"Ventana abierta"
P. Leonardo Molina García. S.J.
¿Críticos o “pringaos”?
¿Abatidos, sentados, contemplativos de
balcón, turistas de paso, de pie, caminando o siguiendo? Y ¿a dónde vamos?
¿Críticos o “pringaos”?
De este domingo de cuaresma, la
transfiguración de Jesús me ha ofrecido tres oportunidades concretas en mi
camino de fe.
1.- Buscad continuamente su
rostro (Antífona de entrada)
“Como Moisés en el desierto levantó la
serpiente, así ha de ser levantado este Hombre, para que quien crea en él
tenga vida eterna. (Juan 3, 14 s) Cuando yo sea elevado de la tierra, atraeré a
todos hacia mí Juan 12,32) “Mirarán al que traspasaron”.
(Zacarías 12,3)
El pecador mira a Cristo
crucificado: Así lo vio Gabriela Mistral:
En esta tarde, Cristo del Calvario,
vine a rogarte por mi carne enferma;
pero, al verte, mis ojos van y vienen
de tu cuerpo a mi cuerpo con vergüenza.
¿Cómo quejarme de mis pies cansados,
cuando veo los tuyos destrozados?
¿Cómo mostrarte mis manos vacías,
cuando las tuyas están llenas de heridas?
¿Cómo explicarte a ti mi soledad,
cuando en la cruz alzado y solo estás?
¿Cómo explicarte que no tengo amor,
cuando tienes rasgado el corazón?
Ahora ya no me acuerdo de nada,
huyeron de mí todas mis dolencias.
El ímpetu del ruego que traía
se me ahoga en la boca pedigüeña.
Y sólo pido no pedirte nada,
estar aquí, junto a tu imagen muerta,
ir aprendiendo que el dolor es sólo
la llave santa de tu santa puerta.
Pero GABRIELA SE QUEDA CORTA: HAY MUCHO
MÁS QUE VER Y CONTEMPLAR ante un crucifijo. Ya lo decía el Evangelio: “mirarán al
que traspasaron” (Juan 19,37): Sin distraerse. El amor del Padre entregando
a su Hijo predilecto, su vida ejemplar colmada de valores que hacen
digna a una persona, cualquiera, amor, valentía, generosidad, fidelidad, “pasó
haciendo el bien”, coherencia de vida, sencillez, riesgo, libertad, verdad,
autenticidad, valentía, servicio,” hombre para los demás”… todo el evangelio es
un semillero de valores que yo no tengo…
Tu rostro buscaré, Señor, para animarme,
para lanzarme, para que verifique aquello que “el que sigue buen camino, le
haré ver la salvación de Dios…”. No solo eres el salvador del pecador,
sino del mundo, Tu eres el cordero de Dios quita el pecado del mundo.
2.- Este es mi hijo predilecto, escuchadle (evangelio)
Y es que, además de contemplar tu rostro, con mi mirada, abro mi oído, escucho
tu voz. ¡Ojalá escuchéis hoy su voz, no endurezcáis el corazón, como vuestros
padres en las pruebas del desierto… (Salmo 94) Nuestra sociedad (en la que
incluyo) tiene duro el oído y el corazón. Nos habla de amor, de conversión, de
fraternidad, de perdón , de ayuda al necesitado, de solidaridad con los demás,
especialmente los necesitados de todo tipo. Los tengo al lado, vecinos, los veo
en TV, los oigo a gritos en la calle… Me tapo los ojos, y tapono los oídos… Yo,”
a lo mío”,” bastante tengo con mis problemas”, “ande yo caliente y ríase
la gente”. “Por favor, no molesten”. Bloqueados.
3.- Caminaré en presencia del Señor en
el país de la vida (Salmo 115) Al que sigue buen camino, le haré ver la
salvación de Dios”. Caminar es ponerse de pie, buscar, superar los
inconvenientes inevitables, las tentaciones, las depresiones, los cansancios
que salen al paso, sacudirse la pereza, los resentimientos ocultos, las heridas
recibidas, las múltiples frustraciones y el sempiterno amor propio; marchar
humildemente a la espera del Señor: resplandecerá vuestro corazón. “En
las tinieblas resplandecerá la luz» (2 Cor 6, 4-6)
“Hombre, ya te he explicado lo que está
bien, lo que el Señor desea de ti: que ayudes al huérfano y a la viuda, que
defiendas el derecho y ames la lealtad, y que camines humildemente a los ojos
de tu Dios (Miqueas 6,8).
Así que la transformación que
espera el Señor de cada uno de nosotros, y de nuestras comunidades, según este
domingo, es en tres campos:
1. Mirar al crucificado. Ejemplo;
agradecimiento, arrepentimiento, admiración sin límites, compromiso
2. Oír la voz de Dios (por la biblia, la
oración y los grupos creyentes: concentrándote) ¡Oja´lá escuchéis hoy su voz,
no endurezcáis…
3. Andando en la vida y reflexionando.
“Pedid, y recibiréis; buscad y encontraréis; llamad y se os abrirá”.
(Lucas 11, 9,13)
Muchos problemas nos agobian y no son
pocos.
Nos sentimos impotentes y abrumados
ante las pobres soluciones que nosotros podemos aportar. Y, sin embargo,
parece como que Jesús cuenta con nosotros…
Pero más vale encender una cerilla
que maldecir la oscuridad, Mirar, oír y caminar.
Porque la fuerza es de Dios. La fe vence
al miedo. “Todo el que es hijo de Dios vence al mundo; y ésta es la victoria
que venció al mundo: nuestra fe” (1 Juan 5,4)
Pero no acabamos por aceptar esta solución. Se reirán de nosotros. Pero esta es nuestra fe y nuestra esperanza. ¡Pringaos, pringaos, pringaos!
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