"Ventana abierta"
Santa Magdalena Sofía Barat
“Si volviera a nacer,
lo haría sólo para obedecer al Espíritu Santo y actuar movida por él”, decía
Santa Magdalena Sofía Barat, fundadora de las Religiosas del Sagrado Corazón de
Jesús, cuya fiesta se celebra cada 25 de mayo.
Santa Magdalena nació en 1779 en Francia. Desde pequeña se sintió llamada
a una vida de oración contemplativa. Después de la Revolución Francesa, se da
cuenta que se necesitaba reconstruir al pueblo con la educación de niñas y
jóvenes y la espiritualidad del Corazón de Cristo.
Es así que ella junto
a cuatro compañeras realizan sus primeros votos en 1800, asumiendo una vida
religiosa que combinaba la contemplación y el apostolado.
Por aquel tiempo surgió una epidemia y muchos pequeños quedaron
desamparados. La Madre Sofía respondió: “¿No tienen madre? La Sociedad del
Sagrado Corazón está fundada para ellos. Aunque no quedaran plazas en el
colegio, crearía uno nuevo inmediatamente para los niños huérfanos o
abandonados por sus padres”.
Santa Magdalena Sofía Barat solía repetir: “a los pobres les daría yo mi
piel”. Se caracterizó por ser una guía espiritual que ayudó a muchos a
profundizar su amistad con Dios. Asimismo, incentivó la formación en el
conocimiento y la virtud de los educadores.
Partió a la Casa del Padre el 25 de mayo de 1865 dejando a su pequeña
sociedad con más de 3500 religiosas en países de Europa y América. Fue
canonizada en 1925.
Santa Magdalena nació
el 12 de diciembre de 1779, en Joigny de Borgoña y fue fundadora de la
Congregación del Sagrado Corazón. Desde niña tuvo pasión por aprender, por
ello, se entregó al estudio del latín, el griego, la historia, la física y las
matemáticas. También se formó intensamente en el dominio de sus emociones y la
voluntad.
La Santa fue llamada por el Padre Varín, de la Compañía de Jesús, para que
le ayude con su plan de reestablecer la educación en las escuelas católicas,
las cuales habían sido suprimidas a causa de la Revolución Francesa. El Padre
Varín, le expuso también a la Santa, el proyecto de fundar una congregación de
educadoras, inspirada por la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. Santa
Magdalena aceptó humildemente ayudar en tal misión, llena de desconfianza en
sus fuerzas; "Lo acepté todo, sin comprender ni prever nada", dijo.
El 21 de noviembre de 1800, la Santa partió a Amiens para enseñar en una
escuela que fue el primer convento de la congregación. A los 23 años, siendo la
más joven de su comunidad, fue nombrada para gobernar la congregación. Fundó
105 casas; muchas de ellas en Francia, Roma, Inglaterra, Austria y Suiza.
Llena de amor por la juventud, la Santa trataba de fundar en cada sitio
posible, una escuela para niñas pobres y un pensionado de paga. Como no podía
visitar tantas fundaciones, se mantenía en contacto a través de la innumerable
cantidad de cartas que escribía. Se encargaba también de la administración de
la casa madre y de atender las visitas que llegaban para pedirle consejo. En
una de sus cartas escribió: " El trabajo excesivo es un peligro para las
almas imperfectas; pero las perfectas obtienen, por ese medio, una rica
cosecha".
En diciembre de 1826, el Papa León XII aprobó oficialmente la Sociedad del
Sagrado Corazón. En 1864, a los 85 años de edad, la Santa pide al congreso
general que se le permitiera renunciar a su cargo, pero la asamblea no permitió
más que se nombrase una vicaria que le ayudase en el trabajo. El 21 de mayo de
1865, la Santa sufre de un ataque que la deja paralítica y cuatro días más
tarde, en la fiesta de la Ascensión, muere. Fue canonizada en 1925.
Más documentación:
Santa Magdalena Sofía Barat
Descubrir y manifestar el Corazón de Cristo
Fundadorade la Sociedad del Sagrado Corazón de Jesús dedicada a la educación de niñas y jóvenes tanto de clases acomodadas como de las menos favorecidas.
Plinio María Solimeo
MAGDALENA SOFÍA BARAT
nació en Joigny, provincia de Borgoña, Francia, el día 13 de diciembre de 1779.
Al producirse un incendio en su casa, su madre le dio a luz prematuramente.
Débil y enfermiza, Sofía fue inmediatamente bautizada a la mañana siguiente. No
habiendo tiempo para llamar a quienes deberían ser sus padrinos, su hermano
Luis, entonces de 11 años y una señora que había ido temprano a la Misa,
actuaron como tales.
Su padre, Jacques Barat, poseía una viña y fabricaba toneles, motivo por
el cual la familia vivía dignamente.
Pese a su frágil constitución, Sofía era muy precoz y poseía una gran
fuerza de voluntad. Ya a los cinco años de edad consagraba a Dios su
virginidad. Creciendo en edad, le gustaba coser y tejer; era además entusiasta
de la música, y frecuentemente ayudaba a su padre en la viña.
