"Ventana abierta"
El recuerdo de la madre siempre es tranquilizador, pero cuando esta Madre es María, la paz inunda nuestra alma, la sonrisa aflora a nuestros labios, la alegría penetra a nuestra vida. Piensa, pues, con frecuencia en María, tenla presente en todos los momentos de tu vida, invócala sobre todo en los tramos más difíciles y comprometidos.
SI VAS CON ELLA, NO PERDERÁS EL RUMBO
LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA
La caridad es el amor que brota del Corazón de Dios y anida en la tierra del corazón de las madres.
María, como Madre de Dios y Madre espiritual de los hombres, es por lo tanto, doblemente expresión del amor; de ahí que, después de Dios no podemos suponer a nadie tan bondadoso y lleno de amor como la Virgen.
El cristiano es también un hombre, que está llamado a vivir el amor a Dios y al prójimo, es decir, el amor teologal o la caridad; no puede, pues, dejar de vivir ese amor a Dios y a los hermanos.
MARÍA, QUE PRONUNCIASTE EL SÍ DE LA ANUNCIACIÓN, SÉ NUESTRA GUÍA EN LA ENTREGA Y EL SERVICIO.
"Hoy entramos en Cuaresma"
El Miércoles de Ceniza marca el comienzo de la Cuaresma, tiempo de conversión y preparación para la Pascua. El Miércoles de Ceniza también es un día de ayuno.
En este sentido, podemos recordar a Judit del Antiguo Testamento: ella ayunó y pidió a la gente de su ciudad que ayunara, gracias a lo cual pudo derrotar al enemigo. El paralelo entre la Virgen María y Judit lo establece el Evangelio de San Lucas (Lc 1,42 // Jdt 13,14-1). Hoy, María nos acompaña en nuestros ayunos.
Durante la Cuaresma, a veces cantamos, como en la Iglesia Oriental, el gran Canon de San Andrés de Creta, un canto que anima por el camino de la conversión. La Virgen María está discretamente presente:
«El que nació de ti, oh María, / es el pastor de nuestras almas; Salió del seno del Padre a buscar la oveja perdida. La tomó sobre sus hombros y la trajo de regreso al cielo. » (San Andrés de Creta, Gran Canon, Oda IV VII, 5)
Durante la Cuaresma, la Madre de Jesús nos acompaña. La conversión concierne a nuestra vida personal, a nuestra vida familiar y a nuestra vida laboral, María y San José nos animan.
En Lourdes, en 1858, no menos de catorce apariciones de dieciocho tuvieron lugar durante la Cuaresma. Las cuatro apariciones restantes “enmarcan” este período, dos antes y dos después. María habla por primera vez con Bernardita durante la aparición que siguió al Miércoles de Ceniza, el día en que comienza la Cuaresma. Ella le pregunta: “¿Me harías el favor de venir aquí por quince días?” Se sucederán trece apariciones, intercaladas con dos descansos de un día. Es durante este conjunto de trece apariciones, las primeras de la Cuaresma, que María llama a la oración por los pecadores, pide su conversión e insiste en la penitencia.
Ave María...
Gloria...
Textos tomados del Libro "Los cinco minutos de María" del Padre Alfonso Milagro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario