"Ventana abierta"
RINCÓN PARA ORAR
SOR MATILDE
ENCARAR LA TENTACIÓN CON LA PALABRA DE DIOS
1 Jesús,
lleno de Espíritu Santo, se volvió del Jordán, y era conducido por el Espíritu
en el desierto,
2
durante cuarenta días, tentado por el diablo. No comió nada en aquellos días y,
al cabo de ellos, sintió hambre.
3
Entonces el diablo le dijo: «Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se
convierta en pan.»
4 Jesús
le respondió: «Este escrito: No sólo de pan vive el hombre.»
5
Llevándole a una altura le mostró en un instante todos los reinos de la tierra;
6 y le
dijo el diablo: «Te daré todo el poder y la gloria de estos reinos, porque a mí
me ha sido entregada, y se la doy a quien quiero.
7 Si,
pues, me adoras, toda será tuya.»
8 Jesús
le respondió: «Este escrito: Adorarás al Señor tu Dios y sólo a él darás
culto.»
9 Le
llevó a Jerusalén, y le puso sobre el alero del Templo, y le dijo: «Sieres Hijo
de Dios, tírate de aquí abajo;
10
porque está escrito: A sus ángeles te encomendará para que te guarden.
11 Y: En
sus manos te llevarán para que no tropiece tu pie en piedra alguna.»
12 Jesús
le respondió: «Está dicho: No tentarás al Señor tu Dios.»
13
Acabada toda tentación, el diablo se alejó de él hasta un tiempo oportuno. (Lc.
4, 1- 13)
Jesús, después de su bautismo por Juan en el Jordán, donde la voz del Padre lo acreditó como Hijo muy amado y la total complacencia suya”, se dirige poco a poco hacia el desierto. El Espíritu Santo, lo empuja allá. Dice San Mateo, el evangelista que, “lo llevó para ser tentado por el Diablo”.
Jesús, está muy familiarizado con la historia del Pueblo de Israel en sus 40 años caminando por el desierto y siendo muy tentado por Satanás. Allí, el pueblo sucumbió a la tentación muchas veces. Y Jesús, como hombre, quiso experimentar esta fuerza demoníaca que arranca a tantos hombres de la presencia de Dios. Con esto, quiso darnos ejemplo, no sólo para decirnos a qué sabe la incitación al mal, sino también, cómo vencerla. Jesús, es Dios y, en su naturaleza divina es imposible ser tentado, pero no así en su naturaleza humana que Él asumió en su Persona “como uno de tantos”. Así, la incitación al mal se refiere a la sensibilidad y a las potencias humanas de inteligencia y voluntad y demás.
Pero, no olvidemos que Satanás es espíritu puro y penetra en la humanidad de los hombres provocándolos, sobre todo a apartarlos de la voluntad de Dios. Y Jesús, había acogido con amor “la forma” y “el modo” con que el Padre quería salvar a sus hermanos del pecado y de la muerte. Y ese deseo de Dios, pasaba por la humillación del Hijo hasta el colmo de ser rechazado y colgado en un madero.
Esta “historia futura de Salvación” en su Cuerpo, la tenía Jesús muy presente y aquí había un punto de inflexión en el que el Diablo podría vencer al Mesías: alejarle del querer divino y hacerle caer en el pecado de desobediencia a Dios: ¡el mismo que apartó a Adán y Eva de la amistad divina!
Y, nos cuentan los Evangelistas que, el arma poderosa que esgrimió Jesús contra el Maligno, fue la Palabra de Dios. En las tres tentaciones cita, una a una, un pasaje del Antiguo Testamento: (Dt. 8,3; Dt. 6,16; Dt. 6,13). Aunque, ladinamente, el Diablo también usa la Palabra de Dios con el salmo (90,11s.), para que Jesús caiga también en la trampa.
En esta lid, Jesús nos da ejemplo y alecciona para que en nuestras tentaciones esperemos de la Palabra de Dios, nuestro infalible auxilio. Dios, con sus ángeles, nos recordarán el texto que necesitamos en esta difícil lucha. Dios, nos asiste siempre con su Espíritu Santo y “no permitirá que seamos tentados por encima de nuestras fuerzas”. Y el Don que nos traerá el Espíritu, es el Don de Temor de Dios que, siempre velará para que seamos humildes y obedientes a la voluntad divina y, esto, si somos prudentes y no temerarios en nuestros peligros. Dios siempre nos asistirá y nos salvarán.
¡Jesús, danos tu Espíritu Santo que fortalezca nuestra humanidad para decir “no” al Diablo siempre que se nos insinúe en nuestra vida! ¡Tú lo puedes y has vencido al Maligno porque amaste al Padre por encima de todo otro dios y siempre preferiste su Plan y deseo por encima de tu humanidad doliente! ¡Así como tuviste que soportar la contradicción por parte de los pecadores, no nos dejes caer en la tentación, mi Jesús, Divino! ¡Amén! ¡Amén!
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