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Sean bienvenidos

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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

miércoles, 5 de enero de 2011

"El cuarto Rey Mago".



¡Hola amigos/as, de nuevo nos volvemos a encontrar en  nuestra "Ventana abierta", si ustedes lo desean.
¡Hoy día de cabalgata de Reyes Magos, víspera de la manifestación del Señor. Día de ilusión!
 Nosotros los mayores, veremos entusiasmados, las caritas iluminadas y radiantes de nuestros pequeños al ver pasar a los Reyes Magos con sus pajes y las distintas carrozas con la Estrella de Oriente, otras de fantasías y demás..., la música de tambores y trompetas que llamarán su atención, sin contar la lluvia de caramelos que volarán de un lado a otro y que intentarán ellos y nosotros, coger por todos los medios posibles.

Esperemos que el buen tiempo nos acompañe, porque hay malos augurios.
Sería una pena que la lluvia desluciera tan bellos momentos.

Será una tarde de disfrute... Pero mañana será el gran día para ellos, que nos conmoverá, será el momento en que saldrán a las calles de sus respectivos barrios con sus nuevos juguetes a enseñárselos a sus amiguitos.

Posiblemente de cada barriada saldrán por sus calles el mismo día 6, nuevas carretas, nuevos Reyes Magos, nuevos pajes..., que harán las delicias de los "peques". volviendo a revivir la misma ilusión del día de hoy.

Ahora paso a contaros esta bella historia, muy apropiada para este día:

"Cuenta una preciosa leyenda alemana, que los Reyes Magos eran cuatro. Antes de partir los cuatro rumbo a Occidente, quedaron citados para una hora fija en el palacio de Baltasar, allá en Oriente; desde allí planearían ese viaje tan importante.

Artabán -que así se llamaba el cuarto Rey Mago- se retrasó. Los otros tres esperaron un día y una noche, como se les hacía tarde y las caravanas que atravesaban el desierto tenían que partir, le dejaron una carta, y se pusieron en camino.

El cuarto Rey Mago había salido puntualmente de su palacio llevando tres dones para el Nacido Rey de Israel:  un diamante, una esmeralda y un rubí.

Salió con el sol de su casa, pero por el camino, Artabán tuvo que pararse para atender a un viajero que había sido apaleado por unos bandidos, le llevó a una posada y le entregó el diamante para que pagase los gastos; pasó la noche con él, y al despertar se puso en camino hacia el palacio de Baltasar.

Cuando llegó, le entregaron el siguiente mensaje: "Te hemos esperado un día y una noche. No podemos esperar más. Tú sigue siempre a Occidente, hacia Palestina, por el camino de las caravanas, quizá nos alcances"

Artabán, no perdió el tiempo en preguntas, y comenzó aquella larga caminata que le llevaba hacia una gran esperanza.

Al llegar la anochecida, el buen Rey buscó un lugar para pasar la noche; allí encontró gentes que marchaban desde Arabia hacia Egipto portando perfumes y aromas balsámicos.

A la mañana siguiente se unió a la caravana. Caminó en compañía de aquellos hombres que hablaban de la esperanza que tenían, de que alguien llegara para librarlos de las situaciones que estaban viviendo.
Artabán les dijo, que aquellos tiempos estaban llegando, que las estrellas le habían dicho a él, que en la parte más occidental de Asia, en Palestina, había nacido Ese que traería la Paz, la Alegría y el Bienestar a los hombres.

Si su palabra no hubiese sido tan encendida y convincente, aquellos árabes se hubieran reído de él; pero aquel Mago, parecía sabio y bueno.

Se miraron unos a otros. ¿Sería verdad lo que anunciaba aquel hombre?

En una encrucijada de caminos, tuvieron que separarse; ellos iban a Egipto, él a Palestina.

Cuando el buen Rey emprendió la marcha solo, unos lloros de niño surgieron de entre unas palmeras; un pequeño lloraba junto al cadáver de su madre.
Niño, ¿por qué lloras?, le preguntó el Rey-.
Porque ha muerto mi madre.
¿Vives solo? -El chiquillo contestó que sí.
¿No tienes a nadie más?  No, contestó.
El Rey le dijo: Toma esta joya, es una esmeralda, vale mucho: véndela y tendrás para vivir mucho tiempo.
Si quieres, puedes venir conmigo, pero yo no puedo esperar más, tengo mucha prisa, debo marcharme.

Artabán, miró su bolsa, sólo le quedaba un rubí; los otros dones que llevaba al Rey de los Judíos, los había dado, pero estaba contento, él era generoso y siempre socorría a los pobres.

Siguió su camino de prisa, ni siquiera se detuvo en el oasis que formaba una fuente y donde una familia,
que sin duda marchaba hacia Egipto, estaba abrevando al asnillo.
La mujer era joven y llevaba a un niño recién nacido.
El hombre se le quedó mirando con curiosidad, como si quisiera algo de él..

Al llegar a Belén, encontró la ciudad desolada; los soldados de Herodes habían matado a todos los niños menores de dos años; Cuando preguntaba por el Rey de los Judíos, algunos parecían mirarle con odio.
Al fin un hombre le dijo:
"Esa familia que busca ha huído a Egipto no hace mucho, con el tiempo suficiente para que Herodes no matase al Niño, y, unos Reyes que vinieron de Oriente, como tú, retornaron a su país por otro camino".

Artabán, no escuchó mucho más, subió a su camello y puso rumbo a Egipto; llegó a ese nuevo país con la confianza de encontrar a aquella Familia, que presentía era, la que encontró en el oasis del camino.

Artabán preguntó en todas colonias judías de Egipto, preguntaba por una Familia de israelitas, cuyos progenitores eran los padres del Mesías.
Los judíos de la diáspora le miraban con un brillo alucinante en los ojos, mitad incredulidad y mitad esperanza... ¿Era posible de que ya hubiera nacido? Pero nadie sabía dar razón de Él. Al fin se rindió a lo inevitable y optó por volver otra vez a su tierra.

Allí -prosigue la leyenda- sus compañeros le contaron todo lo que habían visto.
Efectivamente le contaron cómo una Estrella del Cielo les había señalado el camino y se había posado sobre la mansión del Recién Nacido a quien ofrecieron oro, incienso y mirra.

Artabán, acarició el rubí que aún le quedaba y que no pudo ofrecer al Rey de los Judíos, pero no perdió la esperanza de que algún día pudiera ponerlo a sus pies.

Pasaron muchos años, casi treinta, de pronto empezó a extenderse por su país una noticia que traían los mercaderes de las caravanas que volvían del mar Mediterráneo. Allá en Israel había aparecido un Hombre extraordinario, curaba a los enfermos, resucitaba a los muertos, arrastraba a las muchedumbres, anunciaba la Buena Nueva a todos los hombres.

¡TENÍA QUE SER ÉL! 

Artabán, sentía dentro de sí, una fuerza que le empujaba a ponerse otra vez en camino.

