Tú misericordia llega hasta nosotros por siempre y podemos contemplarla en el rostro de Cristo, el Hijo de María. Los pobres, los humildes, los hambrientos, los necesitados lo encuentran todo en Ti, Señor. Los saciados, orgullosos y ricos sienten la vaciedad en sus vidas.
Tu memoria, Señor, perdura por siempre colmando de favores a tus siervos.
En María, en su Asunción en cuerpo y alma al Cielo, contemplamos la grandeza de tu amor por tus criaturas.
María, imagen de la Iglesia que un día será glorificada, en Ella encontramos el consuelo y la esperanza.
Tú amasaste, María, en tus entrañas, el mejor Pan, el Pan Vivo bajado del Cielo. Danos de ese Pan, del Pan de tus entrañas, el Pan amasado y cocido en tu seno, el Pan de Vida que nos alimenta y que sacia nuestra hambre"
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