"Ventana abierta"
Mitos y Leyendas
La flor Edelweiss
La edelweiss o flor de las nieves es una flor
que crece en pequeños grupos en las praderas alpinas y roquedos de altura de
las cordilleras europeas, de no más de 10 cm de altura, con un color blanco y
tonalidades verdosas o amarillentas.
Es la flor emblemática de las alturas y por
ello ha sido largamente esquilmada, habiendo desaparecido de muchas zonas y
siendo mucho menos frecuente que hace unas pocas décadas, debido a lo cual ha
sido protegida en territorio español, estando prohibida su recolección.
En la actualidad, en España se encuentra
solamente en el Pirineo, sobre todo en el Parque Nacional de Ordesa y Monte
Perdido, del que es su símbolo, y, aunque raramente, se puede encontrar también
en las montañas del norte de León.
El término edelweiss significa en alemán "blanco noble" o
"blanco puro".
La leyenda de esta flor es preciosa:
"Allí, donde cada lugar es acariciado por un
tenue manto helado, donde la nieve cubre las cumbres de las altas montañas y el
frío recorre los valles y congela los lagos; allí, en un lugar perdido entre el
paisaje de la enigmática Suiza, es donde cuentan que aquella historia ocurrió.
Una historia que, aún a pesar de haber sucedido
hace tantísimo tiempo, su significado ha hecho que no se olvide, y que con cada
nueva nevada su espíritu vuelva a resurgir.
Cuentan que él, joven y apuesto, se hallaba
enamorado de una mujer, decían, de una belleza casi comparable a la pureza de
la blanquísima nieve que cubría el pueblo cada invierno, de tez pálida, ojos
grisáceos, cabellos blancos y rasgos finos y suaves, convirtiéndola en una
albina extremadamente hermosa. Edelweiss, se llamaba.
Se encontraba Edelweiss recogiendo agua de la
fuente cuando él se acercó y, tímidamente, la cogió de las manos.
Llevaba días escogiendo las palabras adecuadas para confesarle lo que sentía,
pero ahora, bajo la hechizante mirada de esos ojos como la niebla, casi pareció
olvidar por completo aquel discurso que se había aprendido de memoria y
titubeando alcanzó a decir, de la manera más sencilla y sincera:
- "No podría demorar por más tiempo, amada
mía, el momento de confesarte todo aquello que por ti siento.
Sufro cada noche y cada día de dolor por dentro, al reconstruir tu bello rostro
no sólo cuando sueño, sino también a cada instante que cierro los ojos, pues,
es este sentimiento tan grande e imparable que una tempestad que amenazase con
arrasar el pueblo, no podría ni con toda su furia, llevarse un solo ápice de mi
afecto.
Ni siquiera toda la nieve de estas montañas que nos rodean sería capaz un solo
momento, de apagar el fuego que hace latir cada uno de mis órganos al
veros.
Vengo a deciros, gentil Edelweiss, que os amo con todo mi ser".
Sorprendida pero halagada, entrecerró
coquetamente los párpados, dejando sólo entrever una pequeña parte de sus iris
plomizos a través de sus largas pestañas.
Recorrió su rostro mirándole silenciosamente dejando la otra de sus manos entre
las de él.
Sonrió tiernamente, y con un gesto en un tono totalmente diferente, habló con
ironía:
- "¡Oh, Amado mío! ¡Abrumada me hallo ante
tanta galantería! Pero no me malinterpretes, puesto que recibo tus palabras con
el dulce mensaje con el que las proclamas.
No obstante, ¿no te parece que toda declaración debe estar acompañada de
hazañas?".
Abrió los ojos aturdido, y con firmeza volvió a
apresarla entre sus manos, mientras dijo convencido:
- "Hermosa Edelweiss, aquí, donde me veis,
os pregunto: ¿qué es lo que queréis?, porque os aseguro que conseguiré todo
aquello de lo que carezcáis, si así consigo demostraros lo que profeso y
conseguir aunque sea una mínima parte de vuestro desvelo".
Sus finos labios sonrieron dejando ver una
dentadura perlina y una melodiosa carcajada rompió la seriedad que los
comprometía en ese momento.
Después, alegó risueña:
- "¡Enamorado mío! Os tomo la palabra y os
digo, que si no es verdad que por mi amor lo que fuera haríais, este es el
momento de que huyáis, porque el reto que os vengo a proponer no está al
alcance de miedosos y cobardes".
La miró sin mediar palabra, dando a entender
que quería escuchar atentamente su propuesta, excluyendo cualquier desliz en su
rostro que pudiera romper el compromiso al que se entregaba.
Ante la seguridad de él, ella prosiguió:
- "Cuenta la leyenda, que una noche, una
de las estrellas de las que relucen en el cielo le lloró a la luna y le declaró
que sentía envidia de todo aquello que vivía en la tierra y que deseaba
abandonar el firmamento para convertirse en una flor. La luna sintiéndose
despechada decidió vengarse enviándola al primer pico más alejado de la tierra
que en ese momento divisó, eligiendo el pico Dufour, la enorme montaña que
custodia nuestro pueblo. Allí, la estrella, bañada por la nieve se transformó
en una hermosísima flor de pétalos blancos, que siempre estaría sola en lo alto
de la montaña.
Es la llamada flor de las nieves".
Hizo una pausa y rompiendo el tono solemne con
el que había narrado la historia, recuperó el matiz socarrón al decir:
- "Si es verdad que por mi murieras, allá
a buscar esa flor fueras.
Y ya te aviso, que si no la consiguieras, tampoco mi amor obtuvieras".
El rostro del joven palideció un momento.
Después volvió a recobrar color cuando sus mejillas se encendieron mientras
oprimía los puños y apretaba los dientes.
Sus ojos casi llamearon cuando juró:
- "¡Por tu amor Edelweiss, yo te traeré
esa flor!".
Y se marchó con un firme caminar.
Dicen que pasaron muchos días y que el joven
nunca regresó.
También dicen que aunque ella reía todas las mañanas cuando la luz le descubría
el rostro, por las noches, cuando nadie la veía, sollozaba y rogaba que él
volviera junto a ella.
Acabó perdiendo el juicio, sin salir de casa y llorando amargamente todas las noches
mientras contemplaba el pico Dufour.
Su pena culminó una de aquellas frías y largas
noches, en la que según cuentan los descendientes de los vecinos de aquel
lugar, a las tinieblas salió, totalmente desnuda a buscarle, gritando su nombre
hasta desgarrarse la voz.
Desde entonces en su honor, la flor de las
nieves es llamada ahora Edelweiss y es símbolo del amor verdadero y eterno,
como el de los dos jóvenes que murieron arropados por la nieve.
Flor Nacional de Austria
Letra en español:
"Edelweiss Edelweiss
Todas las mañanas me saludas
Pequeña y blanca
Limpia y brillante
Pareces feliz de encontrarte conmigo
Flor de la nieve
Puedes florecer y crecer
Florece y crece por siempre.
Edelweiss Edelweiss
Bendice mi Patria por siempre".
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