"Ventana abierta"
Nueva "andanada" de Jesús contra "los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo", es decir, las máximas autoridades morales del pueblo judío. Y una "andanada" durísima: pone por delante de ellos ni más ni menos que a los "publicanos y las prostitutas". ¿Nos imaginamos algo semejante traducido a los términos equivalentes de nuestra cultura? Nos cuesta pensarlo... ¿Y qué hay en el fondo de todo ello? Una condena fortísima. Condena en toda regla, de la hipocresía y la soberbia de quienes, refugiados detrás de sus palabras solemnes y de sus roles sociales indiscutibles y de prestigio, obran de modo contrario al que predican y juzgan a los demás con una dureza extrema, mientras se justifican cualquier cosa así mismos. Evidentemente, son muchas las llamadas e interpelaciones que siguen vigentes para nosotros en este evangelio de hoy. Quiero simplemente subrayar una: la llamada a la autenticidad, una autenticidad sencilla y humilde que no se cree con derecho a juzgar a todos con la orgullosa superioridad de quien no reconoce las propias incoherencias.
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