"Ventana abierta"
Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.
Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.
Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!
Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.
Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...
Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.
Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.
"Ventana abierta"
El trabajo en el
hogar es, sin duda alguna, el trabajo con mayor dimensión social que existe.
Aún desarrollándose entre cuatro paredes, tiene una
repercusión importantísima en la buena salud de la sociedad.
Cuando una madre funciona bien, funciona bien la familia y, a
su vez, funciona bien toda la colectividad.
Mis logros personales no pueden competir con los de un alto
ejecutivo, ni salen en televisión, ni cotizan en la bolsa. Sin embargo, yo no
lo cambio por nada.
Mis satisfacciones son mucho mayores, y en mis manos está el
mejor negocio de mi vida pues me siento como la empresaria más importante del
planeta.
Me animo a escribir estas sencillas reflexiones pensando, en
especial, en aquellas mujeres, trabajadoras como yo, cuyo sueldo es el apoyo y
la ayuda de sus maridos y la sonrisa de sus hijos.
Pertenezco a una empresa familiar ubicada en un edificio
ocupado, en su mayoría, por negocios similares al mío.
Como toda buena compañía que se precie, goza de unas
instalaciones dignas, sencillas, soleadas y, sobretodo, muy acogedoras.
Así, estamos convencidos, se trabaja más, mejor y se está a
gusto. La sala de juntas, por ejemplo, es amplia, luminosa, sin ningún elemento
decorativo ostentoso (porque ni nos da para ello ni es nuestro estilo) y hace
las veces de biblioteca, sala de reuniones, estudio con audiovisuales, aula de
descanso..., lo que haga falta.
Sin embargo, es en el que podríamos llamar laboratorio, donde
paso la mayor parte del tiempo.
Es aquí donde intento transformar las materias primas que
recibo de mis proveedores en exquisitos productos elaborados; donde se lavan
los trapos sucios de la empresa, se alisan las arrugas de la convivencia, y un
montón de cosas más.
La mesa de mi despacho está entre la nevera y el microondas.
El hilo musical que suena de fondo es el del lavaplatos (por cierto, Dios mío,
gracias por poder tenerlo porque ¡el trabajo que ahorra!). El sillón de cuero
lo sustituí por una banqueta de cocina, bastante cómoda también.
En ocasiones, me traslado momentáneamente al despacho de otro
trabajador para poder usar el ordenador. Es una habitación compartida con un
futbolín, un corralito y su habitante eventual (al que tengo que atender a cada
frase), libros, enseres de descanso, un armario que antes creía muy amplio,
cachibaches por doquier, etc.
Y pues, como si de cualquier otro ministro se tratara, me
resulta bastante difícil hacer algo sin interrupción, puesto que, esté donde
esté, en mi lugar de trabajo entran cada dos por tres mis secretarios
particulares de 1, 3, 6, 8 y 10 años, solicitando mi atención para resolver
cualquier tipo de problema socio-laboral o simplemente de subsistencia.
Es muy gratificante pensar que eres necesario para los demás.
En lo que respecta a mis secretarios, hablaría de ellos horas y horas, como lo
haría una madre de sus pequeñuelos.
Digo bien cuando los llamo secretarios porque están bien
enseñados (nuestros esfuerzos nos cuesta) y colaboran en el bien de la empresa,
¡todos!
Por supuesto que cada uno ha de ocuparse de que sus
pertenencias y material de trabajo esté recogido. Pero, aparte, cada uno tiene
un pequeño encargo pensado un poco en el servicio a los demás.
Por ejemplo, José Ramón limpia los zapatos, los suyos y los
de sus hermanos; Fran riega las plantas, a veces, cuando ya están un poco
desmayadas y piden el agua a gritos; Covadonga repone el papel higiénico en los
baños, importantísimo; Macarena se encarga de sacar la basura a la escalera, y
¡por Dios! que nadie se la saque porque sino tenemos follón; por último,
Ignacio, que como todavía no sabe caminar (aunque eso no es excusa pues con el
andador llega a todos los sitios, lo tenemos comprobado), de momento sólo
recoge sus juguetes en el cesto.
Esto, escrito así, se ve muy bonito, pero dada la corta edad
laboral de la mayoría del personal, para su buen funcionamiento, requiere una
ardua tarea de inspección y seguimiento.
Y como la voluntad tarda más en desarrollarse que la
inteligencia hay que repetir las cosas infinidad de veces. Aquí, la paciencia
juega un papel fundamental. La paciencia y la gracia del sacramento del
matrimonio que en ocasiones creo haberla visto materialmente. ¡Como para
desperdiciarla!
Por otro lado, estos empleadillos, son muy dados a pedir
enseguida recompensa. Es, entonces, cuando se reúnen los sindicatos con la
patronal para llegar a un acuerdo. Por mi parte, quedan desterradas las pagas
por recompensar un servicio o una ayuda que, a fin de cuentas, no tiene precio.
La colaboración entre los trabajadores no se puede expresar
con dinero, y además, somos de la opinión de que cuanto menos tengan de eso,
mejor. Sí suelo ser generosa en besos y achuchones (no creo que sea acoso
sexual en el trabajo) y también muy efusiva en halagos y felicitaciones.
Procuro que el premio lo vean ellos mismos con la satisfacción del trabajo bien
hecho, ¡y cómo cuesta convencerles a veces!
Y con todo esto, que quizás a algunos le parezcan paparruchas
... ¡no me siento maruja! Es más, me horroriza la expresión. Y protesto
enérgicamente contra aquellos que piensan que las amas de casa, madres de
familia, nos dedicamos a esto porque no dimos para más y ahí estamos, sufriendo
en silencio, como si de almorranas se tratara.
Tengo estudios universitarios y he ejercido mi profesión
antes de casarme. Ahora no tengo un sueldo (bien que lo siento) pero mi
trabajo, de horario más amplio y de mayores alegrías, es una especie de
conglomerado de varios ministerios.
Ejerzo de ministra de educación y ciencia al hacer los
deberes con mis hijos, o al asistir a las reuniones del colegio, del brazo de
mi marido, en las que tanto aprendemos y tan bien lo pasamos. O cuando,
simplemente, les enseño a actuar de tal o tal manera porque honradamente es lo
más correcto; al hacer las cosas con orden, cumplir un horario, o una
promesa,...
Como ministra de sanidad, poco a poco me fui soltando: no
llego a recetar pero sí me ahorro alguna que otra visita al pediatra, porque de
todo se aprende.
En cuanto al ministerio de agricultura, pesca y alimentación
lo voy manejando mejor, aunque me costó lo mío. No es que cultive nada, pero
cuando te casas sin saber cocinar ...
Sobre la cartera de asuntos sociales, sólo señalar que el
hecho de que se vea pasear por la calle a una familia de más de cuatro
miembros, es ya una buena aportación a la sociedad.
Dado el número de empleados que tenemos, es el ministerio de
economía el que nos trae más de cabeza. Es por ello que hicimos de una frase
que repetía mi padre un lema familiar: "soldado que se guarda, vale para
segunda vez" y la herencia ha venido a formar parte de nuestras vidas.
Sólo hay que cuidar las cosas un poquito.
Todo esto se lleva a cabo con una estrecha colaboración entre
marido y mujer, por supuesto.
He de reconocer que la cartera de deportes se la lleva él.
Como también quisiera señalar que hay otro aspecto que ejerzo en solitario, al
igual que cantidad de mujeres en mi misma situación. Yo lo llamaría el
ministerio de imagen y buen aspecto: hemos de ser verdaderas expertas en
combinación de colores y prendas.
Tengo, en ocasiones, la tentación de hacer un esquema y
pegarlo por dentro del armario: tal pantalón va con tal jersey: si pones este
jersey, con tal y tal camisa o color de calcetín, ... Es posible que algún
marido se sienta un tanto ofendido, pero hasta nuestra redacción no nos han
llegado noticias de ninguno que tenga esta capacidad.
Para terminar, si se me admite un consejo, animaría a todas
mis colegas a defender su profesión con la cabeza bien alta. A prepararse de
alguna manera para mejorarla, tanto en la cocina como en la educación de los
hijos y en muchas cosas más.
Y a no sentir ningún complejo de inferioridad ante esas
"supermujeres" que nos vende la televisión, de maletín, peluquería y
alta costura, porque en valía personal, como mínimo, estamos a la misma altura.
