"Ventana abierta"

Los cinco minutos del Espíritu Santo
Mons. Víctor Manuel Fernández
“Ven Espíritu Santo, a despertar mi vida interior. Ven a elevar mi
corazón en gratitud.
Todo el universo es una alabanza gozosa para el Padre Dios. Lo adoran los
pájaros cantando, lo adoran los arroyos corriendo entre los cerros, lo adoran
el sol y la luna iluminando.
Ayúdame Espíritu Santo, a compartir esa alegría de todo el universo. Enséñame a
vivir con la sencillez y el gozo que tienen tus criaturas más simples. Quiero
alegrarme con el color de las piedras, con la forma de las nubes, con la
sencillez de la hierba y de las flores.
Espíritu Santo, lleno de vida purísima, vitalidad siempre nueva. Tú has querido
derramar vida en el universo, y por eso existe la multitud variada de todas las
criaturas.
También yo soy una llama de vida que tú has querido encender con tu poder sin
límites. Te doy gracias, Señor, por el milagro de mi vida, porque me sacaste de
la nada. Porque yo podría no existir, y sin embargo aquí estoy, sostenido por
tu infinito poder.
Concédeme Señor, que pueda valorar y gozar esta vida que me das, que aprenda a
disfrutarla con alegría y gratitud. Espíritu Santo, que hoy pueda alegrarme
contemplando cada cosa, reconociendo la hermosura que has puesto en todos los
seres.
Lléname de la alegría cósmica que invade todas las cosas, tú que eres el
sublime Espíritu que todo lo llena.
Amén”.
Oración inspirada en la reflexión de Los Cinco Minutos del Espíritu Santo del 23 de Noviembre
"Espíritu Santo, ven hoy a despertar mi vida interior y a enseñarme a mirar el mundo con gratitud. Haz que mi corazón se una al canto de toda la creación, que reconoce tu belleza en cada rincón del universo: en los pájaros que cantan, en los arroyos que corren, en la luz del sol y de la luna que nos envuelve.
Regálame la sencillez y el gozo de tus criaturas más humildes. Que pueda alegrarme con los pequeños detalles: con el color de las piedras, la forma de las nubes, la suavidad de la hierba y la belleza delicada de las flores. Que aprenda a vivir con un espíritu agradecido por todo lo que me rodea.
Espíritu de vida, gracias por haber encendido en mí esta llama única que me hace existir. Tú me sostienes a cada instante con tu poder infinito. Inspírame a valorar la vida que me das, a disfrutarla con alegría, serenidad y asombro. Que mis ojos puedan descubrir la hermosura que has puesto en cada criatura.
Lléname hoy de esa alegría cósmica que envuelve todo, para que mi corazón viva
en sintonía contigo y encuentre en cada cosa un motivo para agradecer.
Amén".
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