en Alcalá de Henares, en Madrid.
Es llevada al Cielo por encima de los coros de los Ángeles, y triunfa con Cristo para siempre.
En María pobre y humilde, se ha posado la mirada de Dios, la ha elevado a la dignidad de Madre de su Hijo hecho Hombre, y hoy la ha coronado con una gloria incomparable, y María canta a Dios su Magníficat.
Ella es junto a Cristo, primicia del triunfo junto al pecado.
Padre Víctor Díez Marina.
Superior de la Comunidad.
Contemplamos inauguraciones o clausuras de Juegos Olímpicos y decimos, ¡qué maravilla!
Bueno, pues la gran obra de Dios es María, ¡qué maravilla!
Tú, María, eres la Gloria de Jerusalén, la Alegría de Israel el Orgullo de nuestro pueblo.
Quien no te contempla no puede percatarse cómo trabaja Dios, cómo cincela Dios, cómo pule Dios.
¡Eh! ¿Dónde quedan las obras maestras del arte como:
La Piedad, el Moisés, el David de Miguel Ángel?
Aquellas obras están allí, pero la obra de Dios, María, está en miles de ermitas pequeñitas -como dice la canción de Cesáreo Gabaraín: "Por Tí, María, y como Tú, María, hasta las campanas rezan el Ángelus. Las montañas, los valles y los mares, glorifican y cantan al Creador".
Pero hoy también lo hacen aquí, María, y te dicen una y otra vez ¡Ave María! Con tu canto en el Magníficat, María, hoy nos has dejado boquiabiertos tras escuchar el Evangelio.
Es verdad que reconociste que Dios había hecho obras grandes en Ti, se había fijado en Ti.
¡Ah!, pero no lo es menos, que Tú, María, ¡hay que ver cómo te comportaste!
Si tu humildad se ganó el Corazón de Dios, tu disponibilidad hizo posible que Dios pudiera realizar todos sus planes de salvación sobre los hombres.
Así que , María, Tú eres hoy la culpable de que tantas familias y personas hayan dejado las ciudades, para irse a sus pueblos a celebrar tu fiesta, la más grande, porque celebramos todos los misterios, privilegios y virtudes de tu vida, aunque luego a lo largo del año los celebremos por separado.
Reconocemos, María, que, como Tú misma dijiste, el Poderoso ha hecho grandes obras por mí. ¡Qué maravilla!
Tú eres la obra de Dios, y por eso, desde el amanecer todos tus hijos nos unimos a esos miles de pájaros que cantan al día que está amaneciendo, reconociendo que de todas las cosas que hizo el Señor, Tú eres la Flor más bonita, la Estrella que brilla mejor.
Hay muchas personas de vacaciones, pero quizá no puedan quedarse en sus pueblos ni con sus gentes , tanto tiempo como Tú te quedaste con tu prima, tres meses.
¡Ah!, pero te quedaste tanto tiempo, porque tu prima Isabel precisaba de tu ayuda; y Tú, ahí estabas.
Su ancianidad y aquella que llamaban estéril no fue obstáculo para que Dios hiciera nacer de ella a Juan "El Precursor".
Por otra parte, las cosas de Dios no hay que dejarlas para mañana.
Tú, María, fuiste a prisa a la montaña, pero..., pero, ¿a qué?
¿A disfrutar de un bello amanecer?
¡Uy!, pues casi sí, porque allí se estaba fraguando el amanecer de unas intervenciones de Dios en favor de los hombres, de generación en generación.
Que la Iglesia de nuestros días sea como la mujer que da a luz perpetuamente a Cristo. (1ª Lectura).
Sabedores de que -como decía San Pablo- Cristo tiene que reinar.
(2ª Lectura).
¿Y a Cristo? A Cristo nos lo has dado Tú, y das Tú, María.
Aquella que de todas las cosas hermosas que hizo el Poder del Señor, Tú eres la Flor más bonita, la Estrella que brilla mejor.
¡Ave María!
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