"Ventana abierta"
VELAD, PORQUE VUESTRO SEÑOR LLEGARÁ
42 « Velad, pues, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor.
43 Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora de la noche iba a venir el ladrón, estaría en vela y no permitiría que le horadasen su casa.
44 Por eso, también vosotros estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre.
45 «¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, a quien el señor puso al frente de su servidumbre para darles la comida a su tiempo?
46 Dichoso aquel siervo a quien su señor, al llegar, encuentre haciéndolo así.
47 Yo os aseguro que le pondrá al frente de toda su hacienda.
48 Pero si el mal siervo aquel se dice en su corazón: "Mi señor tarda",
49 y se pone a golpear a sus compañeros y come y bebe con los borrachos,
50 vendrá el señor de aquel siervo el día que no espera y en el momento que no sabe,
51 le separará y le señalará su suerte entre los hipócritas; allí será el llanto y el rechinar de dientes. (Mt. 24, 42-51)
Jesús nos habla a todos los cristianos del día de Su Venida y nos sigue recomendando con insistencia que, estemos en vela, atentos y no distraídos con múltiples ocupaciones que, puedan hacernos olvidar que Él va a llegar. El que no sepamos el día y la hora, no nos puede llevar a engaño de que nuestra ignorancia es señal de que no sucederá.
Y, decimos: ¿y cómo mi vigilia será verdadera, de forma que, sin dejar de cumplir mis obligaciones de estado que también son voluntad de Dios, pueda mi corazón estar en este “evento” que no tardará en llegar? Pues, cuando mi deseo se lanza allá donde siento qué es lo que me da vida: Jesucristo y sus Misterios, entonces, todo mi ser está en vela. Y, sólo esto es posible si hago de la oración mi ejercicio más cuidado y deseado. Entrar en comunión con Él, me hace amarlo sobre todas las cosas y veo que mi vida sólo tiene sentido referida a Jesús.
Meditar de continuo, y lo que me permita mi natural flaqueza, en las cosas de Dios, me va familiarizando con la presencia de Dios y mi deseo de Él crece, así como mi amor y mi fe. Porque, creer en Dios es estar viéndole en cada momento en todo lo que me sucede, pienso, siento y quiero. Él endereza en esta búsqueda lo que puede ir algo torcido o no limpio del todo. Su Espíritu Santo es mi gran Aliado en esta búsqueda y encuentro con Él. Y si, en algún momento, o en muchos, “pesco” que me he salido de esta pista que me lleva a la Vida Eterna, venzamos de nuevo nuestra pereza e insensatez, por una oración de súplica y piedad que alcance en esta oscuridad la mano poderosa y misericordiosa del Espíritu de santidad, porque “¡Él sí que nunca duerme, es mi Guardián” y cumple su oficio, insobornablemente!
¡Dios quiera que no nos cansemos de hacer y de buscar el Bien, dándonos cuenta de que estamos habitados por una Presencia que es el Amor! ¡Señor, escucha mi oración, Tú que eres fiel ¡atiende a mi súplica!¡Escúchame! ¡Tú eres mi Dios, por ti madrugo porque, velando, medito en ti Señor, ya que mi alma tiene sed de ti! La oración de súplica, consciente, es la que más se compadece con nuestra condición de criatura, de siervo fiel y de hijo agradecido y ansioso de agradar en todo a su Padre del Cielo que no puede dejar de ser bueno con todos y cariñoso con todas sus criaturas. Y, con sus hijos, aquellos que ha adoptado como tales, con éstos el despliegue de su ternura es infinita porque al contemplarlos, no puede dejar de ver en nosotros la imagen de su Hijo, el Amado, donde todo Dios se complace.
¡Señor, que no temamos en modo alguno el Día de tu Venida, sino que, en nuestro estar despiertos, te miremos con gozo y deseo de poder ya unirnos a ti por el Amor y te ofrezcamos un corazón donde habites, a gusto, como en casa propia, ¡así, como en el Seno Trinitario!
¡Qué así sea mi Dios, por tu gran misericordia y piedad! ¡Amén! ¡Amén!
