"Ventana abierta"
Rincón para orar
Sor Matilde
LA MUJER ADÚLTERA
1 Mas Jesús se fue al monte de los Olivos.
2 Pero de madrugada se
presentó otra vez en el Templo, y todo el pueblo acudía a él. Entonces se sentó
y se puso a enseñarles.
3 Los escribas y fariseos
le llevan una mujer sorprendida en adulterio, la ponen en medio
4 y le dicen: « Maestro,
esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio.
5 Moisés nos mandó en la
Ley apedrear a estas mujeres. ¿Tú qué dices? »
6 Esto lo decían para
tentarle, para tener de qué acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, se puso a
escribir con el dedo en la tierra.
7 Pero, como ellos
insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: « Aquel de vosotros que esté
sin pecado, que le arroje la primera piedra. »
8 E inclinándose de nuevo,
escribía en la tierra.
9 Ellos, al oír estas
palabras, se iban retirando uno tras otro, comenzando por los más viejos; y se
quedó solo Jesús con la mujer, que seguía en medio.
10 Incorporándose Jesús le
dijo: « Mujer, ¿dónde están? ¿Nadie te ha condenado? »
11 Ella respondió: « Nadie,
Señor. » Jesús le dijo: « Tampoco yo te condeno. Vete, y en adelante no peques
más. » (Jn. 8,1-11)
Mucho se ha escrito sobre este episodio de
la vida de Jesús: La misericordia y compasión del Maestro, frente a frente con
la miseria y el pecado, puesto en evidencia, de esta mujer. Y es mayor la
miseria y pecado de los escribas y fariseos que hipócritas destapan las
pobrezas ajenas y no ven sus muchos delitos delante de Dios, porque ante sus
ojos está una viga, la de su orgullo y la mentira, y por lo mismo, están
ciegos. Esta gente restriega el pecado de esta mujer ante los ojos del que es
sin pecado y puro: Jesús, y Él les devuelve su acusación y los aplasta con sus
Palabras: “¿Quién está libre de pecado?… pues si es así: “que le lance la
primera piedra y la mate a pedradas”, como decía la Ley de Moisés… Y los más
viejos, los primeros, escaparon porque no querían hacer frente a sus muchos
pecados y miserias…
Mas aquí hay un personaje que no aparece,
pero que está en toda esta historia: el adúltero que pecó con la mujer… ¿Dónde
está para manifestarle que está en desgracia con Dios y si no se arrepiente
tendría que aplicársele la misma pena de la mujer?… Estamos en el pueblo judío,
ante una sociedad machista…
Pero Jesús rompe estos moldes y aplica sobre
esta pecadora una ternura infinita: la misma que tiene el Padre Dios ante todos
los hombres…
Jesús, primero, la saca de las garras de los
escribas y fariseos e inmediatamente la perdona, aún antes de que la mujer
pueda arrepentirse…, pero sí que le advierte que no lo vuelva a hacer… ¿Cabía
más compasión y amor ante esta “oveja perdida”?... Si la hubiera habido, Jesús
lo habría aplicado…, pero le dio todo con su perdón y misericordia…
¿Qué pensaría esta mujer de este profeta tan
extraño que la trata y la quiere como nadie la ha amado?... Es seguro que
después de este episodio sería una de “las mujeres que le seguían y le
servían”, como dice el Evangelio de otras, a quienes había curado y “echado
siete demonios”…
Por esto nunca desesperemos ante Jesús, pues
su compasión es inmensa, más grande que todos nuestros delitos, los cometidos
hasta ahora y las infidelidades, que sólo Dios sabe, haremos de aquí en
adelante… porque nuestra condición débil cae, aunque muchas veces desearíamos
ser como Jesús: santos…
¡Él es bueno, el Bueno está a
nuestro favor con el poder infinito de su perdón!…
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