"Ventana abierta"
Rincón para orar
Sor Matilde
YO ESTOY EN EL PADRE Y EL PADRE EN MI
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1 « No se turbe vuestro corazón. Creéis en
Dios: creed también en mí.
2 En la casa de mi Padre
hay muchas mansiones; si no, os lo habría dicho; porque voy a prepararos un
lugar.
3 Y cuando haya ido y os
haya preparado un lugar, volveré y os tomaré conmigo, para que donde esté yo
estéis también vosotros.
4 Y adonde yo voy sabéis el
camino. »
5 Le dice Tomás: « Señor,
no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino? »
6 Le dice Jesús: « Yo soy
el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí.
7 Si me conocéis a mí,
conoceréis también a mi Padre; desde ahora lo conocéis y lo habéis visto. »
8 Le dice Felipe: « Señor,
muéstranos al Padre y nos basta. »
9 Le dice Jesús: « ¿Tanto
tiempo hace que estoy con vosotros y no me conoces Felipe? El que me ha visto a
mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: "Muéstranos al Padre"?
10 ¿No crees que yo estoy
en el Padre y el Padre está en mí? Las palabras que os digo, no las digo por mi
cuenta; el Padre que permanece en mí es el que realiza las obras.
11 Creedme: yo estoy en el
Padre y el Padre está en mí. Al menos, creedlo por las obras.
12 En verdad, en verdad os
digo: el que crea en mí, hará él también las obras que yo hago, y hará mayores
aún, porque yo voy al Padre. (Jn. 14, 1-12)
Los discípulos, en la cena de Pascua, junto a Jesús,
están conturbados. Su espíritu está triste porque intuyen, en la oscuridad de
la noche, que serán separados de su Maestro de forma violenta, así como lo hace
el odio cuando se ceba en el hombre. Y aunque perciben la fuerza sobrehumana de
Jesús, no dejan de ver que Él les muestra una gran debilidad: no lucha contra
el mal que se avecina. Se deja en sus manos y también dice que hay Uno que vela
por Él y no le ha de suceder nada que Dios no quiera y que está escrito en la
Ley y los Profetas desde antiguo: “Que su Mesías tenía que padecer”…
¡No hay situación más desesperante para los discípulos
que ver la impotencia del que es “Todopoderoso”!… ¡Es el dolor en el silencio y
la parálisis en toda acción!…
Viendo Jesús todo esto y más, porque siendo Dios nada se
le escapa, les dice: “No se turbe vuestro corazón, como creéis en Dios, creed
también en Mí”… :“Si el Dios-Yahvé ha sido capaz de sostener vuestra fe hasta
ahora, de ahora en adelante esa fe ponedla en Mí que soy el Hijo de Dios y os
trae la bendición del Padre”… “Tenéis que sobreponeros a este tiempo caduco y
poner la fe en Mí Palabra que está fuera del tiempo, porque es eterna”...
“Además, no es la fe en “la nada”, sino que mi Palabra; os asegura que el Padre
os ha preparado una morada donde estaréis conmigo ya para siempre”…
Estas promesas son enigmáticas y sólo se apoyan en que
Jesús habla en verdad, porque Él es la Verdad del Padre… Y todos, por Jesús,
vamos al Padre como único Camino… Así lo ha querido el Padre y estos altos dones
nos llenan de acción de gracias y de alabanzas a Dios, que es tan bueno con su
criatura y la ha amado “excesivamente”…
También dice Jesús, que las obras que Él hace las hace
el Padre en Él y son todas obras de Dios, para llevarnos a la salvación... ¡Y en
Jesús y con Jesús haremos nosotros las obras de Dios!…
Jesús va el Padre, pero deja en el mundo a su Santa
Iglesia como depositaria perpetua de la gracia de Dios, de su Amor… Y la fe de
su Esposa “hará obras mayores” con el poder de Jesús y en su Nombre: Curará
enfermos, expulsará demonios y resucitará muertos, porque Dios quiere que todos
vivan por su gracia y de su Amor...
¡Los santos hacían estos milagros y muchos creían al ver
“las obras de Dios” en sus manos, en sus personas!…
¡Señor Jesús, santifícanos por el Espíritu, para que
nuestra fe sea de gigante y no mires nuestras “pobres obras”, sino las
maravillas que tu gracia hace en nosotros!…
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