Esta semana el Arzobispo Monseñor Juan José Asenjo Pelegrina ha dedicado su Carta Pastoral, como no podía ser de otra manera, a la Cuaresma.
D. Juan José compara el sentir de la reconversión de un cristiano en este tiempo litúrgico, con la restauración que sufre un cuadro con el paso de los años. Así se titula la Carta Pastoral de esta semana:
"Restauranos Señor, con tu Misericordia".
D. Juan José comienza su Carta, recordando la belleza del cuadro de Velázquez cuando éste lo pintó en 1657, y que el paso de los años lo fue deteriorando. Por ello, hace algunos años hubo que restaurarlo, para que así la obra de Velázquez brillara con todo su esplendor, como lo hiciera hace 4 siglos cuando se creara.
Monseñor Asenjo compara la vida de este cuadro que necesitó ser restaurado, con la de los cristianos en el tiempo de Cuaresma.
"Como el cuadro de Velázquez, cada uno de nosotros, después de nuestro Bautismo, fuimos una obra perfecta salida de las manos de Dios. En el Bautismo fuimos incorporados a Cristo, recibimos la Gracia Santificante que nos hizo hijos de Dios, miembros de su Familia y partícipes de su Naturaleza Divina.
Nos convertimos, además, en templos de la Santísima Trinidad, que vino a habitar en nosotros.
Con el paso del tiempo, sin embargo, este cuadro ideal se fue deteriorando.
A lo largo de nuestra vida de adultos, nuestra alma fue perdiendo su belleza originaria, su primitiva tersura y perfección.
Por todo ello, nuestra Madre la Iglesia, sitúa cada año en el corazón del Año Litúrgico el tiempo de Cuaresma, en el que nos invita a la renovación, a la conversión, a la restauración de nuestra vida cristiana:
"Restauranos Señor, con tu Misericordia, a los que estamos hundidos bajo el peso de las culpas".
Él es el Camino, la Verdad y la Vida también ahora en nuestra peregrinación terrena. Él ha venido para que tengamos vida, y vida abundante, la vida que nos permite dar frutos si permanecemos unidos a Él, como el sarmiento que permanece unido a la vid.
Esa vida es la Gracia Santificante, que nos fue merecida por Jesús de una vez y para siempre en la cruz, y que Él entregó a la Iglesia para que la distribuya y aplique a los hombres de todos los tiempos a través de los sacramentos".
Monseñor Asenjo finaliza la Carta de esta semana con una invitación a partir de la liturgia de hoy.
La liturgia de este domingo nos invita a estimar la vida divina en nosotros y a vivirla en plenitud, a luchar contra el pecado venial que vela en nosotros la imagen de Dios, a luchar sobre todo, contra el pecado mortal que la destruye totalmente.
Volvamos al Señor y renovemos la Gracia Bautismal.
Dejemos que Él restaure en nosotros la condición filial en este tiempo de gracia y salvación".
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