"Ventana abierta"
Los cinco minutos del Espíritu Santo
Mons. Víctor Manuel Fernández
Es necesario convencerse: el Espíritu Santo es plenitud vital, fuerza, gozo. No hay nada más vivo, más real, más lleno de energía. Necesito convencerme de que él ama mi vida, que me desea rebosante de vitalidad, y de que él puede realmente lograrlo si se lo permito de corazón.
Si no estoy convencido de esto, mi vida espiritual, mi fe, mi cristianismo,
serán sólo una especie de barniz. Por fuera pareceré cristiano, pero por dentro
estaré buscando la vida en otras cosas, y nunca la alcanzaré verdaderamente.
Dentro de nuestros deseos de vida, está la necesidad de experimentar que no estamos solos, que tenemos con quien compartir nuestra capacidad de amor. Pero no nos engañemos. Por más que estemos rodeados de mucha gente, hay un lugar del corazón, el centro de nuestra intimidad, donde no llega ninguna compañía. Allí siempre nos sentimos solos, si no nos dejamos penetrar por el fuego de amor que es el Espíritu Santo.
Oración de meditación inspirada en la reflexión del martes 4 de febrero de 2025
“Ven Espíritu Santo, fuente de vida y plenitud. Hoy quiero abrirte mi corazón para que me llenes de tu fuego y tu alegría. Quiero experimentar tu presencia viva, que da sentido a mi existencia y me colma de energía y amor.
Enséñame a buscar la verdadera vida en ti y no en ilusiones pasajeras. Que mi fe no sea solo apariencia, sino un encuentro profundo y real contigo, que transforme mi ser desde dentro.
Espíritu Santo, tú que conoces mi interior, entra en lo más profundo de mi alma, allí donde a veces me siento solo, y llena ese espacio con tu amor infinito. Que en ti encuentre la compañía que nunca falla y la paz que mi corazón anhela.
Ven Espíritu Santo, y hazme vivir plenamente en tu amor.
Amén”.
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