"Ventana abierta"
Rincón para orar
Sor Matilde
VUELTA HACIA CAFARNAÚM
15 Dándose cuenta Jesús de que intentaban
venir a tomarle por la fuerza para hacerle rey, huyó de nuevo al monte él solo.
16 Al atardecer, bajaron
sus discípulos a la orilla del mar,
17 y subiendo a una barca,
se dirigían al otro lado del mar, a Cafarnaúm. Había ya oscurecido, y Jesús
todavía no había venido donde ellos;
18 soplaba un fuerte viento
y el mar comenzó a encresparse.
19 Cuando mar y se acercaba
a la barca, y tuvieron miedo.
20 Pero él les dijo: « Soy
yo. No temáis. »
21 Quisieron recogerle en
la barca, pero en seguida la barca tocó tierra en el lugar a donde se dirigían.(Jn.
6, 15-21)

Jesús ha dado de comer a 5000 hombres tan sólo con cinco panes y dos peces. Es
este un gran milagro que ha saciado el hambre de tanta gente. Jesús, ante las
palabras de reconocimiento:“Éste sí que es el profeta que tenía que venir al
mundo”, teme el entusiasmo popular, donde la masa suele aupar al héroe para
proclamarlo rey… y apremia a sus discípulos para que suban a la barca y vayan a
la otra orilla y eso que está anocheciendo. Y Él se retira al monte a orar…
Jesús, en la soledad, expresa a su Padre su gran desencanto: Le buscan porque
les ha dado de comer, pero no creen, ni en Él, ni en sus Palabras, que son de
vida eterna.
Y los escribas y los fariseos ya maquinan en
sus corazones el quitarle de en medio… Entonces, Jesús decide hablarles del
Verdadero Pan de Vida que les dará hartura… Es el momento grave de la decisión:
o a favor de Jesús y le siguen, o lo abandonan…
Y a la luz de una luna brillante, Jesús
divisa a sus pobres discípulos remar esforzadamente, porque el viento les era
contrario, y con su fuerza se va encrespando el lago… Reman mucho y no avanzan
nada… Entonces Jesús, caminando por el lago, se acerca a la barca… Pero ellos
no sabían que era Jesús, sino que creyeron que “era un fantasma y se
asustaron”…, su estado de alma no era precisamente de tranquilidad y serenidad
para poder reconocer al Maestro, así que Jesús tuvo que gritarles: ¡Soy yo, no
tengáis miedo!… Querían recogerlo a bordo, pero enseguida tocaron tierra a donde
iban…
¡Cuántas veces, en nuestra vida, las
dificultades y sufrimientos nos cercan, como un mar embravecido que parece nos
va a devorar en el furor de sus olas!… ¡Y otras tantas, tenemos que gritar a
Jesús que nos salve, que nos sentimos acosados e inmersos en dificultades!... Y
nuestro grito tiene que ser siempre: ¡Sálvame Señor, que me hundo!… Esta
oración con fe, a la desesperada, nunca deja de ser escuchada por Jesús, que no
tarda en aparecer con su voz inconfundible: “¡Soy Yo, Soy Yo, no tengas miedo!”,
que es como decir mi voz te hace fuerte en tu debilidad y ahuyenta todo temor o
miedo. La fuerza divina me rodea en esos momentos y yo no sé cómo, mi espíritu
se siente fortalecido, sin dejar de sentir nuestra debilidad. Y este grito de
auxilio lo quiere Dios para que sintamos, a lo vivo, que una fuerza tan
extraordinaria viene de él, de su bondad y misericordia y no procede de
nosotros.
¡Danos Jesús, esa fe viva en tu Palabra
salvadora!
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