Que el Niño Jesús nazca también en nuestros corazones para que podamos regalarles a otros, nuestros hermanos, el amor que Dios nos muestra día a día, que reflejemos con nuestra vida su abundante misericordia.
Su Luz ilumina todos los confines de la tierra.
nace una esperanza nueva.
En la sonrisa de un Dios que es Niño
se asoma, frágil, la luz del Reino.
Un Niño Dios
que necesita cuidados, caricia, atención.
Una esperanza nueva
que crecerá con el esfuerzo de todos.
Una Madre atenta,
dispuesta para lo que Dios pide,
que no vacila en decir sí
y entregar su vida entera.
La Madre,
del Señor y Madre nuestra.
María de Nazaret,
camino que conduce al Padre.
Dios que nace en un pesebre,
olvidado, a la intemperie.
Recordándonos su presencia
entre los pobres que sufren.
Navidad.
El signo de un Dios que se hace pobre
para llamar al Reino
desde los olvidados del mundo.
LLegó la Buena Noticia,
que empiece la Fiesta
en medio del pueblo.
La liberación esperada
ha dejado de ser sueño.
Empezó a ser realidad
la semilla del mundo nuevo.
Cantemos con alegría,
unamos voces y manos.
Vamos a ver al Dios vivo,
festejemos su nacimiento.
Desde el pesebre de Navidad
un grito surge de aliento,
Dios está con nosotros,
marchemos hacia su encuentro.
El Dios que nace es un niño
necesitado y pequeño,
que requiere mucha entrega
para hacer crecer el Reino.
Navidad como María,
contemplar desde el silencio,
el misterio de Dios hombre
que nos convoca a cambiar,
a vivir para los otros,
a construir en el mundo
el inmenso sacramento
de la presencia de Dios
que nos contagia su aliento.
Un Dios que llega a los hombres
que se hace hermano nuestro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario