"Ventana abierta"
RINCÓN PARA ORAR
SOR MATILDE
ID AL MUNDO ENTERO Y PROCLAMAD EL EVANGELIO
15 Y les dijo: «Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación.
16 El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará.
17 Estas son las señales que acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas nuevas,
18 agarrarán serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien.» (Mc. 16, 15-18)
Estas son unas Palabras de Nuestro Señor Jesús a los que creemos en Él y lo amamos. No es algo opcional y, por tanto, no es discutible, sino que es una un mandato urgente. Sería motivo de reflexión, si tras estas palabras de Jesús fuéramos solos a esta tarea, porque sabemos que, convertir a otro a Dios, es imposible para el hombre. Pero no, detrás de este envío, le sigue un cortejo de poderes de los discípulos. Porque Dios, escogió este instrumento tan pobre y débil para mostrar que la fuerza es de Dios y no viene del hombre, por muy superdotado que sea. Y es que, “la fuerza de Dios, se realiza en la debilidad y en la necedad de la predicación”.
¡Es maravilloso ser espectador de este milagro insólito!: Uno, anuncia a Jesucristo, todo su Misterio Pascual y el Amor del Padre, con discursos salidos simplemente de nuestros labios, y vemos que, por la acción de la gracia de Dios, los que escuchan, con corazón sincero, sienten arder su interior con una Nueva Vida que no procede de ésta, nuestra vida natural y humana. El movimiento interior a “entender” y “amar” los Misterios que se me explican, es tan fuerte que, sabemos que la Fuente de donde manan esas Palabras, está más allá de lo humano y conocido hasta ahora. Y porque lo que se nos manda es la predicación de la Verdad de Dios, no podemos dejar de hablar de lo que vimos y oímos en Jesús.
En este nuestro tiempo, en que el hombre y sus derechos, más que en otras épocas, nos obligan a respetarle, y lo primero en sus creencias y fe, el “id al mundo entero y proclamad el Evangelio”, nos cuestiona este “id”. Y objetamos: “hay que dejar a cada uno en su religión y a veces en sus sectas y errores: ¿Cada uno es libre de optar por lo que quiere creer”? Pero un axioma indiscutible es: “hay que adherirse siempre a la Verdad”. Una vez conocida, no puedo decir: “no quiero seguirla”, porque la Verdad se autodefine a sí misma como Dios que es: “bajo el cielo no se nos ha dado otro Nombre que pueda salvarnos y ese Nombre y este Hombre, es Jesús, la Segunda Persona de la Santísima Trinidad de Dios.
Y para respaldar éste: “y predicad el Evangelio a todo el mundo”, Jesús puso en sus discípulos poderes que, el hombre no tiene de sí propio: “expulsarán los demonios en su Nombre, hablarán lenguas nuevas, lo dañino no les herirá ni entre sus manos, y si beben un veneno mortal, no les hará daño y curarán toda enfermedad y hasta darán vida a los muertos”. ¿Qué más se puede pedir como signo de autenticidad? Sí, es verdad que muchos necesitan ver esto para creer. Pero Jesús va más allá y nos dice: “! dichosos los que, sin ver y palpar, creen!".
¡Seamos nosotros de estos bienaventurados y no pongamos resistencia a la gracia, que está deseando envolvernos con su fuerza y su luz!
¡Jesús, míranos con amor y danos una fe contra toda duda, pues estando Tú en nosotros todo es luz y paz y seguridad! ¡Amén! ¡Amén!
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