(7 - abril - 2013)
José-Román Flecha Andrés.
Palabra del Señor, Salamanca, Editorial. Secretariado Trinitario, 2007.
Dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo:
UN AMIGO IGNORADO
Muchas veces hemos tratado de defenderle de la acusación de incredulidad que se le imputa.
Sabemos que él fue el único discípulo que animó a los demás a subir con Jesús a Jerusalén, aun previendo la suerte que allí le esperaba.
No parece creer que jesús haya resucitado.
Quiere tocar sus llagas.
Se lo hemos echado mil veces en cara.
Pero tal vez no se niega a creer en la resurrección del Señor.
Sólo está molesto por el entusiasmo de sus compañeros.
Los que antes rechazaban la cruz, ahora aceptaban
apresurados la gloria.
Tal vez Tomás también está molesto con Jesús.
Él fue el único que estaba dispuesto a seguir a su Maestro hasta el final.
Y ahora Jesús se muestra a todos los demás precisamente cuando él ha tenido que alejarse del grupo.
"Eso no se hace a un amigo".
Eso es lo que parece pensar.
No es un incrédulo.
Es un amigo que se siente ignorado.
Sea como sea, su postura ha dado pie a la última bienaventuranza evangélica:
"Dichosos los que crean sin haber visto".
Señor Jesús,
"Tú, vencido el aguijón de la muerte, abres a los creyentes el reino de los cielos".
Te alabamos y te glorificamos por ello.
Y creemos en Ti sin haberte visto en tu carne mortal. Aleluya.
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