"Ventana abierta"
HOY, EL
RETO DEL AMOR ES PREPARAR EL CAMINO PARA VER AL SEÑOR
Hola, buenos días, hoy Israel nos lleva al
Señor. Que pases un feliz día.
PREPARANDO EL CAMINO
Nuestro hortelano está arreglando los caminos
del jardín. Tenemos un jardín precioso, bastante grande, rodeado por unos
caminos de cemento.
Después de muchos años, esos caminos se han ido
resquebrajando por las raíces; la tierra de los terraplenes ha invadido algunas
partes y en otras crece el musgo… ¡necesitaban una reparación!
Así que va realizando su trabajo poco a poco,
grieta a grieta… y ya se nota la diferencia.
Comenzamos los días de Adviento, y en la
Palabra de Dios vamos a escuchar repetidas veces algo clave: “Preparad los
caminos del Señor, allanad sus senderos”.
Y, como dice san Bernardo, hay tres venidas de
Cristo: la primera fue en la historia (su nacimiento en Belén); la segunda
venida es la que estamos esperando y pidiendo en estos días, cuando venga con
poder y gloria desde el cielo. Pero también habla de una venida más, en el
presente.
Cristo no es ajeno a lo que a nosotros nos
acontece; no permanece ahí, en las nubes, distanciado de nuestra realidad, sino
que “es el Dios vivo que permanece siempre”, que recorre los caminos de nuestra
historia personal, de lo que hoy vivimos… y es precisamente ahí donde quiere
que le descubramos. ¿Y qué mejor preparación que buscarle en el camino que hoy
me toca recorrer?
Dios es el eterno presente, y en castellano
esta palabra tiene un doble significado: habla de “el hoy”, pero también quiere
decir “regalo”.
Comienza el Adviento, y el Señor quiere
manifestarse en nuestra vida cotidiana. Así que nuestra parte es, como nuestro
hortelano, ir preparando los caminos: tapando esas grietas de racionalismos que
se quiebran ante el Misterio, igualando esos terrenos desnivelados por nuestros
egoísmos o aprensiones, retirando esa “tierra”, esas cosas que ocupan nuestro
caminos, estrechando el espacio para el Señor y para los demás…
Hoy, el reto del amor es preparar el camino para ver al Señor. Partimos de la certeza de que Él viene hoy a nuestra vida; que el trabajo de reparación nos mantenga vigilantes para descubrir por dónde le vamos a experimentar vivo y real.
VIVE DE CRISTO




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