"Ventana abierta"
"Ventana abierta"
La persona llena del Espíritu Santo es verdaderamente generosa, y por eso reacciona con generosidad cada vez que alguien la necesita. No tiene que estar motivándose o preparándose para poder hacer una obra buena. Le sale del corazón.
Cuando tenemos una amistad más o menos profunda con alguien, siempre tendremos que dar algo. Y a veces, cuando estamos buscando un poco de tranquilidad, se acerca alguien que necesita de nuestra ayuda. Pero si tenemos un falso ideal de felicidad, viviremos sintiendo a los demás como ladrones que roban nuestro tiempo y nuestras cosas, escaparemos de ellos, o simplemente los soportaremos con una cuota de nerviosismo disimulado.
Pero alguien resentido o egoísta, que busque a Dios para liberarse de las molestias de lo demás, no sería un verdadero místico. Sería solo un terrible ególatra o un enfermo que usa a Dios para disimular su incapacidad de amar.
Si alguna vez hemos amado de verdad a alguien, sabemos que el amor vale la
pena; si algún día hemos sido verdaderamente generosos, sabemos que eso nos
hace felices. Un corazón generoso vive mejor. Pero como el amor no se fabrica
ni se inventa con las capacidades humanas, hay que pedirlo como un regalo
sublime del Espíritu Santo.
"!Ven Espíritu Santo, y enséñame a amar!"
#CincoMinutos #EspírituSanto #VíctorManuelFernández #EditorialClaretianaAmén.
"Ventana abierta"
HOY EL RETO DEL AMOR ES MIRAR UN CRUCIFICADO
Hola, buenos días,
hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
PARA ÉL, ERES ÚNICO
Hay una hermana que se le da fenomenal reproducir una especie
de planta. Es una planta bonita y verde, de salón. Ella sabe cuándo es el
momento de trasplantar, cuál es el mejor lugar para que crezca bien y qué luz
necesita.
Ayer, al pasar por una de las galerías, al ver un pequeño
esqueje recién trasplantado, el Señor me mostró que realmente esta hermana
tiene un don para esta planta. Otros hemos intentado tenerla y cuidarla, pero
al final siempre terminamos devolviéndosela antes de que muera para que ella la
cuide.
Me encantó esa comparación, porque realmente el Señor nos
otorga a cada uno cualidades que nos hacen únicos. Él nos ha llamado a todos a
generar vida, y para eso nos ha provisto de recursos. Sin embargo, muchas veces
vemos los recursos que poseen otros y nos deslumbran, lo que nos lleva a
intentar alcanzar metas frustrantes para nosotros, porque nuestros recursos, en
realidad, son otros.
Yo soy yo, tal y como el Señor me ha soñado. Y la vida se
convierte en una aventura al ir descubriendo qué me ha dado a mi realmente. El
corazón se vuelve agradecido por tanto recibido, ya que a todos nos ha dado
"semillas" que se convertirán en "plantas" y cuya
"especie" solo nosotros podemos aportar.
Para conocer lo que me ha dado a mí, solo necesito conocer Su
Amor. Él es el único capaz de amar a todos con infinito Amor y de hacernos
sentir únicos a cada uno.
Mirarnos de esta manera nos permite descansar y nos abre a
poder disfrutar con los dones que he recibido de Él. Entonces me puedo poner a
ver qué puedo hacer para generar la vida que estoy llamado a dar.
Un predicador solía decir: "Todo es Gracia, pero la
gracia es como la lluvia, que hace crecer todo en los campos... pero no
convierte las zanahorias en tomates, sino que a cada uno lo hace crecer en lo
que es".
Hoy el reto del amor es mirar un Crucificado. Contempla cuán valioso eres para Él, que "como el comerciante en perlas finas, encontró una de gran valor y vendió todo lo que tenía para comprarla". Esa perla eres tú.
VIVE DE CRISTO
https://www.instagram.com/vive de cristo dominicas lerma/
http://dominicaslerma.es/
¡Feliz día!
"Ventana abierta"
"Estad en vela", estad atentos... Es una buena llamada en este tiempo y en esta cultura de tanta dispersión: estad atentos a la presencia y a la llegada del Señor, que llega en el momento más insospechado y, muchas veces, por el sitio que menos pensamos. . Además, el evangelio de hoy nos habla de la forma de estar atentos, de prepararnos para la venida del Señor, de hacernos capaces de reconocerle: tiene que ver con la honestidad de vida y con la forma con la que nos situamos ante los demás, especialmente ante aquellos a los que consideramos inferiores.