Bajo el terror en la Revolución Francesa
Siendo una persona
muy bien dotada, su hermano Luis, se hizo profesor en el colegio local y viendo
en su hermana-ahijada grandes cualidades de alma e inteligencia, le enseño
latín, griego, historia, ciencias naturales, matemáticas y las lenguas española
e italiana. De tal manera que Sofía, a los 15 años llegó a traducir
correctamente a Homero, Virgilio y las obras de los Santos Padres teniendo un
bagaje cultural poco común para las personas de su tiempo. Muy pronto sentirá
gusto por la lectura de los clásicos a los que leía en su idioma original.
Además, Luis le hacía prestar a su hermana los mismos exámenes que tomaba a sus
alumnos, a los cuales ella frecuentemente sobrepujaba en sus notas.
Sin embargo, aquellos fueron tiempos terribles para la nación francesa.
Había estallado la impía y atea Revolución, la cual comenzaba a perseguir a la
Iglesia. Sofía tenía entonces apenas 10 años de edad. En 1791, su hermano que
se había hecho seminarista, fue intimado a prestar juramento a la Constitución
Civil del Clero. Luis inicialmente prestó el juramento, pero sabiendo después
que el Papa había condenado la Constitución, abjuró. Fue entonces hecho
prisionero. Pero, no tuvo como tantos otros la gracia de dar la vida por la fe;
fue liberado en 1795, tras la muerte de Robespierre y el fin de la época del
Terror.
Luis fue entonces a París para recibir en secreto la ordenación
sacerdotal, llevando consigo a Sofía a fin de completar su formación.
Fundación de la Sociedad del Sagrado Corazón de Jesús
El Papa Gregorio XVI
aprueba las Constituciones en 1843
Luis se juntó a un
grupo de fervorosos sacerdotes que no habían hecho el cismático juramento a la
Constitución. Estos presbíteros se unieron en una Sociedad de Padres de la Fe, con la
esperanza de ver restaurada la Compañía de Jesús. Se entregaban a la vida de
piedad y a la educación de los niños que habían crecido sin religión durante el
vendaval revolucionario.
El ideal de Sofía era ser religiosa carmelita. Pero como el Carmelo había
sido suprimido en 1790 por la Revolución Francesa, no le quedaba sino emigrar
al extranjero para poder seguir su vocación.
Sin embargo, Luis la presentó al sacerdote Joseph Varin, a quien una
señora de la nobleza le había pedido fundar una congregación femenina para la
educación de las jóvenes. Esa congregación se consagraría a la adoración al
Sagrado Corazón de Jesús, debiendo rezar y sacrificarse por la Santa Iglesia en
aquellos tiempos tan conturbados. Debería también dedicarse a la educación de
las jóvenes, así como los jesuitas lo hacían con los muchachos. El clérigo
discernió en Sofía las cualidades para esa fundación.
La interesada, que tenía solamente 21 años, respondió al sacerdote
simplemente: "lo
pensaré". El P. Varin retrucó con énfasis: "No hay nada que pensar. Una vez que se
conoce la voluntad de Dios, sólo queda obedecer". El tono
inspirado del sacerdote acabó con todas las dudas de Sofía, que no pensó más en
ser carmelita.
Damas de la Fe o de la Instrucción Cristiana
Así, el día 21 de noviembre de 1800, con Sofía y tres compañeras, se fundó
la Sociedad del Sagrado
Corazón de Jesús. Con todo, como el culto al Sagrado Corazón
de Jesús había sido prohibido por la impía Revolución, las religiosas
comenzaron a ser conocidas como las Damas de
la Fe o de la
Instrucción Cristiana.
Desde entonces Magdalena Sofía se ofreció en holocausto al Sagrado Corazón
de Jesús. Sobre eso, ella decía: "Vivir
sin padecer, es vivir sin amar; y vivir sin amar es morir".
Poco a poco, otras jóvenes se fueron juntando a las primeras y en
septiembre de 1801 se fundó el primer convento y el primer colegio para las
jóvenes en Amiens. Al año siguiente fue abierta en la misma ciudad una escuela
para pobres, pues la Hermana Barat deseaba alcanzar tanto las clases acomodadas
cuanto velar por las menos favorecidas.
En 1802, a pesar de ser la religiosa más joven, con apenas 23 años, la
Hermana Barat fue elegida superiora del colegio, por ser su alma, cargo que
conservó hasta el final de su vida. Su primer acto de gobierno fue arrodillarse
y besar los pies de cada religiosa.
En las dificultades del gobierno, la santa acostumbraba decir. "Cuando todo nos abandona,
abandonemos todo en las manos de Dios".
Dificultades para la expansión de
su Obra
El cuerpo de Santa magdalena Sofía se conserva hasta el día de hoy
En 1804 la Madre Barat fue a Grenoble a fin de recibir en su Instituto a
una comunidad de ex religiosas visitandinas dispersadas por la Revolución. Una
de ellas se postró a sus pies y los besó. Era la Madre Filipina Duchesne, alma
de genio apostólico que sería el brazo derecho de la fundadora, cuya obra
llevaría a los Estados Unidos, donde fallecería más tarde en olor de santidad.
