ventana

ventana

Sean bienvenidos

Sean bienvenidos

Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

domingo, 18 de mayo de 2025

Homilía: Domingo 5º de Pascua. Ciclo C. "JESÚS Y DIOS. JESÚS, NOSOTROS Y LOS OTROS". Domingo, 18 - Mayo - 2025

"Ventana abierta"

P. Leonardo Molina García. S.J.
JESÚS Y DIOS. JESÚS, NOSOTROS Y LOS OTROS
José Luis Sicre
Fe adulta
Domingo 5º de Pascua. Ciclo C.

El domingo pasado leímos que las ovejas seguían al pastor. Hoy el pastor abandona temporalmente a su rebaño, dejándole un encargo de última hora. Las dos primeras lecturas hablan de las persecuciones presentes y de la gloria futura.

Lectura del evangelio (Juan 13, 31-33a. 34-35)

El evangelio de hoy, tomado del discurso de Jesús durante la última cena, aborda brevemente dos temas: a) Jesús y Dios; b) Jesús, nosotros y los otros. En realidad, el texto del cuarto evangelio incluye entre estos dos temas un tercero: Jesús y los discípulos. Los responsables de la selección no desaprovecharon la ocasión de suprimirlo, a pesar de su importancia.

Jesús y Dios. (Puede extrañar que no escriba “Jesús y el Padre”, pero en esta primera parte Jesús usa tres veces la palabra “Dios” y ninguna “Padre”). Estamos en la noche del Jueves Santo. Judas acaba de salir del cenáculo para traicionar a Jesús y este pronuncia unas palabras desconcertantes. “Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él.”

¿Qué quiere decir Jesús? La primera dificultad está en que usa cinco veces el verbo “glorificar”, que nosotros no usamos nunca, aunque sepamos lo que significa. Nadie le dice a otro: “yo te glorifico”, o “Pedro glorificó a su mujer”. Sólo en la misa recitamos el Gloria, y ahí el verbo va unido a otros más usados: “te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos”. Pero, en el fondo, después de leer la frase diez o doce veces, queda más o menos claro lo que Jesús quiere decir: ha ocurrido algo que ha redundado en su gloria y, consiguientemente, en gloria de Dios; y Dios, en recompensa, glorificará también a Jesús.

¿Qué es eso que ha ocurrido ahora y que redunda en gloria de Jesús? Que Judas ha salido del cenáculo para ir a traicionarlo. Parece absurdo decir esto. Pero recuerda lo que dice la primera lectura: “hay que pasar mucho para entrar en el reino de Dios”. A través de la pasión y la muerte es como Jesús dará gloria a Dios, y Dios a su vez lo glorificará.

Jesús, nosotros y los otros. Esta parte es muy conocida, fácil de entender y muy difícil de practicar. El amor al prójimo como a uno mismo es algo que está ya mandado en el libro del Levítico. La novedad consiste en amar “como yo os he amado”. La idea de que Jesús amaba sólo a uno de los discípulos (“el discípulo amado”) no es exacta. Amaba a todos, y si a ellos les hubieran preguntado en aquel momento cómo los había amado Jesús dirían que eligiéndolos y soportándolos. Es mucho, pero hay una forma más grande de demostrar el amor: dando la vida por la persona a la que se quiere, como el buen pastor que da la vida por sus ovejas.

Cabe el peligro de concluir: “Si Jesús nos ha amado tanto, también nosotros debemos amarlo a él”. Sin embargo, el mandamiento nuevo no habla de amar a Jesús, sino de amarnos unos a otros. Esto supone un cambio importante con respecto al libro del Deuteronomio, donde el mandamiento principal es “amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser”. Jesús, de forma casi polémica, omite la referencia a Dios y habla del amor al prójimo. Y lo mismo que a los israelitas se los reconocía por creer en un solo Dios dentro de un ambiente politeísta, a los cristianos se nos debe reconocer por amarnos unos a otros.

Sin embargo, cuando se conoce la historia de la Iglesia, queda claro que los cristianos nos distinguimos, más que por el amor mutuo, por la capacidad de pelearnos, no solo entre diversas confesiones, sino dentro de la misma. Curiosamente, la situación ha mejorado mucho entre las distintas confesiones, mientras los conflictos abundan dentro de la misma iglesia. Lo cual es comprensible. Es más fácil pelearse con el hermano que vive contigo que con el que ha formado su propia familia y está más lejos.

