El Cirio Pascual es símbolo de la Resurrección de Nuestro Señor.
Es la evocación de Cristo glorioso, vencedor de la muerte.
La palabra "cirio" viene del latín "cereus", de cera.
El producto de las abejas.
El cirio más importante es el que se enciende en la vigilia Pascual como símbolo de cristo – Luz, y que se sitúa sobre una elegante columna o candelabro adornado.
Los teólogos francos y galicanos lo enriquecieron con elementos simbólicos.
Eso quiere significar que Dios es "el principio y el fin de todo", que todo proviene de Dios, subsiste por causa de Él y va hacia Él: "Alfa y Omega".
Ese ceremonial simboliza las cinco llagas de Nuestro Señor en las cuales penetraron los aromas y perfumes llevados por Santa María Magdalena y las santas mujeres al sepulcro.
El incienso es una substancia aromática que quemamos en alabanza a Dios, su humo, subiendo, simboliza nuestro deseo de permanente unión a Él y de que nuestra vida, nuestras acciones y nuestras oraciones sean agradables al Señor. Representa también, nuestra oración que deseamos llegue a Dios, como suave perfume de amor.
Esos granos simbolizan todavía las cinco llagas gloriosas de Cristo Resucitado que le posibilitaron amarnos totalmente, conforme Él mismo dijera:
"No hay mayor amor que dar la vida por los amigos" (Jn 15, 13):
"Por sus santas llagas, sus llagas gloriosas, Cristo Señor nos proteja y nos guarde. Amén".
El cirio servirá para dar luz a las demás velas y a la lamparita del Sangrario.
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