aciprensa
Un mes con Domingo Savio – Día 01:
“Nacimiento y Bautizo de
Domingo”
En el año 1841, hallándose los
buenos esposos en gran penuria y sin trabajo, fueron a vivir a Riva, a unos
cinco kilómetros de Chieri, donde Carlos trabajó en el oficio de herrero que de
joven había aprendido. Mientras vivían en este lugar , Dios bendijo su unión
concediéndoles un hijo que había de ser su consuelo.
En Riva de Chieri, en la
humilde casita de los esposos Carlos y Brígida; él, trabajaba en el oficio de
herrero, mismo que había aprendido de joven mientras que ella se dedicaba a los
quehaceres de la casa.
Aquella noche era muy
diferente a las demás; la luz de la casita había permanecido encendida. Los
amigos y familiares entraban y salían.
- ¡”Ya verás, todo saldrá
bien”!, le decía Carlos mientras con cariño le apretaba la mano.
- “Sí, Carlos, así lo espero. Le he rezado mucho a la Virgen. Debe oírme. Se lo
consagraré a Ella”.
Las horas pasaban lentamente.
Amaneció el día 2 de abril. Era sábado. Carlos entra y sale del cuarto. Está
nervioso. A las nueve de la mañana de aquel 2 de abril de 1842 Brígida daba a
luz un niño.
El grito del recién nacido
ahogó las lágrimas de alegría de una madre feliz. Había nacido Domingo Savio.
Ese mismo día hacia el atardecer, Carlos y Brígida bautizaron al niño. Como a
su abuelo, lo llamaron Domingo, en aquel momento parecía una elección muy
normal, sin embargo, para aquel niño recién nacido, sería algo muy importante
más adelante.
PALABRAS DE DOMINGO SAVIO
¡Quiero ser Santo!
PISTAS DE REFLEXIÓN
¿Has pensado en todas las
bendiciones que Dios te da cada día?
Podrías consagrarte a María
Santísima Auxiliadora, tal como su mamá hizo con Domingo al nacer, y verás como
ella te guía por buenos caminos.
ORACIÓN
Tú que fuiste un santo desde
tu nacimiento y supiste siempre entregarte al Señor sin miedo, ayúdame a que yo
también me entregue a Él y deposite en sus manos mi confianza absoluta.
Guíame,
Domingo, para que mis pasos me conduzcan por buenos caminos; para que pueda
descubrir que en la alegría se encuentra la santidad y que, con amabilidad y
amor, debo hacerlo todo en nombre de Dios.
Domingo, se siempre mi modelo
a seguir y que mi única preocupación sea no pecar, para que así, con mis actos
pueda agradar al Señor y honrarlo con mi vida entera para que, al final de la
misma pueda como tú alcanzar la santidad. Amén.
Santo Domingo Savio, ayúdame a
ser como tú.
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