"Los medios de comunicación -decía el Santo Padre- necesitan el compromiso de todos aquellos que son conscientes del valor del diálogo, del debate razonado, de la argumentación lógica de personas que tratan de cultivar formas de discurso y de expresión que apelan a las más nobles aspiraciones de quien está implicado en el proceso comunicativo.
Es preciso lograr que las personas no sólo acepten la existencia de la cultura del otro, sino que aspiren también a enriquecerse con ella y a ofrecerle lo que se tiene de bueno, de verdadero y de bello; bondad, verdad y belleza, que han de estar presentes también en la comunicación" - decía el Santo Padre.
Homilía
Monseñor Lluis Martínez Sistach.
Muy queridos hermanos/as:
Celebramos con gozo la Solemnidad de la Ascensión del Señor al Cielo.
Después de su muerte y de su resurrección, el Señor convocó a sus discípulos cerca de Betania, y mientras los bendecía se separó de ellos, subiendo hacia el Cielo.
La Ascensión de Jesús está íntimamente relacionada con el misterio pascual, es como su dimensión de plenitud; Cristo resucitado ha sido glorificado a la derecha del Padre, desde donde intercede por todos nosotros.
San Lucas es el que da mayor relieve a la Ascensión del Señor, con ella concluye el Evangelio y con ella introduce los Hechos de los Apóstoles, tal como hemos escuchado en las lecturas de la Palabra de Dios.
La Teología de estos textos la resume el credo en estas tres afirmaciones redactadas en lenguaje bíblico: "Subió a los cielos y está sentado a la derecha del padre, y de nuevo vendrá con gloria..."
Jesús subió al cielo.
El hombre y la mujer tienen sed de altura.
Cuando Jesús se dirigía en oración al Padre, levantaba los ojos al Cielo, el firmamento nos es un mensaje de infinito, de transferencia, de gloria.
Esta Solemnidad de la Ascensión del Señor al Cielo, nos tiene que ayudar a unir nuestro compromiso, que Dios nos ha
confiado, para transformar nuestro mundo, el mundo con el deseo del cielo, de llegar a la Jerusalén celestial para estar con Jesús resucitado, sentado a la derecha del Padre.
En la vida del cristiano son necesarias la acción y la contemplación, hay que pisar la tierra con amor para caminar con esperanza hacia el Cielo.
Con su Ascensión, Jesús abre y señala un camino a todos los hombres. Todos experimentamos en nosotros el deseo de transcendencia, de superar los límites del tiempo y del espacio porque hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios y Dios es eterno. Él ha puesto en sus criaturas la semilla de la eternidad. Nuestra fe en la resurrección y en nuestra vida eternamente feliz en el Cielo, nos lleva consuelo de esperanza y de felicidad; es la felicidad de la fe cristiana, tal como saludó Isabel a su pariente María:
"Feliz tú que has creído, porque se cumplirá lo que el Señor te ha prometido".
Hoy en la Iglesia celebramos la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, creada a partir de la celebración del Concilio Vaticano II, que tiene este año como lema:
"Redes Sociales Portales de Verdad y de Fe, Nuevos Espacios para la Evangelización".
Estos medios de comunicación tienen hoy tanta importancia, que para muchas personas son el principal instrumento informativo y formativo, y también la orientación y la inspiración para los comportamientos individuales y sociales.
Estas nuevas tecnologías nos acercan a los acontecimientos de los cinco Continentes y al mismo tiempo nos hacen amar nuestra realidad local.
Con motivo de esta Jornada, Benedicto XVI publicó el mensaje pertinente el pasado 24 de enero, fiesta de San Francisco de Sales, Patrono de los Periodistas. El contenido de este mensaje es muy positivo. Afirma que los creyentes advierten de manera cada vez más clara que, si la Buena Noticia no se da a conocer también en el ambiente digital, podría quedar fuera del ámbito de la experiencia de muchas personas para las que este espacio existencial es importante.
Las Redes Sociales prestan un buen servicio a las personas enfermas o ancianas que no pueden moverse, y así pueden seguir los acontecimientos y los avatares de la vida, de la sociedad, y de la Iglesia.
Es a través de un medio de comunicación - continúa diciendo Monseñor Sistach- que puedo dirigirme a todas las personas muy queridas que están siguiendo la celebración de esta Eucaristía en su casa o en su residencia.
Los nuevos medios de comunicación puestos al servicio del Evangelio con sus técnicas más actuales, ofrecen la posibilidad de evangelizar.
Como dice el Papa en su mensaje:
"Posibilita que los hombres y mujeres de nuestro tiempo estén siempre abiertos a lo que el Beato Cardenal Newman llamaba:
"La luz amable de la fe".
Como decía Pablo VI:
"La Iglesia encuentra en estos instrumentos de comunicación una versión moderna y eficaz del púlpito".
Hoy es urgente la nueva evangelización en nuestras sociedades del occidente europeo marcadas por el secularismo y por el relativismo.
La persona de Jesús y su mensaje han de llegar a toda la humanidad, ya que el Señor murió y resucitó por todos los hombres y mujeres de la humanidad.
Estas nuevas técnicas, estas nuevas redes sociales, pueden contribuir a facilitarlo.
Benedicto XVI nos dejó en su mensaje, que:
"Es normal que, quien tiene fe, desee compartirla con respeto y sensibilidad con las personas que encuentren en el ámbito digital".
Como afirma el mensaje de esta Jornada:
"La capacidad de utilizar los nuevos lenguajes es necesaria, no tanto para estar al paso con los tiempos, sino precisamente para permitir que la infinita riqueza del Evangelio encuentre formas de expresión que puedan alcanzar las mentes y los corazones de todos".
Aquellos mensajeros celestes del Evangelio, allí cerca de Betania, dijeron a los apóstoles que Jesús vendría de nuevo con gloria.
Con la Ascensión empieza el tiempo de la Iglesia, el tiempo de hacer historia cristiana en este mundo hasta su fin, hasta la parusía. Es tiempo de trabajar para que la tierra esté al servicio de todos siempre, y también en estos tiempos de crisis económica muy extendida, en los cuales la solidaridad y la justicia tienen un papel imprescindible y urgente.
El Señor desde la gloria, da a su Iglesia el Espíritu Santo que habita en nuestros corazones y nos ayuda a entender que somos hermanos, que hemos de compartir nuestros bienes con los que tienen menos o con los que no tienen ningún bien.
Y hoy contemplamos cómo Cáritas, Parroquias, Congregaciones Religiosas e Instituciones Eclesiales intensifican su entrega y generosidad para ayudar a muchísimas personas y familias sin trabajo, sin subsidio de paro, sin vivienda o con problemas de desaucio, sin suficiente credibilidad y autoestima, etc...
Es que el deseo del Cielo es auténtico si nos compromete más con la tierra, ya que Jesús dijo:
"Todo lo que hagáis a una de estas personas, a mí me lo hacéis".
Amén.
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