"Ventana abierta"
Dadles vosotros de comer
Los discípulos están cansados. La noche se echa encima y los que escuchan a Jesús no tienen nada que comer. Ellos piensan en sus necesidades y se desentienden de la situación. Lo mejor es que se marchen, que resuelvan sus problemas y ellos puedan descansar ya. Pero Jesús mira de otra forma. No solo les da su palabra, sino que la incorpora en esa mirada que hace realidad la compasión. No se desentiende de quien tiene sed de Dios y se preocupa hasta del detalle concreto de la comida. Por ello, acogiendo la incapacidad y desde la pobreza de los discípulos hace el milagro. Se cuida de todos hasta el exceso y la sobreabundancia. Hoy somos nosotros quienes recibimos la posibilidad de seguir asistiendo al milagro. ¿Cómo nos cuidamos de quienes tienen esta hambre concreta e histórica?
Que hoy sepa repartir el don de tu presencia a quien tiene hambre. Que sepa mirar como tú miras.
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