"Ventana abierta"
ÁNGELUS
Significado de las Invocaciones y Títulos Marianos
VIRGEN CLEMENTE
La clemencia según Santo Tomás de Aquino es aquella virtud que templa el rigor de la justicia con la misericordia; que concede y obtiene el perdón o la disminución del castigo merecido. Comparte con la mansedumbre el cometido de poner un justo y racional freno a los ímpetus de la ira y si la mansedumbre frena el afecto interno, que es la raíz o el principio, la clemencia modera el afecto exterior.
Esta hermosa y amable virtud, prosigue Santo Tomás, nace del amor. Quien ama a una persona no quiere que ésta sea castigada..
De esto se sigue que cuando el perdón total o la disminución de la pena son compatibles con el verdadero bien, entonces la amorosa clemencia perdona o impetra el perdón.
La clemencia, resplandece en María Santísima más que en cualquier otra persona. Ella se ocupa y se preocupa de impetrar el perdón para los pecadores. Por eso la Iglesia la honra con el título de Virgen Clemente.
De esta virtud de María vamos a tratar en la invocación "Refugio de los pecadores", aquí hablaremos solamente de su fundamento, esto es, de su tierno amor a la humanidad.
Nuestra Madre Santísima nos ama porque ama a Dios. El amor de Dios y el amor del prójimo son dos amores inseparables y nadie nos ama como Ella.
No se puede medir el amor Infinito del Corazón de Jesús, aquel Corazón inflamado con las llamas del Amor Divino y que fue atravesado por la lanza. Ningún otro corazón está tan cerca del amor de Jesús, como el de su Madre. Ninguno alcanza tan encendida caridad. Ella nos ama en Cristo, ama en nosotros la Sangre del Hijo derramada en el Calvario y aplicada en los Sacramentos. Ella más que nadie conoce en Dios el altísimo valor de un alma.
No hay otro amor más hermoso y más fuerte que el de María porque brota de la purísima fuente del amor de Dios.
Por dos títulos María es nuestra Madre:
• Ante todo porque ES LA MADRE DE JESUCRISTO.
• Porque Ella nos engendró al pie de la Cruz sobre el Calvario, allí fuimos confiados a Ella como hijos en la persona de Juan.
Los dolores que no tuvo en el divino parto natural, debió sufrirlos en el parto espiritual cuando fue constituida Madre de todos nosotros.
De la misma forma que Dios adornó a María con la santidad más eminente, así la
dotó de un corazón, en profundidad y en extensión, el más amante de todos los
corazones; con el que nos ama a todos, justos y pecadores, aquellos que aunque
estén en pecado buscan salir de él y se proponen dejarlo. Ella escucha sus
súplicas y los reconcilia con Dios y lo hace como una madre que tiene más
cuidado de un hijo enfermo que de un hijo sano... como deja el buen pastor las
noventa y nueve ovejas para ocuparse de aquella que huyó del redil.
"Ventana abierta"
El SANTO ROSARIO de Hoy ❤
ORAMOS POR TURQUÍA Y SIRIA, POR TODOS NUESTROS HERMANOS EN ESTE TERREMOTO DEVASTADOR
Por la Paz del mundo
Al paso del Santísimo, toda rodilla se dobla
Cuando cantas yo canto con tu libertad
Cuando lloras también lloro tu pena
Cuando tiemblas yo rezo por tu libertad
En la dicha o el llanto yo te amo
Recordar días sin luz de tu miseria
Mi canción olvidó por un tiempo quién eras.
Cuando cantas yo canto con tu libertad
Cuando tú estás ausente yo espero
Es tu religión o quizás realidad
Una idea que a todos nos cambia
Creo yo que eres tú la única verdad
La nobleza de nuestra humanidad
Por tenerte se debe luchar
Esperarte sin desfallecer.
Que No Se Acabe el Mundo
Mocedades Original
Basta ya de miedo, basta ya
Basta de silencio, ¿Dónde están?
