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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

miércoles, 1 de noviembre de 2017

Ángelus. Los santos son como los vitrales que dejan pasar la luz de Dios. 1 - Noviembre - 2017

"ventana abierta"


Ángelus
Miércoles, 1 de noviembre de 2017

Los santos son como los vitrales que dejan pasar la luz de Dios



En el día en que la Iglesia celebra la festividad de Todos los Santos, Francisco compartió el rezo del ángelus desde la ventana de su estudio en el palacio apostólico.
Francisco dijo que esta es una fiesta de familia y que las bienaventuranzas "no exigen gestos clamorosos, no son para super hombres, sino para quien vive las pruebas y las fatigas de cada día. Para nosotros."

"Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días y buena fiesta!
La Solemnidad de Todos los Santos es "nuestra" fiesta: no porque nosotros somos buenos, sino porque la santidad de Dios ha tocado nuestra vida.

Los santos no son figuritas perfectas, sino personas atravesadas por Dios. Podemos compararlas con los vitrales de las iglesias, que hacen entrar la luz en diversas tonalidades de color.
Los santos son nuestros hermanos y hermanas que han recibido la luz de Dios en su corazón y la han transmitido al mundo, cada uno según su propia "tonalidad".

Pero todos han sido transparentes, han luchado por quitar las manchas y las oscuridades del pecado, de tal modo de hacer pasar la luz afectuosa de Dios. Este es el objetivo de la vida: hacer pasar la luz de Dios; y también el objetivo de nuestra vida.

De hecho, hoy en el Evangelio Jesús se dirige a los suyos, a todos nosotros, diciéndonos "Felices" (Mt 5,3).
Es la palabra con la cual inicia su predicación, que es "evangelio", buena noticia porque es el camino de la felicidad. Quien está con Jesús es bienaventurado, es feliz.

La felicidad no está en el tener algo o en el convertirse en alguien, no, la felicidad verdadera es estar con el Señor y vivir por amor.

¿Ustedes creen esto? ¿Más o menos, no?

La felicidad verdadera no está en el tener algo o en convertirse en alguien; la felicidad verdadera es estar con el Señor y vivir por amor.

¿Creen en esto? ¡Va un poco mejor! Debemos ir adelante, para creer en esto.

Entonces, los ingredientes para una vida feliz se llaman bienaventuranzas: son bienaventurados los sencillos, los humildes que hacen lugar a Dios, que saben llorar por los demás y por los propios errores, permanecen humildes, lejos de la justicia, son misericordiosos con todos, custodian la pureza del corazón, trabajan siempre por la paz y permanecen en la alegría, no odian e, incluso cuando sufren, responden al mal con el bien.

Estas son las bienaventuranzas. No exigen gestos clamorosos, no son para super hombres, sino para quien vive las pruebas y las fatigas de cada día, para nosotros.
Así son los santos: respiran como todos el aire contaminado del mal que existe en el mundo, pero en el camino no pierden jamás de vista el recorrido de Jesús, aquel indicado en las bienaventuranzas, que son como un mapa de la vida cristiana.
Las bienaventuranzas son el mapa de la vida cristiana.
Hoy es la fiesta de aquellos que han alcanzado la meta indicada en este mapa: no sólo los santos del calendario, sino tantos hermanos y hermanas "de la puerta de al lado", que tal vez hemos encontrado y conocido.
Hoy es una fiesta de familia, de tantas personas sencillas, escondidas que en realidad ayudan a Dios a llevar adelante el mundo. ¡Y existen tantos hoy! Son tantos. Gracias a estos hermanos y hermanas desconocidos que ayudan a Dios a llevar adelante el mundo, que viven entre nosotros, saludémoslos con un fuerte aplauso: ¡todos!

Sobre todo – dice la primera bienaventuranza – son «los pobres de espíritu» (Mt 5,3).

¿Qué cosa significa?

Que no viven para el éxito, el poder y el dinero; saben que quien acumula tesoros para sí no se enriquece ante Dios (Cfr. Lc 12,21).
Creen en cambio que el Señor es el tesoro de la vida, y el amor al prójimo la única verdadera fuente de ganancia.

A veces estamos descontentos por algo que nos falta o preocupados si no somos considerados como quisiéramos; recordémonos que no está aquí nuestra felicidad, sino en el Señor y en el amor: sólo con Él, sólo amando se vive como bienaventurado.

Quisiera finalmente citar otra bienaventuranza, que no se encuentra en el Evangelio, sino al final de la Biblia y habla de la conclusión de la vida: «Felices los que mueren en el Señor» (Ap 14,13).
Mañana seremos llamados a acompañar con la oración a nuestros difuntos, para que gocen por siempre del Señor.
Recordemos con gratitud a nuestros seres queridos y oremos por ellos.


La Madre de Dios, Reina de los Santos y Puerta del Cielo, interceda por nuestro camino de santidad y por nuestros seres queridos que nos han precedido y han partido ya para la Patria celestial.

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