"Ventana abierta"
LA ANTICIPACIÓN DEL TRIUNFO DE JESÚS
José Luis Sicre
Fe adulta
Segundo domingo de Cuaresma. Ciclo B
El domingo 1º de Cuaresma se dedica
siempre a las tentaciones de Jesús, y el 2º a la transfiguración. El motivo es
fácil de entender: la Cuaresma es etapa de preparación a la Pascua; no
sólo a la Semana Santa, entendida como recuerdo de la muerte de Jesús, sino
también a su resurrección. Este episodio, que anticipa su triunfo final nos
ayuda a enfocar adecuadamente estas semanas.
El contexto
Jesús ha anunciado que debe padecer mucho,
ser rechazado, morir y resucitar. Pedro, que no quiere oír hablar de
sufrimiento y muerte, lo lleva aparte y lo reprende, provocando la respuesta
airada de Jesús: «Retírate, Satanás». Luego llama a toda la gente junto con los
discípulos, y les dice algo más duro todavía: no sólo él sufrirá y morirá; los
que quieran seguirle también tendrán que negarse a sí mismos y cargar con la
cruz. Pero tendrán su recompensa cuando él vuelva triunfante. Y añade: «Algunos
de los aquí presentes no morirán antes de ver llegar el reinado de Dios con
poder». ¿Se cumplirá esa extraña promesa? ¿Hay que hacerle caso a uno que pone
condiciones tan duras para seguirle?
El cumplimiento: la transfiguración
Seis después tiene lugar este extraño
episodio. El relato podemos dividirlo en tres partes: la subida a la montaña,
la visión, la bajada. Desde el punto de vista literario es una teofanía, una
manifestación de Dios, y Marcos utiliza los mismos elementos que empleaban los
autores del Antiguo Testamento para describirlas.
La subida a la montaña
Es significativo el hecho de que Jesús
sólo elige a tres discípulos, Pedro, Santiago y Juan. No se trata solo de un
privilegio; la idea principal es que va a ocurrir algo tan importante que no
puede ser presenciado por todos. Por otra parte, se dice que subieron «a una
montaña alta». Mc usa el frecuente simbolismo de la montaña como morada o lugar
de revelación de Dios. Entre los antiguos cananeos, el monte Safón era la
morada del panteón divino. Para los griegos se trataba del Olimpo. Para los
israelitas, el monte sagrado era el Sinaí. También el Carmelo tuvo un prestigio
especial entre ellos, igual que el monte Sión en Jerusalén.
La visión
En la visión hay cuatro elementos que la
hacen avanzar hasta su plenitud.
1) La
transformación de las vestiduras de Jesús, que se vuelven «de un blanco
deslumbrador, como no es capaz de blanquearlos ningún batanero del mundo». Mc
parece sugerir que del interior de Jesús brota una luz deslumbradora que
transforma sus vestidos. Esa luz simboliza la gloria de Jesús, que los
discípulos no habían percibido hasta ahora de forma tan sorprendente.
2) Elías
y Moisés. Moisés es el gran mediador entre Dios y su pueblo, el profeta con el
que Dios hablaba cara a cara. Elías es el profeta que salva a esa religión en
su mayor momento de crisis, hacia el siglo IX a.C., cuando está a punto de
sucumbir por el influjo de la religión cananea. Por eso los judíos concedían
especial importancia a estos dos personajes. El hecho de que se aparezcan ahora
a los discípulos (no a Jesús), es una manera de confirmarles la importancia
del personaje al que están siguiendo. No es un hereje ni un loco, no está
destruyendo la labor religiosa de los siglos pasados, se encuentra en la línea
de los antiguos profetas, llevando su obra a plenitud.
3) En
este contexto, las palabras de Pedro proponiendo hacer tres tiendas suenan a
simple despropósito. Mc lo justifica aduciendo que estaban espantados y no
sabía lo que decía. Quizá lo tenía muy claro: «¡qué bien se está aquí!». Mejor
quedarse en lo alto del monte con Jesús, Moisés y Elías que tener que seguirle
con la cruz.
4) La
nube y la voz. Como en el Sinaí, Dios se manifiesta en la nube y habla desde
ella. Sus primeras palabras repiten exactamente las que se escucharon en el
momento del bautismo de Jesús, cuando Dios presentaba a Jesús como su siervo.
Pero aquí se añade un imperativo: «¡Escuchadlo!». La orden se relaciona con las
anteriores palabras de Jesús, que han provocado tanto escándalo en Pedro, y
con la dura alternativa entre vida y muerte que ha planteado a sus discípulos.
Ese mensaje no puede ser eludido ni trivializado. «¡Escuchadlo!»
Este episodio está contado como
experiencia positiva para los apóstoles y para todos nosotros. Después de haber
escuchado a Jesús hablar de su pasión y muerte, de las duras condiciones que
impone a sus seguidores, tienen tres experiencias complementarias: 1) ven a
Jesús transfigurado de forma gloriosa; 2) se les aparecen Moisés y Elías; 3)
escuchan la voz del cielo.
Lo cual supone una enseñanza creciente: 1)
al ver transformados sus vestidos tienen la experiencia de que su destino
final no es el fracaso, sino la gloria; 2) al aparecérseles Moisés y Elías se
confirman en que Jesús es el culmen de la historia religiosa de Israel y de la
revelación de Dios; 3) al escuchar la voz del cielo saben que seguir a Jesús
no es una locura, sino lo más conforme al plan de Dios.
El descenso de la montaña
La orden de Jesús de que no hablen de la
visión hasta que él resucite (v.9) se inserta en la misma línea de la prohibición
de decir que él es el Mesías (16,20). No es momento ahora de hablar del poder y
la gloria, suscitando falsas ideas y esperanzas. Después de la resurrección,
cuando para creer en Cristo sea preciso aceptar el escándalo de su pasión y
cruz, se podrá hablar con toda libertad también de su gloria.
Dos padres, dos hijos, y un tribunal
El relato del Génesis sobre el sacrificio
de Isaac y el pasaje de la carta a los romanos de Pablo ofrecen un interesante
contraste. Abrahán está dispuesto a sacrificar a su propio hijo, pero Dios no
lo acepta y termina bendiciéndolo. En cambio, Dios Padre entrega a su propio
Hijo a la muerte por nosotros. Esto, que puede parecer el mayor fracaso y la
mayor crueldad, se convierte para nosotros en fuente de bendición.
Pablo imagina un tribunal en el que se decide nuestro destino. Pero el fiscal, Dios Padre, está de nuestra parte, nos entregó a su Hijo. El juez, Jesús, en vez de condenarnos, dio su vida e intercede por nosotros. Imposible imaginar un tribunal más partidista. La mejor forma de ser agradecidos con este fiscal y este juez es vivir de acuerdo con sus palabras en el evangelio: “Este es mi Hijo amado, escuchadlo”.
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