Pasaron meses, casi no hablaban de otra cosa. Los hombres que cruzaban el desierto de Arabia, tenían siempre el mismo tema:
"El Mesías de los judíos".

Él esperaba la vuelta de las caravanas para que le diesen las últimas noticias.

Al fin se decidió, cargó el camello de provisiones para una gran jornada, tomó el rubí que guardaba como un amado tesoro y marchó hacia Palestina.

El camino era el mismo, los árboles del oasis no parecían haber crecido, aunque, sin embargo, él era ya un anciano.

Llegó a Jerusalén un viernes, la ciudad parecía desierta a pesar de ser mediodía, las puertas de las casas estaban abiertas, como si los habitantes hubiesen huído precipitádamente.
Después de atravesarla, salió afuera de las murallas; allí, sobre el monte llamado Calvario, había mucha gente reunida. Gritaban contra un Crucificado que moría en agonía.
Artabán quería acercarse pero no le era posible.

De pronto el sol se oscureció, los judíos se fueron. El Rey Mago quedó inmóvil atraído por aquel Crucificado que parecía tener un halo sobrenatural. La tierra se estremeció.

El corazón de Artabán, debilitado por los años y ante el sufrimiento por su nueva tardanza, sufrió un ataque y falleció allí mismo. Murió apretando en su mano el rubí que llevaba para el Rey de los Judíos.

Al despertar se encontró con una puerta, parecía otro mundo, otro Reino; a su lado el Crucificado del Calvario y otro hombre que también tenía las huellas de los clavos y que se llamaba Dimas, éste le sonrió mientras le decía:
"Mira, buen Rey, aunque han pasado muchos años, yo te conozco. Yo era un niño y tú me socorriste junto a unos palmerales, me diste en aquella ocasión una esmeralda.
Aunque he sido un ladrón, la he conservado como un recuerdo sagrado".

Artabán sacó un rubí y le dijo a Jesús:
Acepta Señor, este rubí que he guardado siempre para Ti.
Y Cristo -concluye la leyenda- tomó el rubí y lo escondió como en una ranura en la llaga de su mano derecha, parecía una gota más de Sangre y, aplicando su mano a la Puerta del Cielo, la abrió de par en par para ellos y para todos.

¡Artabán había llegado a tiempo!"

La solemnidad de la Epifanía del Señor, es una fuente de lecciones que nunca deberíamos olvidar, y la primera es esta:
"Nuestra vida no es más que una peregrinación como la que hicieron los Magos de Oriente hacia Belén. Desde nuestros orientes particulares hasta el Niño-Dios".

No hay nombres propios, ni se dice cuántos eran los Reyes Magos, pero se afirma que unos Magos de Oriente salieron de sí, desde lejos de Dios y a la vez atraídos por Él; y nosotros, como ellos, por la fe que como una Estrella luce en nuestro corazón, vamos paso a paso por estos caminos tortuosos de la vida buscando al Señor.

Tal vez como el cuarto Mago de esta leyenda, siempre llegamos tarde, pero no olvidemos la intención con la que nos acercamos a Él.

Le buscamos para adorarle, para rendirnos del todo a Él, para entregarle nuestros dones, que son al fin nuestro corazón y nuestro amor.

Somos portadores de unos dones, de unos talentos, de un diamante, de una esmeralda, de un rubí, y no son para nosotros, son el tesoro de nuestra salvación, son para que nos sirvamos de ellos.

La madera del establo donde reposa el Cuerpo del Niño, nos habla del madero en donde será clavado el Cuerpo del Maestro; y Él con su Muerte y Resurrección nos dará la salvación a todos.

Yo creo, amigos/as, que podemos hacer a Jesús un regalo, un regalo que le haga sonreir y que le aporte el calor que necesita; que nuestras manos, nuestro corazón, nuestras palabras, sean portadores de la Paz y del Amor ofreciéndoselos a los hombres por amor a aquel divino Amor que nació en Belén, y que fue alumbrado por la luz de una Estrella para que la oscuridad no volviera a reinar nunca más entre los hombres.

Fijaros, que al final Jesús toma el rubí y lo une a su Sangre derramada por nosotros.

Las obras de nuestra vida cuentan mucho más de lo que pensamos.
Por lo tanto, como los Magos, como lo hicieron los pastores, al ponernos delante de Jesús le busquemos siempre a Él, que ha venido a ser para nosotros Camino, Verdad y Vida.

Queridos amigos/as:
¡Que los Reyes Magos vengan cargados de salud, paz, trabajo, amor y de todos los buenos dones del Señor!

"El mejor regalo de Reyes".



¡Hola amigos!  Hoy es el día tan esperado, por pequeños y mayores, de la Cabalgata de Reyes Magos.
Mañana se hará presente la ilusión de miles, sobre todo niños, nuestros niños, que recibirán sus deseados regalos y juguetes de Navidad.

El día de Reyes, es día de ilusión, de regalos; el regalo es profundamente humano, solamente los hombres y mujeres, podemos regalar, porque el regalo es mucho más que un objeto, vale más que el objeto que se regala, es la persona hecha cariño, hecha entrega, hecha delicadeza.

Cuando uno/a, recibe un regalo, sabe que alguien se ha tomado el tiempo, la dedicación, el cariño, para ofrecerte algo de ella misma, o ella misma hecha regalo.
Por eso, cuando no existe cariño, cuando no existe ilusión, el regalo se degrada a una simple convención social o simplemente a un chantaje o a una compra.

Pero,¿cuál sería el mejor regalo, no solamente para el día de Reyes, sino para toda la vida?

¿No sería el mejor regalo, nuestra propia vida entregada a los demás, para decirles lo importante que son para nosotros, para decirles: gracias por todo lo que hace ayudándonos a crecer, ayudándonos a ser más humanos, ayudándonos a estimularnos en la tarea diaria?

A veces esa acción de gracias, ese regalo, ese dedicar a los otros ese tiempo que se nos pasa, y llega la muerte; y hay palabras que no se han dicho, gestos que no se han hecho.

Es triste a veces oir en los velatorios o en los entierros:
"¡Qué pena, con lo bueno que era, el hueco que ha dejado...!"  "¡Ay que ver lo que hemos perdido...!" 

Y sobre todo, cuando conocemos los entresijos de esa familia o de esa relación y, comprendemos que en ella ha habido demasiados espacios de silencios, demasiados reproches, demasiados disgustos y pocos momentos de confidencias y de alegría.

Por eso, para que el día de Reyes, podamos hacer unos a otros el regalo mejor, hagamos el regalo de nosotros mismos, dándoles gracias al otro por el regalo de su vida entregada a cada uno de nosotros.

Les ofrezco una poesía de Antonio Rabata, que dice así:

"Si quieres HACER FELIZ a alguien que quieres mucho, díselo hoy, ¡en vida, amigo, en vida!

Si deseas dar una FLOR, no esperes a que se muera, mándala hoy con amor, ¡en vida, amigo, en vida!

Si deseas decir:  TE QUIERO a la gente de tu casa y al amigo cerca o lejos, ¡en vida, amigo, en vida!

No esperes que se muera la gente para QUERERLA y que sienta tu AFECTO, ¡en vida, amigo, en vida!

Serás más feliz si aprendes a HACER FELICES a todos los que conozcas, ¡en vida, amigo, en vida!

No visites panteones, no llenes tumbas de flores, llena de amor los corazones,
 pero , ¡en vida, amigo, en vida!"

¡Felices Reyes amigos!
Esto nos hace reflexionar, ¿verdad?
Besos.

Esta noche llegan los Reyes Magos…….



Con motivo de este acontecimiento aprovechamos la oportunidad de expresar una idea que queremos, sea un deseo.
Dicen las Sagradas Escrituras Católicas, la Biblia, que Jesucristo, nació en un pesebre y fue visitado, entre otros, por unos Reyes  venidos de oriente.
La idea que se pretende mostrar de manera pedagógicamente sencilla,  es que este Jesucristo, que es Verdadero Hombre, pero también verdadero Dios, tomó la decisión de mostrarse en toda su verdad, en toda su inocencia, en toda su bondad, a los hombres de todas las culturas.
Esta decisión apunta a rescatar, al Hombre del efecto del pecado. Pero ese rescate, no esta limitado a una cultura en particular, la cultura hebrea en este caso, sino que si bien Jesucristo nació, un día concreto y en una cultura concreta, el efecto de su acción salvifica es abarcativa a todo el  tiempo y a toda la Humanidad.
Es por ello que aún hoy seguimos celebrando y adorando a ese niño que se mostró al mundo un día concreto y en una cultura  determinada.
Teniendo en cuenta estos conceptos, los invito pues, a celebrar la Noche de Reyes. La noche en que Jesucristo, el Hijo de Dios, se mostró a otras culturas.
Lic. José Miguel Toro


lunes, 3 de enero de 2011

"Tras la pista de los Magos".


¡Hola amigos! Ya estamos próximos a la festividad de la Epifanía, la manifestación del Señor, que se acerca a pasos agigantados.

Los Reyes Magos, aunque salieron por separado, se encontraron a dos millas de Jerusalén.

Los estudiosos parecen ponerse de acuerdo en que fueron tres.

Por aquel entonces todavía eran sólo Magos, pero como la práctica de la magia empezó a ser mal vista, se consideró poco apropiado, que personajes de estas características, se paseasen por el portal de Belén.

Así que de Magos, pasaron a ser Reyes: Melchor, Gaspar y Baltasar.

La primera vez que que se mencionan sus nombres es en un mosaico del siglo VI que se conserva en Rávena, Italia.

Por supuesto que en esa época todavía no se planteaba la idea de un Baltasar negro. Ahí aparece como un hombre de unos 40 años, con barba oscura, que lleva una ofrenda de mirra.

Melchor, al contrario de lo que ahora creemos, era un joven imberbe de unos 20 años, y porta el incienso.

Por último Gaspar, se nos presenta como un anciano de larga cabellera y barba blanca, con una bandeja de oro.

Otras fuentes invirtieron los nombres y, sólo desde hace 400 años, aparece Baltasar como un hombre negro.
Quedan así representadas las tres razas hasta entonces conocidas:
europea, asiática, y africana.

Según la tradición, Melchor, Gaspar y Baltasar llegaron a Belén después de 13 días de camino guiados por estrellas, sin necesidad de alimentos o bebidas. Necesitaron sin embargo, 2 años, guías e intérpretes para hacer el camino de regreso.

Los Reyes Magos vivieron más de 100 años.
Se cuenta que sus restos llegaron a Europa como parte de un regalo del emperador de Constantinopla a Eustorgio, Obispo de Milán en el siglo IV.

Todas las leyendas en torno a este viaje fantástico a Italia, coinciden en que a la entrada de Milán, la caja se hizo tan pesada, que obligó a la caravana a detenerse y fundar -como si de un mandato divino se tratase-  la Catedral milanesa donde permanecieron casi 8 siglos.

Pero el carácter peregrino de estos personajes ya lejendarios, no les hizo descansar ni mucho menos en paz.

Siglos más tarde, el 1 de Julio de 1164, Federico I, alias Barbarroja, saqueó Milán y robó las reliquias para trasladarlas a Colonia, allí se construyó la Catedral dedicada a los tres Reyes en el siglo XIII, y ahí siguen; aunque no faltan leyendas en torno a los Magos.

Según cuenta el periodista Pepe Rodríguez en su libro: "Mitos y ritos de la Navidad", se puede oir música de flauta y relinchar de caballos dentro de la tumba.

Historia, leyendas, antiguas tradiciones, todo se mezcla en este cuento de Navidad escrito por Pepe Rodríguez; poco importa qué es verdad y qué no lo es, lo cierto es que cada noche del 5 de Enero, los Reyes Magos de Oriente, los nuestros, los de toda la vida, protagonizan su viaje más emocionante, el que les lleva al corazón de miles de niños en los rincones más recónditos de la tierra.

Queridos amigos:
¡Que los Reyes Magos en ese día de fiesta tan hermosa para los mayores pero especialmente para los pequeños, vengan cargados de salud, de paz, de trabajo y de hermosas y lindas noticias!


Queridos hijos y nietos :
Gracias por vuestro  animoso comentario.
Intentaré seguir en esta línea y que guste tanto a ustedes como a cuantos se acerquen a mi blog.
Besitos cariñosos de la abuelita Angelita.

domingo, 2 de enero de 2011

VENTANA ABIERTA


"Gracias por la amistad"

  


Nuestro Señor:
            Te damos gracias por la amistad, porque Tú nos regalas tu presencia en ella, haciendo de nuestra vida un lugar habitable, un hogar de presencia…
           Nos has enseñado a confiar, nos has mostrado nuestra verdad reflejada en los ojos acogedores de la persona amiga, que han aprendido de Ti a querer sin exigir.
Nos envías en su compañía a nuestros hermanos, como entrega y misión, como desgaste y tarea de Reino.
            Hemos descubierto que la amistad no borra de nuestra vida la soledad, pero enriquece nuestros momentos a solas y éstos enriquecen nuestra vida de amistad.           
Señor, gracias, nuestro corazón, nuestra vida, rebosa agradecimiento por el gran regalo de la amistad. Porque a través de ella Tú nos muestras tu rostro, porque crecemos en el diálogo y en el vivirnos acogidos tal como somos, queridos más allá de tareas, cargos, responsabilidades… queridos como Tú quieres, a tu estilo… en incondicionalidad y profundidad.
            De esta amistad nace Vida, vida que es enviada a la misión entre nuestros hermanos.
Señor, que nuestra vida sea pasión por tu Reino, sea entrega generosa y radical.

Señor, nuestro Señor, Sé Tú el abrazo que nos une, la libertad que nos hace libres, la brisa que refresca nuestra vida de servicio.
Sé Tú quien nos enseñe a amar siempre, a discernir, a acoger.
Sé Tú la vida de nuestra vida, nuestro vínculo de unión, nuestro aliento en la entrega para no desfallecer.
Tú nos has hecho el regalo de la amistad para dar fruto en la misión… nuestro corazón, nuestra vida, hoy sólo puede darte gracias. ¡Gracias Señor!
 
