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Sean bienvenidos

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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

miércoles, 15 de mayo de 2019

Rincón para orar. NINGÚN SIERVO ES MÁS QUE SU AMO. 15 - Mayo - 2019

"Ventana abierta"


Rincón para orar


Sor Matilde


NINGÚN SIERVO ES MÁS QUE SU AMO


16 « En verdad, en verdad os digo: no es más el siervo que su amo, ni el enviado más que el que le envía.
17 « Sabiendo esto, dichosos seréis si lo cumplís. 
18 No me refiero a todos vosotros; yo conozco a los que he elegido; pero tiene que cumplirse la Escritura: El que come mi pan ha alzado contra mí su talón.
19 « Os lo digo desde ahora, antes de que suceda, para que, cuando suceda, creáis que Yo Soy.
20 En verdad, en verdad os digo: quien acoja al que yo envíe me acoge a mí, y quien me acoja a mí, acoge a Aquel que me ha enviado. » (Jn 13,16-20)
Estas palabras de Jesús a sus Apóstoles están dichas en el contexto del lavatorio de los pies de la Última Cena. Si Jesús, que es el Señor, ha hecho este gesto humilde de lavarles los pies, cosa que sólo lo hacían los esclavos en las casas acomodadas, cuánto más ellos que no son el Dueño ni el Señor deben repetir este gesto entre sus hermanos. Porque “ningún sirviente es más que su amo, ni ningún discípulo más que su maestro. Ya estará contento y agradecido si llega a ser como su maestro”.
Jesús repetía a los suyos muchas veces: “aprended de mí”. Él no se comporta entre los hombres como Dios ¡y lo era!, sino que se humilló a Sí mismo. Se abajó para que comprendiéramos que los que le aman y le sirven han de abajarse también como Él lo hizo. Estos llevan un mensaje de parte de Jesús a sus hermanos los hombres: que el Corazón del Padre es muy humilde porque la embajada que le dio al Hijo fue sólo que diera su vida por ellos.
Esta actitud que nos pide Jesús primero la tenemos que entender con el corazón, no sólo con la cabeza. Si fuera sólo con ésta, sería como meterse en un traje estrecho, que nos agobia. El corazón tiene su forma de comprender y su recipiente es la acogida. Y si su acogida es a la Palabra de Dios, que no puede engañarse ni engañarnos porque es la Verdad, entonces tenemos que ensanchar nuestras paredes y dejar el corazón sin fronteras. Abierto para que Jesús “nos enseñe” a ser siervos y recipientes que llevan fielmente el Evangelio a sus hermanos. Esto es ser también hijo del Padre que está en los cielos.
Pero aún más: no sólo es acoger a Jesús, sino al que Él envía, como si fuera Jesús mismo. El apóstol es portador de Dios para los hombres, es “teóforo”, porque ya no es él un hombre cualquiera sino Jesús mismo en fe y en amor. Y el Señor quiere que en humildad y en fe lo recibamos. Que no miremos su traza o condición, que saltemos por encima y veamos en él a Dios. Así, Dios mismo nos ve a nosotros y nos acoge: saltando por encima de nuestras miserias y pecados, porque sólo desea salvarnos por el amor y la misericordia.
¡Seamos dóciles al Padre y aceptemos con gratitud el misterio de su designio amoroso, que no tenemos que entender sino amar y dejarnos hacer por él!...

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