"Ventana abierta"
P. Leonardo Molina García. S.J.
Domingo 3º Tiempo Ordinario Ciclo B.
UN COMIENZO SORPRENDENTE
José Luis Sicre
Fe adulta
El domingo pasado, el evangelio de Juan
nos contó cómo Jesús entró en contacto con algunos de los que más tarde serían
sus discípulos. Este domingo volvemos al evangelio de Marcos, que será el usado
básicamente durante el Ciclo B. En tres escenas, las dos últimas estrechamente
relacionadas, nos cuenta la forma sorprendente en que comienza a actuar Jesús.
1ª escena: Actividad inicial de Jesús.
Marcos ofrece tres datos: 1) momento en
que comienza a actuar; 2) lugar de su actividad; 3) contenido de su
predicación.
Momento. Cuando encarcelan a Juan Bautista. Como si ese
acontecimiento despertase en él la conciencia de que debe continuar la obra de
Juan. Nosotros estamos acostumbrados a ver a Jesús de manera demasiado divina,
como si supiese perfectamente lo que debe hacer en cada instante. Pero es muy
probable que Dios Padre le hablase igual que a nosotros, a través de los
acontecimientos. En este caso, el acontecimiento es la desaparición de Juan
Bautista y la necesidad de llenar su vacío.
Lugar de actividad. A diferencia de Juan, Jesús no se
instala en un sitio concreto, esperando que la gente venga a su encuentro. Como
el pastor que busca la oveja perdida, se dedica a recorrer los pueblecillos y
aldeas de Galilea, 204 según Flavio Josefo. Galilea era una región de 70 km de
largo por 40 de ancho, con desniveles que van de los 300 a los 1200 ms. En
tiempos de Jesús era una zona rica, importante y famosa, como afirma el libro
tercero de la Guerra Judía de Flavio Josefo (BJ III, 41-43),
aunque su riqueza estaba muy mal repartida, igual que en todo el Imperio
romano.
Los judíos de Judá y Jerusalén no
estimaban mucho a los galileos: “Si alguien quiere enriquecerse, que vaya al
norte; si desea adquirir sabiduría, que venga al sur”, comentaba un rabino
orgulloso. Y el evangelio de Juan recoge una idea parecida, cuando los sumos
sacerdotes y los fariseos dicen a Nicodemo: “Indaga y verás que de Galilea no
sale ningún profeta” (Jn 7,52).
El mensaje inicial. ¿Qué dice Jesús a esa pobre gente,
campesinos de las montañas y pescadores del lago? Su mensaje lo resume Marcos
en un anuncio (“Se ha cumplido el plazo, el reinado de Dios está cerca”) y una
invitación (“convertíos y creed en la buena noticia”).
El anuncio encaja en la mentalidad
apocalíptica, bastante difundida por entonces en algunos grupos religiosos
judíos. Ante las desgracias que ocurren en el mundo, y a las que no encuentran
solución, esperan un mundo nuevo, maravilloso: el reino de Dios. Para estos
autores era fundamental calcular el momento en el que irrumpiría ese reinado de
Dios y qué señales lo anunciarían. Jesús no cae en esa trampa: no habla del
momento concreto ni de las señales. Se limita a decir que “está cerca”.
Pero lo más importante es que vincula ese
anuncio con una invitación a convertirse y a creer en la buena noticia.
Convertirse implica dos cosas: volver a
Dios y mejorar la conducta. La imagen que mejor lo explica es la del hijo
pródigo: abandonó la casa paterna y terminó dilapidando su fortuna; debe volver
a su padre y cambiar de vida. Esta llamada a la conversión es típica de los
profetas y no extrañaría a ninguno de los oyentes de Jesús (la 1ª lectura, del
libro de Jonás, se centra en ese tema).
Pero Jesús invita también a “creer en la
buena noticia” del reinado de Dios, aunque los romanos les cobren toda clase de
tributos, aunque la situación económica y política sea muy dura, aunque se
sientan marginados y despreciados. Esa buena noticia se concretará pronto en la
curación de enfermos, que devuelve la salud física, y el perdón de los pecados,
que devuelve la paz y la alegría interior.
2ª y 3ª escenas: llamamientos de Simón y
Andrés, Santiago y Juan
Jesús ha pasado unas semanas, quizá meses,
recorriendo él solo Galilea. Hasta que decide buscar unos discípulos que lo
acompañen y continúen su obra. No los busca en Jerusalén, entre los alumnos de
los grandes rabinos. Los busca entre los pescadores. Económicamente no son unos
miserables, tienen barca e incluso les ayudan unos jornaleros. Pero en una
sociedad agraria, como la del Imperio romano, el obrero manual estaba por
debajo del campesino, y sólo por encima de las clases de la gente impura y de
los despreciables.
El relato de Marcos resulta
desconcertante. ¿Es posible que cuatro muchachos sigan a Jesús sin conocerlo,
abandonando su familia y su trabajo? El lector moderno, buscando una respuesta,
acude al cuarto evangelio, donde se dice que Jesús ya los conoció cuando el
bautismo. Pero el lector antiguo, que sólo tenía a su disposición el evangelio
de Marcos, se queda admirado del poder de atracción que ejerce Jesús y de la
disponibilidad absoluta de los discípulos.
Estos cuatro discípulos representan el
primer fruto de la predicación de Jesús: muchachos que creen en la buena noticia
del Reinado de Dios, siguen a Jesús y cambian radicalmente de vida.
La conversión de los ninivitas (Jonás
3,1-5.10)
La primera lectura ha sido elegida porque
los ninivitas, los nazis de aquella época, al convertirse gracias a la
predicación de Jonás, nos sirven de modelo. Mucho más motivo tenemos nosotros
para convertirnos al escuchar la predicación de Jesús. Sin embargo, los motivos
que aducen Jesús y Jonás son muy distintos: Jesús anima anunciando
la cercanía del reinado de Dios; Jonás asusta anunciando que
«dentro de cuarenta días Nínive será arrasada».
«Señor, enséñame tus caminos» (Salmo 24)
El salmo encaja mucho más con el evangelio que con la primera lectura. Porque Jonás no enseña nada, solo amenaza. En cambio, Jesús, proclamando el evangelio de Dios, nos enseña a caminar por el camino que Dios quiere y nos recuerda que «el Señor es bueno y es recto, y enseña el camino a los pecadores». Aparte de agradecérselo, debemos pedirle: «haz que camine con lealtad».
P. Leonardo Molina García. S.J.
¿Qué pretendía Jesús cuando después de
casi treinta años estuvo callado, sin apenas decir nada y AHORA SE TIRA A LA
CALLE y habla, dice su programa.
¿Es confuso, no se explica bien? Porque,
la teología es complicada, necesita al menos como base, 4 años de estudio; los
libros son sesudos, con muchas páginas imposibles de leer y “solo para
inteligentes” y con tiempo disponible. Y bien complicado todo. Hay religiones
más sencillas, por ejemplo el islán, los 8 caminos de Buda. El pueblo cristiano
“currante” se limita a “ser buena persona”, no hacer daño, asistir a misa los
domingos y organizar (o asistir a) procesiones. El Papa Francisco, para mayor
confusión, afirma que es “el santo pueblo de Dios”.
Y si nos metemos en la historia todo se
complica aún más: Cruzadas, Inquisición, polémicas del modernismo, Cartas,
Encíclicas, luego (o ahora) la pederastia, las distintas Órdenes religiosas,
trajes, ideas, polémicas, guerras de religión… progres, retro…
¿Hay quien nos aclara? SÍ. Marcos (1,
14-20)
“Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó
a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios.
Decía: «Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y
creed en el Evangelio.»
Pasando junto al lago de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que eran
pescadores y estaban echando el copo en el lago.
Jesús les dijo: «Venid conmigo y os haré pescadores de hombres.»
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Un poco más adelante vio a
Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca
repasando las redes. Los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los
jornaleros y se marcharon con él”.
O sea que propone un camino y nos invita a seguirle.
1. Se ha cumplido el plazo. Ya. No hay que
esperar más. El pasado ya se fue. El futuro no ha venido, está en marcha. No
importa ya el espacio, sino el proceso.
2. Cerca está ya el reino de Dios. Es Jesús,
no hay que esperar NADIE MÁS. , amarle y seguirle es el proceso. Se
presenta como modelo, camino, horizonte y fuerza interior. Ser espiritual
quiere decir, que nuestra motivación, empuje interior, es su figura.
3. Convertíos. ¿De qué? ¿Por qué?
¿Cambiamos? ¿Acaso somos inmaduros toda la vida? Claro que sí. Tres grandes
ambiciones nos envuelven y nos fagocitan. Son los tres grandes ídolos; El
dinero, la vanidad, la mundanidad. Son las tentaciones de Jesús. Los tres
fantoches tienen muchas ramas y frutos apetecibles. Son empoderadores para
nuestra sociedad. El las venció.
4. Creed el Evangelio. Aceptad la Buena
Noticia. Cambiad de valores, confiad siempre en Dios. Sentíos hijos de Dios,
hermanos de todos. Crezca el amor, la esperanza y la confianza. Practicad el
Padrenuestro, que son las mejores aspiraciones de la vida.
Prueba y verás. Daño no te va a venir. Se te invita personalmente ¿Y si “arregla” tus problemas? Déjate de historias secundarias.
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