"Ventana abierta"
COMPAÑIA DE JESUS
APOSTOLADO DE LA ORACIÓN
Padre Leonardo Molina García. S.J.
INTRODUCCIÓN GENERAL A TODAS
Orar,
orar, orar. Mucha insistencia en Jesús,
que una y otra vez nos pide que oremos. Él es el primero que hace oración en
muchas ocasiones, en público y en privado. Y manda a sus discípulos que oren:
con insistencia (Mat 7,7-11, sin rencor (Mc 11,25) y con una fe sin reservas
(Mc 11,23…) Una y otra vez San Pablo repite machaconamente que hay que orar (I
Tes 5,17). Hay muchos libros, oraciones, métodos. La oración tiene una
literatura tan abundante casi como la del
sexo (al menos en los ambientes eclesiales). ¿Será porque en realidad no la
hacemos, o, por lo menos, no la hacemos bien y queda como ideal inalcanzable,
pero siempre apetecible?
Pero
creo que el mejor método y sistema es ORAR… es decir, dejarse de cuentos y teorías
y ponerse a HACER oración. Sin excusas.
A
mí se me ocurren estas sencillas ideas
1.
Es
mejor hacer oración con las propias
palabras. Mucho mejor que hacerla con palabras prestadas (de santos, de
poetas, de powwer points) No conozco amigos o enamorados que hable con su
pareja con palabras ajenas o escritas. Bueno, a veces, ayudan, ponen en marcha
la conversación, pero luego, hay que soltar papeles y por así decir, las
muletas…y hablar de corazón a corazón.
2.
Hablarle
al Señor (Dios Padre, Jesús, Espíritu Santo) de TÚ…En el mundo sajón no se atreven a hablarle al Señor de Tú y usan
el Vos…interesante forma de respeto. Pero nosotros, sin perder ese respeto y
sabiendo quién es, hablamos confiadamente con Él, tuteándole.
3.
Desde
luego, hay oraciones privilegiadas, de toda la Iglesia, que al recitarlas o
meditarlas, nos sentimos miembros de ella:
todos coincidimos en sentirlas, las rezamos unidos a todos en la fe, en el
amor, los compromisos y la historia…El
Padre nuestro, el Ave María, la Salve al menos pueden quedar no solo exentas de
esta quema, sino exaltadas. Las oraciones tradicionales se respetan, desde
luego, pero en segundo plano y como meras ayudas…
4.
Todas
las oraciones prestadas son caminos
pedagógicos hacia la oración personal, el encuentro personal con Dios
5.
Siempre
en mi oración figuran los demás. Nunca puedo olvidar ese artículo de la fe que
proclama: creo en la comunión de los
santos…
6. Y ahora paso a todos los métodos o caminos. Están tomados de la
espiritualidad ignaciana. Cada método tiene que ser precedido de ESTOS CINCO PUNTOS PREPARATORIOS. SON MUY
IMPORTANTES E IMPRESCINDIBLES.
1. Al acercarme al lugar de la oración, recuerdo que voy a pasar un rato de
intimidad con el Señor.
2. Busco un espacio y una postura que me ayuden a relajarme.
3. Hago silencio, respiro lentamente y tranquilizo mi cuerpo.
4. Caigo en la cuenta de que entro en la presencia del Señor. Y miro cómo Él me
mira.
5. Después de hacer la señal de la cruz,
le pido al Espíritu que me ayude a
estar en la presencia de Dios durante todo el tiempo de oración. Y que todo lo
que haga en ella me anime a buscarle; para conocerle más, amarle mejor y
seguirle de cerca.
CONTEMPLACIÓN
LEER. Escojo una escena
bíblica y la leo atentamente. La releo varias veces si es necesario.
VER. Entro en relación con cada una de las personas, me las
imagino, las veo "como si presente
me hallase".
OíR. Oigo lo que
hablan y escucho sus palabras como si me fueran dichas a mí.
MIRAR. Miro lo
que hacen y me detengo en sus gestos. Con paz, sin prisa por avanzar.
DIALOGAR. Recojo mi rato de oración haciendo un coloquio con Jesús, "como un amigo habla a otro
amigo".
ORAR CON LA RESPIRACIÓN
PETICiÓN. Pido a
Dios que me ayude para que todas mis intenciones, mis acciones, mi mundo
interior ... sea todo según su voluntad.
LEO. Escojo una oración
sencilla y conocida (Padre Nuestro, Ave María) o una lista de nombres de Jesús
(Señor, Maestro, Amigo).
RESPIRACiÓN. En cada espiración, voy recitando palabra por
palabra la oración escogida. Sin forzar el ritmo, manteniendo el compás.
REPETICiÓN. Repito cada palabra varias veces, lentamente,
con recogimiento. Y pienso en el significado
de cada una de ellas, en la persona a quien se refiere, en mi necesidad de ser
transformado según esa palabra, etc.
DIÁLOGO. Me despido haciendo un coloquio, "como un amigo
habla a otro amigo".
ORAR CON LOS SALMOS
PETICIÓN. Pido que el mismo Espíritu que inspiró los salmos me inspire en mi oración para poder
comprender, gustar, gozar.
LEO. Leo en voz alta el salmo entero y dejo que resuene en mí. Luego lo releo en
silencio, procurando que vaya calando dentro.
GUSTO. Voy repasando
el salmo estrofa por estrofa. Puedo simplemente repetirlas para que se vayan
grabando en mi corazón Y en mi memoria. O puedo centrarme en sus imágenes,
dejando que atrapen mi imaginación.
