Te doy gracias, María, por ser una mujer.
una mujer de nada, tú fuiste todo,
todo lo que un ser humano puede ser y mucho más
la plenitud del hombre, una vida completa.
la mujer más libre y liberada de toda la historia,
la única mujer liberada y libre de la historia,
porque fuiste la única no atada al pecado,
la única no uncida a la vulgaridad,
la única que nunca fue mediocre,
la única verdaderamente llena de gracia y de vida.
porque estabas llena de vida,
estuviste llena de vida porque habías sido
llenada de gracia y de vida.
siendo esclava,
aceptando la única esclavitud que libera,
la esclavitud de Dios,
y nunca te enzarzaste en todas las otras esclavitudes
que a nosotros nos atan.
a preferir su misión a tu comodidad,
porque aceptaste tu misión,
sabiendo que era cuesta arriba,
una cuesta arriba que terminaba en un Calvario.
gracias por no tener miedo,
gracias por fiarte del Dios que te estaba llenando,
del Dios que venía no a quitarte nada,
sino a hacerte más mujer.
más entera que ha existido,
y gracias sobre todo por haber sido
la única mujer de toda la historia
que volvió entera a los brazos de Dios.
por no cansarte de cuidar de tus hijos de ahora.
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