 Angelita Grueso.
  
CANDIDATURA JUNTA DE GOBIERNO
Una vez finalizado el plazo de presentación de candidaturas,os informamos que el jueves 29 de abril la Junta de Gobierno reunida en cabildo de oficiales emite un informe favorable a la única candidatura presentada, dicho informe junto a la documentación aportada por la candidatura, se enviará a la autoridad eclesiástica para su ratificación. Una vez recibida la confirmación se informará de su correspondiente programa de actividades.
Se trata de la candidatura presentada por el hermano D. Luis Miguel González Blázquez, 31 años, lleva 16 años como hermano de la hermandad, ha pertenecido a 3 juntas de gobierno durante más de 8 años en los cargos de prioste 2º, prioste 1º y en esta última legislatura en el de Teniente Hermano Mayor.

Luis Miguel González Blázquez
candidato a Hermano Mayor
  
Los cargos de la Junta de Gobierno de candidatura son:
Hermano Mayor: Luis Miguel González Blázquez            
Teniente Hermano Mayor: María del Amor Gijón Aguilar
Mayordomo 1º: Rafael Manuel Ruíz Pérez                         
Mayordomo 2º: Lorena Serrano Aguayo
Mayordomo 3º: Sandra Gijón Aguilar
Secretario1º: Carlos González Hidalgo                                          
Secretario2º: Félix Ruíz Herrera                                
Fiscal: José Serrano Aguayo
Prioste 1º: Diego Rivas Carmona

Prioste 2º: David Calzón Martín
Promotor Sacramental: Manuel Benítez Ruíz
Diputado de Caridad: Débora Lancha Pérez
Diputado de Culto: Ángela María Esquinas Jiménez
Diputado de Juventud: Antonio Jesús Navarro Ornía
Diputado Mayor de Gobierno: José Luis López González 
El Cabildo General Abierto de Elecciones se celebrará el próximo viernes 25 de junio de 2010.


CABILDO GENERAL DE ELECCIONES

"Ventana abierta" 

lunes 21 de junio de 2010

CABILDO GENERAL DE ELECCIONES


el próximo día 25 de junio del 2010 sera el cabildo general de elecciones en la hdad de los dolores de torreblanca a las 20:15 en primera convocatoria y a las 21:45 horas en segunda convocatoria en los salones parroquiales de dicha hdad con una sola candidatura presentada por nuestro hermano y actual teniente hermano mayo LUIS MIGUEL GONZÁLEZ BLÁZQUEZ que lleva entre otros proyectos la realización de un nuevo paso de palio.
A continuacion le detallamos los siguientes cargos de dicha candidatura y foto de los candidatos.
Desde aquí desearle suerte a dicha junta de gobierno en estos cuatros años de largo recorrido que les queda si dios quiere.
 Que el señor de torreblanca les de fuerza para realizar los proyectos que dicha junta lleva en su candidatura.




Más informacion de la candidatura en la pagina web de la hdad. hermandaddelosdolores.org



Pulgarcita.