La palabra, el amor sincero
Algo está muriendo, óyeme
Algo está pasando, escúchame
El corazón, despierta ya
Que no se acabe el mundo, que aún quedamos gente, para darle vida
Bendita sea la tierra
Yo no tengo ganas, de una despedida
Abrázame para que todos sepan, sin decirles nada
Que queda mucho amor
Que queda mucha fe
Que el mundo no se acaba
(Na-na-la-na-na-na-na-na)
(Na-ra-na-na-na-na-na)
(Na-la-la-la-la-la)
(La-ra-na)
Nunca más mentiras, nunca más
Solo hay una vida, cuídala
La esperanza, la naturaleza
Que no se acabe el mundo, que aún quedamos gente, para darle vida
(Para darle vida)
Bendita sea la tierra
Yo no tengo ganas, de una despedida
(No quiero decir adiós)
Abrázame para que todos sepan sin decirles nada
Que queda mucho amor
Que queda mucha fe
Que el mundo no se acaba
Que no se acabe el mundo, que aún quedamos gente, para darle vida
Bendita sea la tierra
Yo no tengo ganas, de una despedida
Abrázame para que todos sepan sin decirles nada
"Ventana abierta"
"Ventana abierta"
LA CASA BONITA
Web católico de Javier Olivares
Aquel era un sábado como cualquier otro: el trajín de siempre: correr, comprar rápido y escapar del tumulto y el bullicio de la ciudad en un destartalado autobús... Me sentía cansada y ofuscada por el inmenso calor y toda la gente a mi alrededor transpiraba como si estuvieran sumergidos en un mar de sudor.
Abordé el autobús y me senté en el primer asiento para refrescarme un poco con la brisa del camino.
Todo transcurrió normalmente hasta que a mitad del camino una mujer abordó el autobús. Vestía harapos, estaba sucia y sostenía un bebé de meses en sus brazos y a su lado llevaba un niño de no más de cuatro años. Ella se sentó a mi lado con el bebé, el otro niño se sentó en el asiento contiguo, al otro lado del pasillo. Observé aquella mujer discretamente: era delgada y podría decirse que había aún restos de juventud en su expresión; pude ver sus facciones: un rostro en el cual aún se vislumbraba unos rasgos bonitos, ojos claros, se notaba que aún era joven, sin embargo el peso del dolor podía verse a través de sus arrugas prematuras. El niño mayor se veía saludable, vivaracho y muy simpático.
El viaje se convirtió en una "excursión de silencio" en cuanto la señora abordó el bus, todos los pasajeros la observaban con preocupación e incluso con cierto desprecio e incomodidad por la suciedad de sus ropas. De pronto en medio del silencio una chispa de luz brilló en los ojos del niño, miró sonriente por la puerta del autobús y gritó: "¡Mira, Mami, qué casa tan bonita!".
Inconscientemente, todos los pasajeros del autobús miramos hacia donde el niño señalaba y solo había un pequeño rancho, con unas pocas tablas, con hendijas por todas partes, sin suelo y con unas latas herrumbradas y rotas por techo".
¡Mira, Mami! ¡Qué bonita y hasta tiene luz! ¡mira tiene un cable!"
La mujer con ojos tristes le dijo "Sí, hijo, sí" y se volvió avergonzada hacia mí y se disculpó por su pobreza diciendo "No ve que como vivimos tan pobres y nos alumbramos con candelas, él todo lo ve bonito" e inclinó su rostro avergonzada. En aquel momento deseé que el asiento del bus se abriera y me ocultara, ¡Cómo podría quejarme yo después de esto!
Deseé quitarme las pocas cosas valiosas que llevaba encima y dárselas para que cubriera sus necesidades básicas. ¡Qué vergüenza! ¡Qué derecho tengo yo a "colgarme" adornos y alhajas de oro cuando otros no tienen con qué cubrir sus cuerpos del frío!
En la siguiente parada la mujer bajó, pero todos en el autobús quedamos con el corazón estrujado y un inmenso nudo en la garganta. Y los que nos llamamos "cristianos" con una sensación de culpa por no haber cumplido el mandato: "lo que a uno de estos hiciereis, a Mí me lo hacéis".
Descubrí que la pobreza te hace apreciar y valorar muchas más cosas de las que a diario vemos y que la belleza está donde la encuentres.