Lectura de los Hechos de los apóstoles 14, 21b-27

Contiene el final del primer viaje apostólico de Pablo y Bernabé, indicando la conducta que siguieron los apóstoles. En todas las comunidades hacen lo mismo durante la vuelta:

1) Confortar y exhortar a perseverar en la fe. “Confortar” es un verbo exclusivo del libro de los Hechos (14,22; 15,41; 18,23) y siempre tiene por objeto a los discípulos o a las comunidades (no a individuos). ¿Cómo se conforta y exhorta? Advirtiéndoles de la realidad: “hay que pasar mucho para entrar en el Reino de Dios”. Igual que Pablo y Bernabé han tenido que sufrir para anunciar el evangelio; igual que Esteban fue apedreado hasta la muerte (11,19). Las persecuciones y tribulaciones forman parte esencial de la vida cristiana.

 2)Designar responsables. La palabra presbíteros etimológicamente designa al “anciano”; en la práctica se aplica a los responsables de la comunidad y terminará adquiriendo un matiz muy concreto: sacerdote. Pero no es eso lo que designan los apóstoles, sino simples encargados de dirigir la comunidad, las asambleas litúrgicas, etc.

3) Celebrar liturgias de oración y ayuno, en las que encomiendan a la comunidad al Señor.

Finalmente, cuando llegan a Antioquía de Siria, pueden dar la gran noticia: Dios ha abierto a los paganos la puerta de la fe. Ha comenzado una etapa nueva en la historia de la iglesia y de la humanidad.

Lectura del Apocalipsis 21, 1-5a

Si la primera lectura se fija sobre todo en las tribulaciones por las que hay que pasar para entrar en el reino de Dios, la del Apocalipsis habla de ese reino de Dios, del mundo futuro maravilloso. No es literatura de ficción, aunque lo parezca. Los cristianos del siglo I estaban sufriendo numerosas persecuciones, y la certeza de un mundo distinto era el mayor consuelo que podían recibir.

Aunque el lenguaje es muy distinto, la idea de fondo es la misma en Apocalipsis y Hechos: ahora la comunidad padece grandes tribulaciones (Hch), hay lágrimas, muerte, luto, llanto, dolor (Ap); pero todo esto llevará al reino de Dios (Hch) y a un mundo maravilloso (Ap).

Mis sentires:
P. Leonardo

1.    Me paso la vida sorteando dificultades. Huyo como el diablo de los problemas, tropiezos, despistes, fracasos y frustraciones. Todo lo que no sea ganar, triunfar, lucir, me parece detestable, huíble. Vientos a favor, siempre. Estorbosnunca.

2.    Huyo de las dificultades, de las palabras esfuerzo, sacrificio, privación de mis intereses…

3.    Me parece estupendo que triunfen los míos, mi gente, mi grupo, mi Iglesia, mis colegas, la Iglesia universal. ¡Fantástico! ¡Gloria al Papa (jesuita)  Francisco. Los otros…

4.    Incluso eso de que hay mucha misericordia del Señor, me hincha los pulmones y me da esperanza.

5.    Pero eso de que “hay que pasar mucho para entrar en el reino de Dios”, me cuesta tragármelo. Sobre todo, si hay que llevarlo a la práctica concreta en cada momento del día. Y en mi ambientemenos digerible, la verdad.

6.    No soy pesimista, sin embargo: sigo teniendo delante de mi vista concreta, las palabras de Jesús. Es un ideal, estoy en ello. Nos las pierdo de vista y le pido al Señor que no sea sordo ni ciego, ni débil para seguirlas.

7.    Maravilla de programa: Este en mi mandamiento; que os améis unos a otros como yo os he amado… ¡Vamos! “Se hará lo que se pueda, dijo la lámpara de barro cuando el sol se ocultó y la habitación se quedó a oscuras… se hará lo que se pueda”. Cuento contigo, Señor, pero ayúdame a no perderte de vista. Y que mi voluntad sea un poco más firme… no te pido demasiado… un poco, un poco, pero mírame al menos haciendo camino.

8.    Ya siento un primer paso: admiración, necesidad, alegría… lo busco, tengo sed de Ti… pero me siento débil.

9.    Me invitas… pero necesito tu ayuda. Seguro que cuento con ella…

10.  Fortaleced las manos débiles, asegurad las rodillas vacilantes; decid a los alocados: «Seguid firmes, no temáis, que viene vuestro Dios a vengaros, él os trae la recompensa y viene en persona a salvaros». Entonces se abrirán los ojos de los ciegos, los oídos de los sordos se destaparán. Entonces saltará el cojo como el ciervo, la lengua del mudo cantará. Pues manarán aguas en la estepa, habrá torrenteras en el desierto, anima el profeta Isaías (Is 35,3-6).

No hay comentarios: