"Ventana abierta"
Los cinco minutos del Espíritu Santo
Mons. Víctor Manuel Fernández
En la Biblia se le da al Espíritu Santo el nombre de Paráclito (Juan 14,26). Este nombre ya nos indica algo, porque significa llamado junto a. Es decir, el que yo invoco para que esté conmigo.
Son distintos los sentidos que puedo darle a esta presencia. Por ejemplo, puede significar que lo invoco para que me defienda de los que me acusan o me persiguen, particularmente del poder del mal. Pero también puede entenderse que el Espíritu está a mi lado para darme consuelo en medio de las angustias, temores e insatisfacciones.
En realidad, no podemos limitar el sentido de ese nombre, y más bien tenemos que reunir en esa expresión todo lo que incluimos cuando llamamos a alguien para que esté con nosotros.
El Paráclito es el que se hace presente allí donde nadie puede acompañarnos, en esa dimensión más íntima de nuestro ser donde, sin él, siempre estamos desamparados, angustiados en una soledad profunda que nadie puede llenar. Él es ayuda, fuerza, consuelo, defensa, aliento. Sólo hay que decirle con ganas: "Ven Espíritu Santo, ven Paráclito".
Oración para el martes 14 de enero de 2025
"Ven, Espíritu Santo, ven Paráclito, y permanece a mi lado en todo momento. Eres mi defensa en medio de las pruebas, mi consuelo en las angustias, mi fuerza cuando me siento débil.
Tú, que puedes llegar hasta lo más íntimo de mi ser, entra en lo profundo de mi corazón y llena de paz cada rincón donde habita la soledad.
Sé mi guía, mi refugio y mi aliento. Acompáñame, Espíritu Divino, cuando nadie más pueda hacerlo, y hazme sentir tu abrazo protector que todo lo sana y fortalece.
Ven, Santo Espíritu, y habita siempre en mí.
Amén".
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