La obra de Santa Magdalena Sofía comenzó a expandirse; en poco más de 50
años se extendió por Italia, Suiza, Bélgica, Argelia, Inglaterra, Irlanda,
España, Holanda, Alemania, Chile, Austria y Polonia.
En 1806 la Madre
Barat fue elegida Superiora General, pero apenas con la mayoría simple de los
votos. Eso se debió a la influencia de un ambicioso sacerdote, capellán de
Amiens, cuyas intrigas casi hicieron naufragar al naciente Instituto. Bajo su
maléfica influencia, algunas hermanas después se volverían reacias en aceptar
las Constituciones aprobadas por el Papa. "Oración prolongada, sufrimiento en silencio, tacto, respeto,
caridad, fueron los únicos medios que la Madre Barat opuso a los designios de
ese sacerdote" 1. No sabemos qué fue de él, pues su
nombre no pasó a la historia. Lo que sabemos es que Santa Sofía consiguió
superar esa crisis y su obra continuó.
"Voluntad indomable y corazón
de madre"
Auxiliada por el P. Varin, que se hiciera jesuita tras la restauración de
la Compañía en 1814, la Madre Barat escribió las Constituciones de su
congregación, inspirándose en la de los hijos de San Ignacio. Estas las sometió
primero a la aprobación de sus hijas y después al Pontífice León XII, que las
aprobó.
"El talento varonil y el
saber poco común en su sexo, la voluntad indomable y el corazón de madre, todo
esto fortalecido por las más austeras y profundas virtudes cristianas, le
granjearon fama en todas las clases sociales. Hablaba con nobles y príncipes,
sabios, obispos y cardenales" 2.
Para consolidar su obra, la Madre Barat tuvo que cruzar innumerables veces
Francia, Italia y Suiza, algunas de ellas en vísperas de revoluciones. Mantenía
un asiduo contacto con sus hijas por medio de constantes correspondencias.
Debido a la rápida expansión de su obra, en 1820 reunió a las superioras
de todas las casas del Sagrado Corazón de Jesús a fin de establecer un programa
uniforme de estudio. Las hermanas deberían sobre todo velar para que las
jóvenes formadas por ellas fuesen consagradas al Sagrado Corazón de Jesús y a
la Iglesia, y tuviesen una formación cultural que les permitiese vivir en
sociedad, fuesen ellas de clase acomodada o de bajos recursos.
"A lo largo de sus 65
años como superiora general, Sofía y su Sociedad sobrevivieron al régimen de
Napoleón y vieron a Francia sufrir más de dos revoluciones" 3.
Gran devoción a la Santísima Virgen
Claustro principal del Colegio Sophianum en Lima, fundado en 1909 por las Religiosas del Sagrado Corazón de Jesús
Muy devota de la Santísima Virgen, Santa Magdalena Sofía fundó en Lyon una
congregación de Hijas de María para las antiguas alumnas y otras damas de
sociedad. En 1832, dio inicio en Turín a la obra de retiros espirituales para
señoras, un apostolado que después fue imitado con éxito por otras
congregaciones religiosas.
La Madre Barat era
requerida en todas partes, además de los cuidados que prodigaba a sus
religiosas, diseminadas por casi todo el mundo. Dotada de una profunda
humildad, atraía y encantaba a todos los que de ella se aproximaban.
Con todo, Santa Magdalena Sofía no era centralizadora.
Como tenía un don
extraordinario de escoger a las personas idóneas para cada función, les daba
después mucha libertad de acción, guiándolas solamente por sus consejos, dados
generalmente desde lejos. Dejaba el resto a la iniciativa de cada una. Esto
contribuyó mucho al éxito de su obra.
Durante las convulsiones de la Revolución de 1830, que expulsó a los
Borbones del trono de Francia, el noviciado de la Sociedad del Sagrado Corazón
de Jesús, con sede en Poitiers, fue cerrado. La Madre Barat fundó entonces uno
nuevo en Suiza.
El 21 de mayo de 1865, estando en la casa de su congregación en París,
Santa Magdalena Sofía dijo a sus hermanas: "Me apresuro en venir hoy, pues el miércoles vamos al
cielo". Y fue lo que ocurrió: cuatro días después, el 25 de
mayo, fiesta de la Ascensión, entregó su alma a Dios. Su cuerpo fue sepultado
en el noviciado de Conflans y encontrado intacto 28 años después.
Notas.-
1. ALICE POWER, Ven. Madeleine Sophie
Barat, The Catholic Enciclopedia, CD Rom edition.
2. P. JOSÉ LEITE S.J., Santa
Madalena Sofia Barat, Santos de cada día, Editorial A.O., Braga, 1987, t.
II, p. 136.
3. Wikipedia
en inglés, disponible en http://en.wikipedia.org/wiki/Madeleine_Sophie_Barat
4. Cf. JOHN DELANEY, Dictionary
of Saints, Doubleday, Nueva York, 1980, p. 86.
No hay comentarios:
Publicar un comentario