RECUERDO. Traigo a la memoria
situaciones de mi vida o experiencias espirituales en las que haya vivido las
imágenes del salmo. y miro cómo Dios ha cumplido su Palabra.
DIALOGO. Acabo usando las palabras del salmo (u otras mías)
para alabar, agradecer, pedir ...
LECTIO DIVINA
PETICION. Pido el mismo
Espíritu con que fue escrito el texto, para entrar en contacto con esa
misma experiencia espiritual.
LECTIO: Leo el texto despacio y, si me ayuda, en voz alta.
Avanzo por él hasta que encuentro
esa "palabra" que está ahí para mí.
MEDITATIO: Rumio el pasaje encontrado, lo repito,
lo memorizo y dejo que cale dentro de mí. Lo hago mío para que entre en
reacción con mis ideas, sentimientos,
recuerdos, heridas, deseos, preocupaciones...
ORATIO: Hablo con el Señor usando las palabras
del texto u otras. Y dejo que esa Palabra que Dios me dice transforme mis
sentimientos, anhelos, descanso, trabajo...
CONTEMPLATIO: Reposo en las manos de Dios y,
tranquilamente me despido de Él.
ORAR A DIOS GUSTANDO
PETICiÓN. Pido a
Dios que me ayude para que todas mis intenciones, mis acciones, mi mundo
interior ... sea todo según su voluntad.
LEO. Escojo una oración
vocal {Padre Nuestro, Ave María, Gloria, Credo, Salve} o una lista de
contenidos que puedan relacionarme con Dios {las bienaventuranzas, los miembros
de mi comunidad}.
SABOREO. Digo en mi interior la primera palabra y la dejo resonar en mí. Veo lo que me sugiere,
hago consideraciones sencillas, pido, agradezco, examino mi vida, encomiendo a
alguien ...
CONTINÚO. Recorro
toda la oración sin prisas, deteniéndome en aquella palabra que me llena y
gustando lo que encuentre.
DIALOGO. Me despido
del Señor Jesús.
ORAR CON EL EVANGELIO
ME RECOJO. Me imagino el lugar de la escena, "como si
presente me hallase".
PETICiÓN. Pido conocer
por dentro al Señor hacer lo que Él hace, decir lo que Él dice, sentir como
siente Él. Para que así le ame cada vez más y pueda seguirle mejor.
MEDITO y CONTEMPLO. Leo el texto lentamente, punto por
punto, palabra por palabra. Uso la memoria
para recordar situaciones parecidas. La inteligencia
para comprender y aplicar lo meditado a mi vida. Y la voluntad para desear, pedir, dar gracias, proponer, adorar, sentir,
amar ...
DIÁLOGO Acabo haciendo un coloquio con el Señor, "como
un amigo habla a otro amigo". Termino rezando un Padrenuestro. Luego me despido y salgo lentamente de la oración.
MEDITACIÓN
PETICiÓN. Pido a Dios que me dé luz para mirarme y para mirar al mundo desde lo que vaya a meditar.
LEO. Escojo un texto
del Evangelio o cualquier otro texto que pueda ayudarme a crecer, a conocer
cada vez más al Señor y a vivir a su modo. Y lo leo despacio varias veces.
MEMORIA. Recuerdo
quién ha hablado así, cuándo, a quién, lo que me descubren sus palabras de cómo
es Dios, a qué me suena ...
ENTENDIMIENTO. Reflexiono
sobre el sentido de estas palabras y las consecuencias que pueden tener para mi
vida.
VOLUNTAD. Dejo que toda mi persona se apasione por el modo
que Jesús tiene de vivir. Y pongo todo en juego para reacomodar mi forma de querer, de pensar y de actuar.
EXAMEN DEL DÍA
Busco un lugar tranquilo, hago silencio y caigo en la cuenta
de que entro en la presencia de del
Señor. "Tú me conoces y me
sondeas"
AGRADECER. Le doy
gracias a Dios por el día vivido, y por todo el bien recibido: las alegrías, los gozos, los encuentros, el perdón,
la fe. También por las dificultades,
las luchas y las contradicciones encontradas, que me colocan en mi lugar.
Aunque no siempre lo haya visto, Dios estaba allí presente, sosteniéndome y
trabajando por mí.
PEDIR LUZ. Pido al Espíritu luz para mirar mi vida con
sus ojos, como la mira Él, para saber
reconocerle en el día que termina
y para descubrir cómo ha estado volcado en mí. Le pido también que ilumine mis fallos y que sea su mirada la
que descubra mis incoherencias.
TOMAR CONCIENCIA: Presto atención a todo lo vivido. Y
recorro los sentimientos y recuerdos
que he experimentado: gozo, paz, miedo, duda, compasión. Recorro también las faltas que he cometido hoy: mi pobre
fe, esperanza o amor, mis fallos de pensamiento, palabra y obra. ¿Qué me ha
movido por dentro?, ¿cuál ha sido mi tono en este día?, ¿cómo ha pasado Dios
por mí?
PEDIR PERDON. Le pido al Señor perdón de corazón. Por mis pobres respuestas, por olvidar su
presencia, por cerrarme a su amor.
ENFOCAR EL MAÑANA. Con la confianza de saberme en las manos
de Dios, le pido gracia para
seguirle mañana más de cerca, un poco mejor. Y para corregir aquello que me
separa de Él. Termino rezando con tranquilidad el Padrenuestro.
Estas fichas para
hacer oración tienen como título:
COMPAÑIA DE JESUS
APOSTOLADO DE LA ORACIÓN
Leonardo Molina S.J.
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