"Ventana abierta"
Más que un anillo de compromiso
Web católico de Javier Olivares
Un muchacho entró con paso firme a la joyería y
pidió que le mostraran el mejor anillo de compromiso que tuviera. El joyero le
presentó uno. La hermosa piedra, solitaria, brillaba como un diminuto sol
resplandeciente.
El muchacho contempló el anillo y con una
sonrisa lo aprobó. Preguntó luego el precio y se dispuso a pagarlo.
¿Se va usted a casar pronto? - Le preguntó el joyero.
No - respondió el muchacho - Ni siquiera tengo novia.
La muda sorpresa del joyero divirtió al comprador.
Es para mi mamá -dijo el muchacho - Cuando yo
iba a nacer estuvo sola; alguien le aconsejó que me matara antes de que
naciera, así se evitaría problemas; pero ella se negó y me dio el don de la
vida. Y tuvo muchos problemas. Muchos.
Fue padre y madre para mí. Fue mi amiga, mi
hermana y mi maestra. Me hizo ser lo que soy. Ahora que puedo le compro este
anillo de compromiso. Ella nunca tuvo uno. Yo se lo doy como promesa de que si
ella hizo todo por mí, ahora yo haré todo por ella. Quizá después entregue otro
anillo de compromiso, pero será el segundo.
El joyero no dijo nada. Solamente ordenó a su
cajera que hiciera al muchacho el descuento aquel que se hacía nada más que a
los clientes importantes.
REFLEXIÓN
Tenemos casas más grandes, pero familias más
pequeñas.
Tenemos más compromisos, pero menos tiempo.
Tenemos más medicinas, pero menos salud.
Hemos multiplicado nuestras fortunas, pero
hemos reducido nuestros valores.
Hablamos mucho, amamos poco y odiamos demasiado.
Hemos llegado a la Luna y regresamos, pero
tenemos problemas para cruzar la calle y conocer a nuestro vecino.
Hemos enviado equipos a Marte y conquistado el
espacio exterior, pero no el interior.
Tenemos mayores ingresos, pero menos moral.
Estos son tiempos con más libertad, pero menos
alegría.
Hay más comida, pero menos nutrición.
Son días en los que quizás llegan dos sueldos,
pero entran los divorcios.
Son tiempos de casas más bonitas, pero más
hogares rotos.
No guardes nada "para una ocasión
especial", porque cada día que vives es una ocasión especial.
Lee más, siéntate en la terraza y admira la
vista sin fijarte en las malas hierbas.
Pasa más tiempo con tu familia y con tus
amigos.
Come tu comida preferida y visita los sitios
que te encantan.
La vida es una sucesión de momentos para
disfrutar, no es solo para sobrevivir.
Usa tus copas de cristal; no guardes tu mejor
perfume, úsalo cada vez que te den ganas de hacerlo. Las frases "Uno de
estos días", "algún día", quítalas de tu vocabulario. Escribamos
aquella carta que pensábamos escribir "uno de estos días".
Digamos hoy a nuestros familiares y amigos,
cuánto los queremos.
Por eso, no demores nada que agregue risa y
alegría en tu vida. Cada día, hora, minuto, es especial.
Si estás tan ocupado y no puedes tomarte unos
minutos para invitar a algún amigo a que lea esta reflexión y te dices a ti
mismo que le avisarás "uno de estos días", piensa que "uno de
estos días" puede estar muy lejano, o puede que tú no llegues nunca.
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