"Ventana abierta"
El recuerdo de la madre siempre es tranquilizador, pero cuando esta Madre es María, la paz inunda nuestra alma, la sonrisa aflora a nuestros labios, la alegría penetra a nuestra vida. Piensa, pues, con frecuencia en María, tenla presente en todos los momentos de tu vida, invócala sobre todo en los tramos más difíciles y comprometidos.
SI VAS CON ELLA, NO PERDERÁS EL RUMBO
ÁNGELUS
LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA
Estar enamorado de la Virgen, nuestra Madre, es
hallar una razón para vivir; es hallar los ojos de una Madre que se posan en
los nuestros y nos dan la luz que nos hace ver y gozar de las cosas de Dios.
Enamorarse de la Virgen, nuestra Madre, es
elevarse sobre la oscuridad de la tierra, beber la luz de los espacios azules
como el manto de la Virgen, sentirse espiritualizados por el amor de tan santa
Madre, ponerse en las manos de la Madre celestial, para que ella nos vaya
haciendo semejantes a Jesús.
MARÍA, BESOS Y CARICIAS DE DIOS, EXTIENDE LA MANO DE JESÚS SOBRE LA HUMANIDAD SUFRIENTE.
Padre Nuestro...
Ave María...
Gloria...
♡Nuestra
Señora de Guadalupe♡
Nuestra Señora de Guadalupe es una aparición
mariana de la Iglesia católica de origen mexicano, cuya imagen tiene su
principal centro de culto en la Basílica de Guadalupe, ubicada en las faldas
del cerro del Tepeyac, en el norte de la Ciudad de México.
De acuerdo a la tradición oral mexicana, y
según lo descrito por múltiples documentos históricos del Vaticano y otros
encontrados alrededor del mundo en distintos archivos se cree que la Virgen
María, se apareció en cuatro ocasiones al indio san Juan Diego Cuauhtlatoatzin
en el cerro del Tepeyac, y una quinta ocasión a Juan Bernardino, tío de Juan
Diego. El relato guadalupano conocido como Nican mopohuanarra que tras la
primera aparición, la Virgen ordenó a Juan Diego que se presentara ante el
primer obispo de México, Juan de Zumárraga. Juan Diego en la última aparición
de la Virgen, y por orden de esta, llevó en su ayate unas flores que cortó en
el Tepeyac. Juan Diego desplegó su ayate ante el obispo Juan de Zumárraga,
dejando al descubierto la imagen de la Virgen María, morena y con rasgos
mestizos.
Según el Nican Mopohua, las mariofanías
tuvieron lugar en 1531, ocurriendo la última el 12 de diciembre de ese mismo
año. La fuente más importante que las relata fue el mismo Juan Diego que habría
contado todo lo que había acontecido. Posteriormente esta tradición oral fue
recogida en un escrito con sonido náhuatl pero con caracteres latinos (técnica
que ningún español sabía hacer y que solo muy rara vez usaban los indígenas);
este escrito es llamado el Nican mopohua, y es atribuido al indígena Antonio
Valeriano (1522-1605). Posteriormente en 1648 es publicado el libro Imagen de
la Virgen María Madre de Dios de Guadalupe por el presbítero Miguel Sánchez,
contribuyendo a recopilar todo lo que se sabía en la época sobre la devoción
guadalupana.
Según diversos investigadores, el culto guadalupano es una de las creencias más históricamente arraigadas en el actual México y parte de su identidad, y ha estado presente en el desarrollo como país desde el siglo XVI[6] incluso en sus procesos sociales más importantes como la Independencia de México, la de Reforma, la Revolución mexicana y en la sociedad mexicana actual, en donde cuenta con millones de fieles, algunos de ellos profesantes como guadalupanos sin ser necesariamente parte del catolicismo.Aunque las raíces devocionales primigenias están en la Virgen de Guadalupe (España), Esto es debido a que Colón bautizó una isla con este nombre en 1493 y a que, desde el siglo XVI, se extendió por Hispanoamérica la devoción a una representación diversa de la Virgen de Guadalupe realizada en México]. En este sentido, el Papa Juan Pablo II visitó Guadalupe (Cáceres, España) en noviembre de 1982: “Es indiscutible la estima tan grande que le tengo a la Virgen de Guadalupe de México. Pero me doy cuenta de que aquí están sus orígenes. Antes de haber ido a la Basílica del Tepeyac, debería haber venido aquí para comprender mejor la devoción mexicana.
ORACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN DE
GUADALUPE
Acuérdate, piadosísima Virgen María de Guadalupe, que en tus celestiales apariciones en la montaña del Tepeyac, prometiste mostrar tu clemencia amorosa y tu compasión a los que te amamos y buscamos solicitando tu amparo, llamándote en nuestros trabajos y aflicciones.
Ofreciéndonos escuchar nuestros ruegos, enjugar
nuestras lágrimas y darnos consuelo y alivio.
Jamás se ha oído decir que ninguno de los que
hemos implorado tu protección, ya en las públicas necesidades, ya en nuestras
congojas privadas, pidiendo tu socorro, hayamos sido abandonados.
Con esta confianza acudimos a Ti, siempre
Virgen María, Madre del Dios verdadero, y aunque gimiendo bajo el peso de
nuestros pecados, venimos a postrarnos en tu presencia soberana, seguros de que
te has de dignar cumplir misericordiosa tus promesas; esperamos que no ha de
molestarnos ni afligirnos cosa alguna, ni tendremos que temer enfermedad ni
otro accidente penoso, ni dolor alguno, estando bajo tu sombra y amparo.
Ya que en admirable imagen has querido quedarte
con nosotros, Tú que eres nuestra Madre, nuestra salud y vida, estando en tu
regazo maternal y corriendo en todo por tu cuenta, no necesitamos ya de ninguna
otra cosa.
No deseches, ¡Oh, Santa Madre de Dios! Nuestras
súplicas, antes bien, inclina a ellas tus oídos compasivos y escúchanos
favorablemente.
Amén.
Textos tomados del Libro "Los cinco minutos de María" del Padre Alfonso Milagro.






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