"Ventana abierta"
RINCÓN PARA ORAR
SOR MATILDE
MAESTRO,
ENSEÑAS EL CAMINO DE DIOS
15 Entonces los
fariseos se fueron y celebraron consejo sobre la forma de sorprenderle en
alguna palabra.
16 Y le envían sus discípulos, junto con los
herodianos, a decirle: «Maestro, sabemos que eres veraz y que enseñas
el camino de Dios con franqueza y que no te importa por nadie,
porque no miras la condición de las personas.
17 Dinos,
pues, qué te parece, ¿es lícito pagar tributo al César o no?»
18 Mas Jesús, conociendo su malicia, dijo:
«Hipócritas, ¿por qué me tentáis?
19 Mostradme la moneda del tributo.»
Ellos le presentaron un denario.
20 Y les
dice: «¿De quién es esta imagen y la inscripción?»
21 Dícenle: «Del César.» Entonces les dice:
«Pues lo del César devolvédselo al César, y lo de Dios a Dios. » (Mt.
22, 15-21)
¿Tender una trampa a
Jesús?: se exponen a tentar a Dios y esto es grave, porque de Dios
nadie se burla. Pero, los fariseos son “hipócritas”, como los
definió Jesús, que dicen una cosa y hacen la contraria: “Tú eres
sincero; Tú enseñas el camino de Dios, en la verdad; Tú no
tienes acepción de personas”. Todo esto lo ven con sus propios ojos y saben
que Él es auténtico. Y, sin embargo, quieren torcer la
verdad, quieren que Dios diga y haga lo que ellos hacen y
dicen. Esto es grave y así se lo dice Jesús, pero para ofrecerles una
ocasión de conversión entra en su “juego sucio” y les deja
en ridículo, ¡ellos que pretendían difamar a Jesús!
¡Cuántas enseñanzas nos pone Dios en este Evangelio!: Tenemos que escuchar a Cristo que nos dice: “huidde la levadura de los fariseos”. Él, en lo que pudo, huyó de ellos, porque no se puede dialogar con la hipocresía y la mentira. Huyamos también nosotros de aquellos que quieren tendernos trampas y enredarnos en nuestra pureza de la fe y nuestras costumbres. Porque Él nos avisa de nuevo: “alejaos de doctrinas complicadas y extrañas”. La pureza de la fe y el amor sinceros es lo que corresponde a un fiel Hijo de Dios y discípulo de Jesucristo.
Pero volvamos al
Evangelio y a los sentimientos que provoca en Jesús esta pregunta capciosa de
los fariseos. Les dice, y nos dice el Maestro, que el dinero y
las cosas de este mundo sirven para este mundo, y ni siquiera
eso, porque siempre hemos de estar desprendidos de lo que no va a durar y
es caduco: “la representación de este mundo se termina”. Y, “buscad
los bienes de allá arriba donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios.
Aspirada a los bienes de arriba, no a los de la tierra, porque
vuestra vida está escondida con Cristo en Dios”.
Cumpliremos nuestros deberes cívicos sin servilismo, pero con un amor prudente que discierne, entre las leyes y mandatos humanos, lo que es bueno moralmente y lo que no lo es. Porque, a veces, los mandatos de los hombres están en pugna con lo bueno, con la voluntad de Dios, y ellos hemos de reprobarlos. Porque, el pagar el tributo al César es un deber social e indiferente para la moralidad de un seguidor de Cristo: “¿Qué te parece Pedro, pagamos o no pagamos? Pues sí, para no escandalizar a nuestros semejantes paganos que nos observan para tener de qué acusarnos”. También José y María se sometieron.
¡Oh Señor, que, la repetida meditación en tu Palabra, nos mueva a la conversión, a una vida santa, porque, “no quiero ofrendas y sacrificios sino un corazón quebrantado y humillado”. “¡Esto, Tú no lo desprecias”!¡Pero, sabemos, oh Jesús, que, sólo si nos envías, graciosamente tu Espíritu de Santidad, tu Espíritu Santo, podremos ofrecerte un corazón convertido, un corazón en donde abunde la santidad, es decir, la misericordia y el amor. Esto, es lo que te agrada y para lo que nos has creado, porque, sólo en esto, ¡te damos gloria y podemos adorarte como Tú deseas! ¡Jesús, ven en nuestra ayuda! ¡Amén! ¡Amén!
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