Érase una mujer que anhelaba tener un niño, pero no sabía dónde irlo a buscar. Al fin se decidió a acudir a una vieja bruja y le dijo:
- Me gustaría mucho tener un niño; dime cómo lo he de hacer.
- Sí, será muy fácil -respondió la bruja-. Ahí tienes un grano de cebada; no es como la que crece en el campo del labriego, ni la que comen los pollos. Plántalo en una maceta y verás maravillas.
- Muchas gracias -dijo la mujer; dio doce sueldos a la vieja y se volvió a casa; sembró el grano de cebada, y brotó enseguida una flor grande y espléndida, parecida a un tulipán, sólo que tenía los pétalos apretadamente cerrados, cual si fuese todavía un capullo.
- ¡Qué flor tan bonita! -exclamó la mujer, y besó aquellos pétalos rojos y amarillos; y en el mismo momento en que los tocaron sus labios, abrióse la flor con un chasquido. Era en efecto, un tulipán, a juzgar por su aspecto, pero en el centro del cáliz, sentada sobre los verdes estambres, veíase una niña pequeñísima, linda y gentil, no más larga que un dedo pulgar; por eso la llamaron Pulgarcita.
Le dio por cuna una preciosa cáscara de nuez, muy bien barnizada; azules hojuelas de violeta fueron su colchón, y un pétalo de rosa, el cubrecama. Allí dormía de noche, y de día jugaba sobre la mesa, en la cual la mujer había puesto un plato ceñido con una gran corona de flores, cuyos peciolos estaban sumergidos en agua; una hoja de tulipán flotaba a modo de barquilla, en la que Pulgarcita podía navegar de un borde al otro del plato, usando como remos dos blancas crines de caballo. Era una maravilla. Y sabía cantar, además, con voz tan dulce y delicada como jamás se haya oído.
Una noche, mientras la pequeñuela dormía en su camita, presentóse un sapo, que saltó por un cristal roto de la ventana. Era feo, gordote y viscoso; y vino a saltar sobre la mesa donde Pulgarcita dormía bajo su rojo pétalo de rosa.
«¡Sería una bonita mujer para mi hijo!», dijose el sapo, y, cargando con la cáscara de nuez en que dormía la niña, saltó al jardín por el mismo cristal roto.
Cruzaba el jardín un arroyo, ancho y de orillas pantanosas; un verdadero cenagal, y allí vivía el sapo con su hijo. ¡Uf!, ¡y qué feo y asqueroso era el bicho! ¡igual que su padre! «Croak, croak, brekkerekekex! », fue todo lo que supo decir cuando vio a la niñita en la cáscara de nuez.
- Habla más quedo, no vayas a despertarla -le advirtió el viejo sapo-. Aún se nos podría escapar, pues es ligera como un plumón de cisne. La pondremos sobre un pétalo de nenúfar en medio del arroyo; allí estará como en una isla, ligera y menudita como es, y no podrá huir mientras nosotros arreglamos la sala que ha de ser vuestra habitación debajo del cenagal.
Crecían en medio del río muchos nenúfares, de anchas hojas verdes, que parecían nadar en la superficie del agua; el más grande de todos era también el más alejado, y éste eligió el viejo sapo para depositar encima la cáscara de nuez con Pulgarcita.
Cuando se hizo de día despertó la pequeña, y al ver donde se encontraba prorrumpió a llorar amargamente, pues por todas partes el agua rodeaba la gran hoja verde y no había modo de ganar tierra firme.
Mientras tanto, el viejo sapo, allá en el fondo del pantano, arreglaba su habitación con juncos y flores amarillas; había que adornarla muy bien para la nuera. Cuando hubo terminado nadó con su feo hijo hacia la hoja en que se hallaba Pulgarcita. Querían trasladar su lindo lecho a la cámara nupcial, antes de que la novia entrara en ella. El viejo sapo, inclinándose profundamente en el agua, dijo:
- Aquí te presento a mi hijo; será tu marido, y viviréis muy felices en el cenagal.
- ¡Coax, coax, brekkerekekex! -fue todo lo que supo añadir el hijo. Cogieron la graciosa camita y echaron a nadar con ella; Pulgarcita se quedó sola en la hoja, llorando, pues no podía avenirse a vivir con aquel repugnante sapo ni a aceptar por marido a su hijo, tan feo.
Los pececillos que nadaban por allí habían visto al sapo y oído sus palabras, y asomaban las cabezas, llenos de curiosidad por conocer a la pequeña. Al verla tan hermosa, les dio lástima y les dolió que hubiese de vivir entre el lodo, en compañía del horrible sapo. ¡Había que impedirlo a toda costal Se reunieron todos en el agua, alrededor del verde tallo que sostenía la hoja, lo cortaron con los dientes y la hoja salió flotando río abajo, llevándose a Pulgarcita fuera del alcance del sapo.
En su barquilla, Pulgarcita pasó por delante de muchas ciudades, y los pajaritos, al verla desde sus zarzas, cantaban: «¡Qué niña más preciosa!». Y la hoja seguía su rumbo sin detenerse, y así salió Pulgarcita de las fronteras del país.
Una bonita mariposa blanca, que andaba revoloteando por aquellos contornos, vino a pararse sobre la hoja, pues le había gustado Pulgarcita. Ésta se sentía ahora muy contenta, libre ya del sapo; por otra parte, ¡era tan bello el paisaje! El sol enviaba sus rayos al río, cuyas aguas refulgían como oro purísimo. La niña se desató el cinturón, ató un extremo en torno a la mariposa y el otro a la hoja; y así la barquilla avanzaba mucho más rápida.
Más he aquí que pasó volando un gran abejorro, y, al verla, rodeó con sus garras su esbelto cuerpecito y fue a depositarlo en un árbol, mientras la hoja de nenúfar seguía flotando a merced de la corriente, remolcada por la mariposa, que no podía soltarse.
¡Qué susto el de la pobre Pulgarcita, cuando el abejorro se la llevó volando hacia el árbol! Lo que más la apenaba era la linda mariposa blanca atada al pétalo, pues si no lograba soltarse moriría de hambre. Al abejorro, en cambio, le tenía aquello sin cuidado. Posóse con su carga en la hoja más grande y verde del árbol, regaló a la niña con el dulce néctar de las flores y le dijo que era muy bonita, aunque en nada se parecía a un abejorro. Más tarde llegaron los demás compañeros que habitaban en el árbol; todos querían verla. Y la estuvieron contemplando, y las damitas abejorras exclamaron, arrugando las antenas: - ¡Sólo tiene dos piernas; qué miseria!-. ¡No tiene antenas! -observó otra-. ¡Qué talla más delgada, parece un hombre! ¡Uf, que fea! -decían todas las abejorras.
Y, sin embargo, Pulgarcita era lindísima. Así lo pensaba también
el abejorro que la había raptado; pero viendo que todos los demás
decían que era fea, acabó por creérselo y ya no la quiso. Podía marcharse adonde le apeteciera. La bajó, pues, al pie del árbol, y la depositó sobre una margarita. La pobre se quedó llorando, pues era tan
fea que ni los abejorros querían saber nada de ella. Y la verdad es que no se ha visto cosa más bonita, exquisita y límpida, tanto como el más bello pétalo de rosa.
Todo el verano se pasó la pobre Pulgarcita completamente sola en el inmenso bosque. Trenzóse una cama con tallos de hierbas, que suspendió de una hoja de acedera, para resguardarse de la lluvia; para comer recogía néctar de las flores y bebía del rocío que todas las mañanas se depositaba en las hojas. Así transcurrieron el verano y el otoño; pero luego vino el invierno, el frío y largo invierno. Los pájaros, que tan armoniosamente habían cantado, se marcharon; los árboles y las flores se secaron; la hoja de acedera que le había servido de cobijo se arrugó y contrajo, y sólo quedó un tallo amarillo y marchito. Pulgarcita pasaba un frío horrible, pues tenía todos los vestidos rotos; estaba condenada a helarse, frágil y pequeña como era. Comenzó a nevar, y cada copo de nieve que le caía encima era como si a nosotros nos echaran toda una palada, pues nosotros somos grandes, y ella apenas medía una pulgada. Envolvióse en una hoja seca, pero no conseguía entrar en calor; tiritaba de frío.
Junto al bosque extendíase un gran campo de trigo; lo habían segado hacía tiempo, y sólo asomaban de la tierra helada los rastrojos desnudos y secos. Para la pequeña era como un nuevo bosque, por el que se adentró, y ¡cómo tiritaba! Llegó frente a la puerta del ratón de campo, que tenía un agujerito debajo de los rastrojos. Allí vivía el ratón, bien calentito y confortable, con una habitación llena de grano, una magnífica cocina y un comedor. La pobre Pulgarcita llamó a la puerta como una pordiosera y pidió un trocito de grano de cebada, pues llevaba dos días sin probar bocado. .
-¡Pobre pequeña! -exclamó el ratón, que era ya viejo, y bueno en el fondo-, entra en mi casa, que está bien caldeada y comerás conmigo-. Y como le fuese simpática Pulgarcita, le dijo: - Puedes pasar el invierno aquí, si quieres cuidar de la limpieza de mi casa, y me explicas cuentos, que me gustan mucho.
Pulgarcita hizo lo que el viejo ratón le pedía y lo pasó la mar de bien.
- Hoy tendremos visita -dijo un día el ratón-. Mi vecino suele venir todas las semanas a verme. Es aún más rico que yo; tiene grandes salones y lleva una hermosa casaca de terciopelo negro. Si lo quisieras por marido nada te faltaría. Sólo que es ciego; habrás de explicarle las historias más bonitas que sepas.
Pero a Pulgarcita le interesaba muy poco el vecino, pues era un topo.
Éste vino, en efecto, de visita, con su negra casaca de terciopelo. Era rico e instruido, dijo el ratón de campo; tenía una casa veinte veces mayor que la suya. Ciencia poseía mucha, mas no podía sufrir el sol ni las bellas flores, de las que hablaba con desprecio, pues no, las había visto nunca.
Pulgarcita hubo de cantar, y entonó «El abejorro echó a volar» y «El fraile descalzo va campo a través». El topo se enamoró de la niña por su hermosa voz, pero nada dijo, pues era circunspecto.
Poco antes había excavado una larga galería subterránea desde su casa a la del vecino e invitó al ratón y a Pulgarcita a pasear por ella siempre que les viniese en gana. Advirtióles que no debían asustarse del pájaro muerto que yacía en el corredor; era un pájaro entero, con plumas y pico, que seguramente había fallecido poco antes y estaba enterrado justamente en el lugar donde habla abierto su galería.
El topo cogió con la boca un pedazo de madera podrida, pues en la oscuridad reluce como fuego, y, tomando la delantera, les alumbró por el largo y oscuro pasillo. Al llegar al sitio donde yacía el pájaro muerto, el topo apretó el ancho hocico contra el techo y, empujando la tierra, abrió un orificio para que entrara luz. En el suelo había una golondrina muerta, las hermosas alas comprimidas contra el cuerpo, las patas y la cabeza encogidas bajo el ala. La infeliz avecilla había muerto de frío. A Pulgarcita se le encogió el corazón, pues quería mucho a los pajarillos, que durante todo el verano habían estado cantando y gorjeando a su alrededor. Pero el topo, con su corta pata, dio un empujón a la golondrina y dijo:
- Ésta ya no volverá a chillar. ¡Qué pena, nacer pájaro! A Dios gracias, ninguno de mis hijos lo será. ¿Qué tienen estos desgraciados, fuera de su quivit, quivit? ¡Vaya hambre la que pasan en invierno!
- Habláis como un hombre sensato -asintió el ratón-. ¿De qué le sirve al pájaro su canto cuando llega el invierno? Para morir de hambre y de frío, ésta es la verdad; pero hay quien lo considera una gran cosa.
Pulgarcita no dijo esta boca es mía, pero cuando los otros dos hubieron vuelto la espalda, se inclinó sobre la golondrina y, apartando las plumas que le cubrían la cabeza, besó sus ojos cerrados.
«¡Quién sabe si es aquélla que tan alegremente cantaba en verano!», pensó. «¡Cuántos buenos ratos te debo, mi pobre pajarillo!».
El topo volvió, a tapar el agujero por el que entraba la luz del día y acompañó a casa a sus vecinos. Aquella noche Pulgarcita no pudo pegar un ojo; saltó, pues, de la cama y trenzó con heno una grande y bonita manta, que fue a extender sobre el avecilla muerta; luego la arropó bien, con blanco algodón que encontró en el cuarto de la rata, para que no tuviera frío en la dura tierra.
- ¡Adiós, mi pajarito! -dijo-. Adiós y gracias por las canciones con que me alegrabas en verano, cuando todos los árboles estaban verdes y el sol nos calentaba con sus rayos.
Aplicó entonces la cabeza contra el pecho del pájaro y tuvo un estremecimiento; parecióle como si algo latiera en él. Y, en efecto, era el corazón, pues la golondrina no estaba muerta, y sí sólo entumecida. El calor la volvía a la vida.
En otoño, todas las golondrinas se marchan a otras tierras más cálidas; pero si alguna se retrasa, se enfría y cae como muerta. Allí se queda en el lugar donde ha caído, y la helada nieve la cubre.
Pulgarcita estaba toda temblorosa del susto, pues el pájaro era enorme en comparación con ella, que no medía sino una pulgada. Pero cobró ánimos, puso más algodón alrededor de la golondrina, corrió a buscar una hoja de menta que le servía de cubrecama, y la extendió sobre la cabeza del ave.
A la noche siguiente volvió a verla y la encontró viva, pero extenuada; sólo tuvo fuerzas para abrir los ojos y mirar a Pulgarcita, quien, sosteniendo en la mano un trocito de madera podrida a falta de linterna, la estaba contemplando.
- ¡Gracias, mi linda pequeñuela! -murmuró la golondrina enferma-. Ya he entrado en calor; pronto habré recobrado las fuerzas y podré salir de nuevo a volar bajo los rayos del sol.
- ¡Ay! -respondió Pulgarcita-, hace mucho frío allá fuera; nieva y hiela. Quédate en tu lecho calentito y yo te cuidaré.
Le trajo agua en una hoja de flor para que bebiese. Entonces la golondrina le contó que se había lastimado un ala en una mata espinosa, y por eso no pudo seguir volando con la ligereza de sus compañeras, las cuales habían emigrado a las tierras cálidas. Cayó al suelo, y ya no recordaba nada más, ni sabía cómo había ido a parar allí.
El pájaro se quedó todo el invierno en el subterráneo, bajo los amorosos cuidados de Pulgarcita, sin que lo supieran el topo ni el ratón, pues ni uno ni otro podían sufrir a la golondrina.
No bien llegó la primavera y el sol comenzó a calentar la tierra, la golondrina se despidió de Pulgarcita, la cual abrió el agujero que había hecho el topo en el techo de la galería. Entró por él un hermoso rayo de sol, y la golondrina preguntó a la niñita si quería marcharse con ella; podría montarse sobre su espalda, y las dos se irían lejos, al verde bosque. Mas Pulgarcita sabía que si abandonaba al ratón le causaría mucha pena.
- No, no puedo -dijo.
- ¡Entonces adiós, adiós, mi linda pequeña! -exclamó la golondrina, remontando el vuelo hacia la luz del sol. Pulgarcita la miró partir, y las lágrimas le vinieron a los ojos; pues le había tomado mucho afecto.
- ¡Quivit, quivit! -chilló la golondrina, emprendiendo el vuelo hacia el bosque. Pulgarcita se quedó sumida en honda tristeza. No le permitieron ya salir a tomar el sol. El trigo que habían sembrado en el campo de encima creció a su vez, convirtiéndose en un verdadero bosque para la pobre criatura, que no medía más de una pulgada.
- En verano tendrás que coserte tu ajuar de novia -le dijo un día el ratón. Era el caso que su vecino, el fastidioso topo de la negra pelliza, había pedido su mano-. Necesitas ropas de lana y de hilo; has de tener prendas de vestido y de cama, para cuando seas la mujer del topo.

