"Ventana abierta"
Comentarios breves de Darío Mollá, S.J.
El amor, si es auténtico, es concreto: no pueden ser palabras vacuas, ni buenas intenciones sin concretar, ni un mero sentimiento interior sin traducción exterior. amar pide concretar. Y la palabra de Dios que meditamos hoy nos propone distintos niveles de concreción del amor, como propuesta de examen de la autenticidad del mismo.
El amor a Dios pide necesariamente concretarse en el amor al hermano, en el amor al prójimo. Sin este amor al prójimo el amor a Dios puede quedar en palabras muy bonitas, pero también muy superficiales y engañosas. Porque, ¿cómo puedo saber que amo al Dios de verdad, y no a mi idea de Dios, o a un Dios que me construyo a mi imagen, semejanza y conveniencia?
Y la lectura del Éxodo nos invita a un segundo nivel de concreción. la prueba de verificación de que mi relación con mi prójimo es amor de verdad es el amor al pobre, al huérfano, a la viuda, al extranjero... Porque ellos son los que no me pueden pagar, ni responder, ni gratificar, ni compensar... Porque cuando solo amo a aquellos de quienes espero algo, siempre podré sospechar que mi amor no es a la persona, sino a lo que espero recibir de ella.
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