"Ventana abierta"
El
asombroso relato de la muerte de san José junto a Jesús y María
Por Editor de ChurchPOP
Créditos: Wikimedia
Commons
¿Quieres saber cómo fue el paso a la eternidad de san José? Los
Evangelios nos dan muy poca información de esta gran santo. Tenemos algunos
datos de su vida durante la infancia de Jesús, pero luego desaparece de los
relatos. Y solo Mateo y Lucas se ocupan de él.
Sin embargo, gracias
a las revelaciones privadas de sor María de Jesús Agreda podemos
reconstruir algunos momentos de su vida y uno en especial: su muerte.
En su célebre obra Mística Ciudad de Dios, la venerable
religiosa describió lo que habrían sido los últimos momentos de la vida de san
José, y cómo fue acompañado por la Virgen María y su hijo adoptivo Nuestro
Señor Jesús.
No obstante, como toda
revelación privada, ningún católico está obligado a creer en ella, pero puede
ayudarnos a vivir más plenamente nuestra fe.
El pedido de la Virgen a Jesús sobre José
Según relata la
monja, antes de entrar en sus últimos días de vida, san José hacía ocho años
que vivía con dolores y enfermedades. Entonces, al ver santa María que se
acercaba la hora de su marido, fue en busca de Jesús y le dijo:
“Señor y Dios
altísimo, Hijo del Eterno Padre y Salvador del mundo (…) Yo os suplico, por
vuestras antiguas misericordias y bondad infinita, que le asista en esta hora
el brazo poderoso de Vuestra Majestad, para que su muerte sea preciosa en
vuestros ojos como fue tan agradable la rectitud de su vida” (Mística Ciudad de Dios, p. 575).
Por este pedido,
Jesús hizo que durante los nueve días que faltaban para la muerte de san José,
tres veces cada día los Santos Ángeles dieran música celestial al dichoso
enfermo con cánticos de alabanza del Altísimo.
El éxtasis del santo esposo
Tal como menciona la
obra de esta venerable religiosa, el día anterior a su muerte, san José tuvo un
éxtasis que le duró veinticuatro horas. Este santo pudo ver claramente la
divina esencia, y en ella reconoció todo lo que había creído por la fe.
Dios le mostró el
misterio de la Encarnación, la Redención humana y de la Iglesia militante y sus
sacramentos. Además, la Santísima Trinidad le dijo que iría al Seno de Abraham,
y debía comunicarle a los santos Padres y Profetas que Cristo los sacaría de
allí y los llevaría a la eterna felicidad y descanso.
La despedida de María y la entrega a Jesús
Ya pronta su partida, la
Virgen María se acercó a José y le pidió que la bendijera como esposo que era.
Su esposo le dijo:
“Bendita sois entre todas las mujeres y escogida entre todas las criaturas. Los Ángeles y los hombres Os alaben, todas las generaciones
conozcan, magnifiquen y engrandezcan vuestra dignidad” (Mística Ciudad de Dios, p. 576).
Luego san José se dirigió a Jesús e intentó ponerse de
rodillas con profunda reverencia, pero Nuestro Señor lo tomó entre sus brazos
para sostenerlo.
En ese momento, su padre adoptivo le dijo con solemnidad,
“Señor mío y Dios altísimo, dad vuestra bendición eterna a vuestro esclavo y
hechura de vuestras manos; perdonad, Rey piadosísimo, las culpas que como
indigno he cometido en vuestro servicio y compañía.
Yo os confieso, engrandezco y con rendido corazón os doy
eternamente gracias, porque entre los hombres me eligió Vuestra inefable
dignación para esposo de vuestra verdadera Madre; vuestra grandeza y gloria
misma sean mi agradecimiento por todas las eternidades”. (Mística Ciudad de Dios, p. 576)
Cuando san José
terminó de decir esto, Jesús le dio la bendición y le dijo con gran amor:
“Padre mío, descansad en paz y en la gracia de mi Padre celestial y
mía, y a mis profetas y santos, que os esperan en el limbo, daréis alegres
nuevas de que se llega ya su redención” (Mística
Ciudad de Dios, p. 577).
Y san José falleció
en sus brazos.
¿Quieres saber qué edad tenía?
Según la venerable sor
María de Jesús Agreda, san José tenía 60 años, la Virgen María 41 y Jesús
probablemente 27 años.
¿Qué
hermosa narración verdad?
¡Que la historia de san José nos ayude a acercarnos
más a Nuestro Señor Jesús!
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