Pulgarcita tuvo que echar mano del huso, y el ratón contrató a cuatro arañas, que hilaban y tejían para ella día y noche. Cada velada venía de visita el topo, y siempre hablaba de lo mismo: que cuando terminase el verano, el sol no quemaría tanto; que la tierra dejaría de arder y de estar dura como una piedra; y que entonces se celebraría la boda. Mas Pulgarcita no se alegraba ni pizca, pues no podía sufrir al aburrido topo. Cada mañana, a la hora de salir el sol, y cada atardecer, a la hora de ponerse, se deslizaba fuera, sin hacer ruido, y cuando el viento separaba las espigas, descubriendo el cielo azul, la niña pensaba en lo precioso que debía ser todo aquel mundo de luz, y sentía un gran deseo de volver a ver a su golondrina; pero ésta nunca acudía; indudablemente, estaría muy lejos, en el verde bosque.
Al llegar el otoño, Pulgarcita tenía listo su ajuar.
- Dentro de cuatro semanas será la boda -dijo el ratón. Pero la pequeña, prorrumpiendo a llorar, manifestó que no quería al pesado topo.
- ¡Tonterías! -replicó el ratón-. No te pongas terca o te morderé con mi diente blanco. ¡Despreciar a un hombre tan guapo! ¡Ni la reina tiene un abrigo de terciopelo negro como el suyo! Y no hablemos de su cocina y su despensa, que son lo mejor de lo mejor. Tendrías que dar gracias a Dios por la suerte que tienes.
Llegó el día de la boda. El topo se presentó a buscar a Pulgarcita, para llevársela a vivir con él debajo de la tierra, donde ya no volvería a ver la luz del día, a la que él tenía horror. La pobrecilla estaba desolada. Quiso salir a despedirse del sol, que bañaba aún la puerta de la casa del ratón.
- ¡Adiós, sol de mi vida! -exclamó, y, levantando el cielo los brazos, avanzó unos pasos por el campo, segado ya y cubierto solamente por los secos rastrojos ¡Adiós, adiós! -repitió, abrazando una florecita roja que crecía en el lugar-. Saluda de mi parte a mi querida golondrina si acertares a verla.
- ¡Quivit, quivit! -oyó en aquel mismo instante encima de su cabeza, y, al levantar los ojos, divisó a la golondrina que pasaba volando. ¡Qué alegría la de Pulgarcita, cuando la reconoció! Le contó cuán a disgusto se casaba con el feo topo, y cómo tendría que vivir bajo tierra, donde no vería jamás la luz del sol. Y mientras hablaba no podía contener las lágrimas.
- Se acerca el frío invierno -dijo la golondrina-, me marcho a países más cálidos. ¿Quieres venirte conmigo? ¡Móntate en mi espalda! Te atas con el cinturón y huiremos del horrible topo y de su oscura madriguera; cruzaremos las montañas en busca de tierras calurosas, donde el sol es aún más brillante que aquí, donde reina un eterno verano y crecen flores magníficas. ¡Vente conmigo, mi querida Pulgarcita, que me salvaste la vida cuando yacía como muerta en el tenebroso subterráneo!
- ¡Sí, me voy contigo! -dijo Pulgarcita. Se sentó sobre el dorso del pájaro, apoyando los pies en sus alas desplegadas, ató el cinturón a una de las plumas más resistentes y la golondrina echó a volar, remontándose en el aire, a través de bosques y mares, por encima de
montañas eternamente cubiertas de nieve. La niña tiritaba en aquel aire tan frío, por lo que se escurrió bajo las calientes plumas del ave, asomando únicamente la cabeza para poder seguir admirando las bellezas que se desplegaban al fondo.
Y llegaron a las tierras cálidas, donde el sol brilla mucho más esplendoroso que aquí, el cielo parece mucho más alto, y en los ribazos y setos crecen hermosísimos racimos verdes y rojos. En los bosques penden limones y naranjas, impregna el aire una fragancia de mirtos y menta, y por los caminos corretean niños encantadores, jugando con grandes y abigarradas mariposas. Pero la golondrina proseguía su vuelo, y cada vez era el espectáculo más bello. En mitad de un bosquecillo de majestuosos árboles verdes, al borde de un lago azul, levantábase un soberbio palacio de mármol blanco, construido en tiempos antiguos. Trepaban parras por sus altas columnas, y en la cima de ellas había muchos nidos de golondrina; uno era la morada de la que transportaba a Pulgarcita.
- Ésta es mi casa -dijo el ave-. Pero si prefieres buscarte una para ti en las flores que crecen en el suelo, te bajaré hasta él y lo pasarás a las mil maravillas.
- ¡Qué hermosura! -exclamó Pulgarcita, dando una palmada con sus manitas minúsculas.
Yacía allí una gran columna blanca, que se había desplomado y roto en tres pedazos, entre los cuales crecían exquisitas flores, blancas también. La golondrina descendió con Pulgarcita a cuestas y la depositó sobre uno de sus anchos pétalos. Pero, ¡qué sorpresa! En el cáliz de la flor había un hombrecillo blanco y transparente, como de cristal; llevaba en la cabeza una lindísima corona de oro, y de sus hombros salían dos diáfanas alas; y el personajillo no era mayor que Pulgarcita. Era el ángel de la flor. En cada una moraba uno de aquellos enanitos, varón o hembra; pero aquel era el rey de todos.
- ¡Dios mío, y qué hermoso! - susurró Pulgarcita al oído de la golondrina. El principito tuvo un susto al ver al pájaro, que era enorme en comparación con él, tan menudo y delicado; pero al descubrir a Pulgarcita quedó encantado: era la muchacha más bonita de cuantas viera jamás. Se quitó de la cabeza la corona de oro y la puso en la de ella, al tiempo que le preguntaba su nombre y si quería casarse con él. Si aceptaba, sería la reina de todas las flores. ¡Qué diferencia entre este pretendiente y el hijo del sapo, y el topo de la pelliza negra! Dijo, pues, que sí al apuesto príncipe, y entonces salió de cada flor una dama o un caballero, tan gentiles que daba gozo verlos. Cada uno trajo un regalo a Pulgarcita, pero el mejor de todos fue un par de hermosas alas que le ofreció una gran mosca blanca; las aplicaron a la espalda de Pulgarcita, y en adelante también ella pudo volar de flor en flor. Hubo gran regocijo, y la golondrina, desde su nido, les dedicó sus más bellos cantos, aunque en el fondo estaba triste, pues quería de todo corazón a Pulgarcita y la apenaba tener que separarse de ella.
- Ya no te llamarás Pulgarcita -dijo a la niña el ángel de las flores-. Es un nombre muy feo, y tú eres muy bonita. Te llamaremos Maya.
- ¡Adiós, adiós! -cantó la golondrina emprendiendo de nuevo el vuelo con rumbo a Dinamarca, donde tenía un nidito encima de la ventana de la casa de aquel hombre que tantos cuentos sabe. Saludólo con su «¡quivit, quivit! », y así es como conocemos toda esta historia.
 

