"Ventana abierta"
Rincón para orar
Sor Matilde
LA CUESTIÓN DEL DIVORCIO
1 Y levantándose de allí va a la región de
Judea, y al otro lado del Jordán, y de nuevo vino la gente donde él y, como
acostumbraba, les enseñaba.
2 Se acercaron unos
fariseos que, para ponerle a prueba, preguntaban: « ¿Puede el marido repudiar a
la mujer? »
3 El les respondió: ¿Qué os
prescribió Moisés? »
4 Ellos le dijeron: «
Moisés permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla. »
5 Jesús les dijo: «
Teniendo en cuenta la dureza de vuestro corazón escribió para vosotros este
precepto.
6 Pero desde el comienzo de
la creación, Él los hizo varón y hembra.
7 Por eso dejará el hombre
a su padre y a su madre,
8 y los dos se harán una
sola carne. De manera que ya no son dos, sino una sola carne.
9 Pues bien, lo que Dios
unió, no lo separe el hombre. »
10 Y ya en casa, los
discípulos le volvían a preguntar sobre esto.
11 El les dijo: « Quien
repudie a su mujer y se case con otra, comete adulterio contra aquélla;
12 y si ella repudia a su
marido y se casa con otro, comete adulterio. » (Mc. 10, 1-12)
Tema este que le plantearon a Jesús los
fariseos para “ponerlo a prueba”. Es decir, querían tentarlo. Si decía: “no, no
le es lícito a uno divorciarse de su mujer”, se hacía impopular porque la ley
de Moisés lo permitía y las dos escuelas del tiempo de Jesús también.
Una escuela rigorista afirmaba ser licito en
caso de infidelidad conyugal de la mujer; y la otra, más benévola, a favor del
marido, permitía el divorcio por cualquier pretexto: por ejemplo, si se le
quemaba a la mujer un poco la comida…Y en el siglo segundo, todavía la
interpretación de la Ley era más permisiva: “si el marido encuentra otra mujer
más hermosa”…
Si por el contrario Jesús se adhiere a la
interpretación más amplia. ¿Dónde queda Jesús, que dice ser el Maestro de la
Ley y el que la va a perfeccionar?.... ¿Y dónde entonces se sitúa el Sermón de
la Montaña que Él ha promulgado y defiende?...
Pero Jesús no cae en esta trampa llena de
casuísticas. Él va al origen de la creación y lo que Dios quiso, al crear a dos
seres humanos, hombre y mujer…. Claro que las uniones que no están hechas
teniendo a Dios como el elemento más importante de este compromiso, no cuentan
aquí…, aquí cuenta que el hombre tome en serio a Dios en su vida…
Jesús aclara que en el matrimonio el vínculo
familiar se amplía, dando lugar a otra familia: “Abandonará el hombre a su
padre y a su madre y se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne”. La
alusión de Cristo está en (Génesis 2, 24). Al principio, Dios quiso que fuera
así y su Palabra es verdad. No es “hoy sí” y “mañana no”. Y quiso que no fueran
“dos carnes”, es decir, dos cuerpos, sino un solo cuerpo en Dios…, al igual que
cuando comulgamos el Cuerpo de Cristo en la Eucaristía, que ya sólo somos un
Cuerpo y un Espíritu en Cristo: Su Carne es mi carne y su Sangre es mi sangre…
Decía san Pablo a los Efesios: “Es este un gran Misterio, el del matrimonio, y
yo lo aplico a Cristo y a su Iglesia” (Ef. 5,32). En el Antiguo Testamento, la
unión humana de hombre y mujer era expresión del matrimonio divino de Dios con
su pueblo; ahora, en el Nuevo Testamento, el matrimonio de Cristo con su
Iglesia es el Misterio que explica el matrimonio cristiano y queda santificado
y elevado a la dignidad de Sacramento… “Pues esto sagrado, que no lo separe el
hombre”… y Dios, siempre sale garante de esta unión, que tiene a Dios por
Testigo, Protector y Guardián…
¡Gracias Jesús, que nos has regalado estos Misterios, que son tuyos, para que
los vivamos en nuestras propias personas!…
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