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Sean bienvenidos

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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

jueves, 21 de noviembre de 2024

RINCÓN PARA ORAR. "JESÚS, LLORÓ SOBRE JERUSALÉN". Jueves, 21 - Noviembre - 2024

"Ventana abierta"

RINCÓN PARA ORAR

SOR MATILDE

JESÚS, LLORÓ SOBRE JERUSALÉN

41 Al acercarse y ver la ciudad, lloró por ella,

42 diciendo: «¡Si también tú conocieras en este día el mensaje de paz! Pero ahora ha quedado oculto a tus ojos.

43 Porque vendrán días sobre ti, en que tus enemigos te rodearán de empalizadas, te cercarán y te apretarán por todas partes,

44 y te estrellarán contra el suelo a ti y a tus hijos que estén dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no has conocido el tiempo de tu visita.» (Lc. 19, 41-44)

¡Jerusalén, “ciudad del gran Rey”, baluarte glorioso del Dios Omnipotente! Él se la escogió entre todas las naciones para derramar en ella toda su gracia y amor predilecto. Pues, esto que parecía inconmovible y cimentado sobre Roca, será destruido y caerá piedra sobre piedra, no quedará un solo habitante en el país... Este porvenir se lo labró a pulso Israel escogiendo la infidelidad, la idolatría y toda la maldad. Nadie la forzó a su autodestrucción, sino que fue ella sola la que se precipitó en este abismo. Y, Jesús, al contemplar su actual esplendor, lloró sobre ella. Él, que veía su porvenir en el presente, se sintió conmovido hasta las lágrimas por el desastre que le llegaría en el futuro. (Jerusalén, fue destruida en el año 70 por el emperador Tito).

Dice Jesús que este desastre le llegará porque “no ha conocido el tiempo de su visita”. Jesús llegó y predicó a un pueblo mal dispuesto. Parece como que el culmen de la Revelación de Dios y la Salvación, les venía grande. Estaba muy bien la Ley de Moisés y los Profetas, pero que Dios les regalara, después de todo ellos, al Mesías esperado, como que era mucho don para unos espíritus que decían a Dios: “¡basta!”. Se habían acomodado a la Ley y la habían retorcido a su antojo y, ahora con Jesús, no querían ni oír hablar de “la libertad de los hijos de Dios” o “el regalo del Hijo a su Pueblo para ser salvados de sus pecados”.

Jesús les habla de “conocer” y “reconocer”. Ambas palabras tienen el mismo origen, pero no son lo mismo: “¡si “conocieras” hoy, en este día, lo que conduce a la paz!”. Dios da a su Pueblo una última oportunidad para llegar a la paz: el aceptar a su Hijo Jesús, porque “Él es nuestra paz”. Pero no lo “reconocieron” cuando los visitó. Volvieron el rostro a esta oferta de acercamiento de Dios.

Y, es que el Pueblo de Israel vaciló siempre entre la fidelidad y la idolatría. No fueron constantes en el bien y eso que Dios, siempre movido a compasión, les enviaba profetas que les hablaban del Señor y les denunciaban sus extravíos.

¡En el Pueblo elegido vemos Señor nuestra propia historia: tantas veces nos alejamos de Ti por nuestros pecados, como lo hizo el hijo pródigo; y, una y otra vez, nos has llamado a retornar a Ti y esto, “porque es eterna tu misericordia” y sabes que somos barro y como flor campestre que ¡hoy florece y mañana se seca!

¡Perdón, Señor, porque hemos pecado contra Ti, siguiendo nuestro antojo! ¡Hoy, mi Dios, me invitas a suplicarte por todos los pecados y desastres de nuestra humanidad que vaga tan herida e insatisfecha! ¡Tú sólo, Señor, puedes convertir nuestro corazón de la maldad a la bondad y a la pureza del corazón! ¡Que tu gracia obre este milagro, pues nuestra confianza y mirada fija en Ti, en la Cruz y no puede quedar defraudada! ¡Te amamos, Jesús, y buscamos tu rostro! ¡Que nuestra plegaria esté siempre ante Ti porque gozas en perdonar, porque nos amas con amor eterno! ¡Que así se haga en tu presencia! ¡Gracias, Señor Jesús! ¡Amén! ¡Amén!

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