sábado, 1 de enero de 2011

"Empezando con buen pie".



Queridos amigos:
En este día en el que acabamos de dar comienzo al Nuevo Año 2011, no hay frase más repetida que aquella de: "Año Nuevo, vida nueva".

Pero, ¿cómo de nueva queremos hacer nuestra vida?

Para la mayoría quizás , sería nueva si nos sucediese algo importante: que nos tocase la lotería por ejemplo, o encontrásemos el amor de nuestra vida, o pudiésemos tener el trabajo soñado.

Sin embargo no tenemos la capacidad de que nos sucedan cosas, pero si tenemos la enorme capacidad de renovar nuestra vida haciendo cosas:

¿Cosas importantes? ¿Hacer que le toque la lotería a los demás o resolver los problemas de nuestro mundo?

¡No! Pero  haciendo bien las cosas pequeñas, desarrollamos la capacidad más grande que tenemos, la que nos hace más plenamente humanos y auténticamente personas: la capacidad de dar y de recibir amor, la capacidad de ternura, de solidaridad, de humanidad en definitiva.
Se trata quizá de pocas cosas, pequeñas cosas, pero que cambian nuestra vida al procurar cambiarle la vida a los demás.

José Luis Martín Descalzo, maestro en tantas cosas, nos dejó un perfecto arte de amar en 24 modos de hacer felices a los demás.

