido y frío. Momentos en que me he visto desafectado, desenganchado, sin ganas de apostar o soñar. Un fracaso en los estudios, una relación personal que no marcha, una situación dolorosa e inesperada... la propia historia, con sus heridas y desencantos. El darlo todo por sabido, el caer en la cuenta de estar viviendo continuamente calculando y analizando todo con demasiada frialdad. Incluso en estos momentos, tu presencia, Señor, me invita a algo más... Igual que el agricultor, que cuando se avecina una helada riega sus campos para que el agua al congelarse ceda calor a la planta. Así vosotros, aun desde el frío, podéis alumbrar calidez alrededor.
CALOR QUE QUEMA...
A veces aparece la sensación de tener la temperatura un poco elevada, ir casi con el piloto de la temperatura encendido. Esto suele notarse en mi manera de relacionarme: malos gestos, contestaciones fuera de lugar... Suele coincidir con situaciones que se tuercen, en esos proyectos en que uno mete tiempo e interés, y no salen. Me quemo cuando el ritmo del día a día pasa como una apisonadora sobre mí. Cuando por alguna razón quedo atrapado en discusiones estériles, cuando disminuye la capacidad de agradecimiento y de perdón; cuando no tengo ese tiempo necesario para reír, para cantar, para rezar...Cuando mi vida es puro activismo.
CALOR QUE CALIENTA... Al calor del Evangelio.
"¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?" (Lc 24,32)
Tengo experiencia de momentos cálidos que facilitan mi maduración, situaciones en las cuales encuentro la paz necesaria, el haber recibido y pronunciado gestos y palabras de cariño, las ocasiones en las cuales me he sentido perdonado. La capacidad de percibir que tu Evangelio me llena de coraje, de empuje y de sentido. Ese es el calor de tu Palabra, Señor, esa que me llena de ilusión, de energía, de ganas y de planes. Un calor que se transforma en pasión, un calor que se siente y se comunica, que me lanza al encuentro de los otros, a poner calidez en sus vidas, a calentar esas noches frías por las que todos alguna vez pasamos. Tu calor, Señor, es el amor que nos convierte.
¿Cuándo es o ha sido Dios calor en mi vida? ¿Que me apasiona hoy en día?
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