Se los voy a exponer:

1. Aprenderse los nombres de las personas que trabajan con nosotros o de los que nos cruzamos en el ascensor y tratarles luego por su nombre.
2. Estudiar los gustos ajenos y tratar de complacerles.
3. Pensar por principio, bien de todo el mundo.
4. Tener la manía de hacer el bien, sobre todo a los que no se lo merecerían teóricamente.
5. Sonreir, sonreir a todas horas, con ganas y sin ellas.
6. Multiplicar el saludo, incluso a los semiconocidos.
7. Visitar a los enfermos, sobre todo si son crónicos.
8. Prestar libros, aunque te pierdan alguno. Tú devuélvelo siempre.
9. Haced favores y concededlos antes de que terminen de pedírtelo.
10. Olvidar las ofensas y sonreir especialmente al ofensor.
11. Aguantar a los pesados, no poner cara de vinagre escuchándolos.
12. Tratar a los antipáticos, conversar con los sordos sin ponerse nervioso.
13. Contestar si te es posible a todas las cartas.
14. Entretener a los niños chiquitines, no pensar que con ellos pierdes el tiempo.
15. Animar a los ancianos, no engañarlos como a chiquillos, pero subrayar todo lo positivo que encuentres en ellos.
16. Recordad las fechas de los santos y cumpleaños de los conocidos y amigos.
17. Haced regalos muy pequeños, que demuestren cariño, pero que no creen obligación de ser compensados con otro regalo.
18. Acudir puntualmente a las citas, aunque tengas que esperar tú.
19. Contarle a la gente, las cosas buenas que alguien ha dicho de ellas.
20. Dar buenas noticias.
21. No contradecir por sistema a todos los que hablan con nosotros.
22. Exponer nuestras razones en las discusiones, pero sin tratar de aplastar.
23. Mandar con tono suave, no gritar nunca.
24. Corregir de modo que se te note que te duele el hacerlo.

Incluye Martín Descalzo:

La lista podía ser interminable, y los ejemplos similares infinitos.
Y ya sé que son minucias, pero con millones de pequeñas minucias como estas, el mundo sería más habitable; y entonces sería verdaderamente una vida nueva en un año nuevo, porque al favorecer, al mejorar, al cambiar la vida de los demás, también nos estamos cambiando y renovando la nuestra.

¡Feliz Año Nuevo, amigos!



La Buena Noticia del Señor.



El Evangelio de cada día.


LA GUERRA DEL FIN DE AÑO,

LA REPETIDA GUERRA,

LA PAZ URGENTE


 

ninoshuyen


A la vez que celebramos y nos deseamos felicidad para el año que viene, y lo hacemos con toda sinceridad,  y es lo que corresponde porque hemos nacido para tener vida y tenerla en abundancia,
la guerra enmarca este fin de año.
 Por eso nuestro deseo más intenso es que amaine la violencia.
En Gaza  o en Vizcatán, en Pakistán o la selva de Colombia, en cualquier otro lugar del mundo en la que las circunstancias hayan armado las manos y desarmado el diálogo, para felicidad de los vendedores de armas y los vendedores de muertes, la urgencia es la paz.

También es de desear que, en el plano local,  distraídos por tanta construcción de realidad farandulera y minuciosa desinformación de temas importantes, la paz no nos sea indiferente.

Sólo le pido a Dios

Sólo le pido a Dios
que el dolor no me sea indiferente,
que la reseca muerte no me encuentre
vacío y solo sin haber hecho lo suficiente.


Sólo le pido a Dios
que lo injusto no me sea indiferente,
que no me abofeteen la otra mejilla
después que una garra me arañó esta suerte.


Sólo le pido a Dios
que la guerra no me sea indiferente,
es un monstruo grande y pisa fuerte
toda la pobre inocencia de la gente.


Sólo le pido a Dios
que el engaño no me sea indiferente
si un traidor puede más que unos cuantos,
que esos cuantos no lo olviden fácilmente.


Sólo le pido a Dios
que el futuro no me sea indiferente,
desahuciado está el que tiene que marchar
a vivir una cultura diferente.


Espero vuestros comentarios, amigos/as.

Navidad 2010 y Año Nuevo 2011.

Querid@s amig@s:

¡Que Dios ilumine nuestras vidas y caminos, y seamos siempre seres de bien y para el bien, amén ...!



Sabemos que cada año por estas fechas nuestro espíritu se llena de gozo y por esta causa nos sentimos más sensibles y más cerca de nuestros seres queridos y del mundo entero, deseando sólo paz, salud, amor, solidaridad, justicia -que no es poco- y todas las cosas que nos hacen tanto bien y nos reponen de los avatares de la vida diaria.



Y aunque hay muchas injusticias.
Aunque el mundo actualmente está tan convulsionado, el clima mundial de lluvias y desastres naturales nos hacen llorar y pedir por quienes sufren -más que nosotros mismos- deseo que todos podamos, a pesar de la adversidad, pasar una feliz navidad 2010, aprendiendo cada vez más de nuestro prójimo.

 Que esta Navidad  nos haga mejores personas cada día y que el Año Nuevo 2011, nos traiga soluciones posibles y valederas para que vivamos -como menciono al comienzo de mi felicitación- en paz, solidaridad, amor, armonía, justicia, tolerancia, salud, prosperidad...
 Que los ciudadanos del mundo podamos idear una mejor manera de vivir, respetando nuestras diferencias y comprendiéndonos mejor, para lograr el bien universal que tanto nos merecemos.


Ese es mi gran deseo para todos los que vivimos en este querido planeta llamado tierra.



Con mis mejores deseos de todo corazón.
Felices Fiestas, amig@s

El valor de un abrazo

"Ventana abierta"


El valor de un abrazo

Hay muchas familias que no acostumbran expresarse a través
del contacto físico. No se abrazan, no se besan no se tocan.
Si así son los padres, así serán los hijos.


Esos hijos al crecer, sentirán el impulso de abrazar al amigo, al compañero de trabajo, etc., pero se sentirán reprimidos, les será difícil exteriorizar sus sentimientos.


Es la cosa más absurda enseñarle a los niños varones, que los hombres no lloran y que no deben ser tiernos.
Estos niños serán hombres reprimidos y quizá hasta violentos.
Ningún hombre deja de ser hombre por abrazar a un hermano, a un amigo, a su hijo, a su padre.
Las manifestaciones de cariño, hacen a un hombre más hombre y más humano.

 

Es muy importante enseñar a los hijos a expresar sus sentimientos.
Así, de adultos, serán personas más extrovertidas sin prejuicios tontos. Tendrán mayor capacidad de comunicación y de tener matrimonios más felices.


Un abrazo puede curar heridas del pasado.
Un abrazo puede decir más que las palabras.
Un abrazo puede decir perdóname y también puede decir te perdono.

Dios dio al ser humano el don de la expresión de las emociones.
Nunca reprimas un abrazo. En este mundo, donde existen tantas almas necesitadas de afecto, un abrazo es como decirle: no estás solo(a).


Proponte este nuevo año, a dar muchos abrazos. Abraza a tus padres, a tus hijos, a tu esposo(a), a tus amigos,, a tus empleados, a tus compañeros de trabajo. etc.


Un gran abrazo para ti de Año Nuevo.