"Ventana abierta"
Archidiócesis de Sevilla
ORACIÓN, PRUDENCIA Y CONOCIMIENTO
ANTE LA NUEVA REALIDAD
En una contribución
anterior de este blog evocaba un mensaje de D. Juan José Asenjo, Arzobispo de
Sevilla, recordándonos el Catecismo
de la Iglesia Católica explicando el quinto Mandamiento de la
ley de Dios: “La vida y la salud física son bienes preciosos, confiados por
Dios. Debemos cuidar de ellos racionalmente teniendo en cuenta las necesidades
de los demás y el bien común”. La Iglesia debe velar, como está haciendo,
y nuestro Arzobispo nos muestra el camino con las directrices emitidas hasta el
momento, por la salud y la vida. En la fase de la denominada desescalada que
nos encontramos se retoma el culto público. La Catedral de Sevilla abre sus
puertas con todas las medidas de seguridad que el Gobierno de España ha
indicado y la Conferencia Episcopal ha aconsejado.
En los últimos tiempos ha existido debate sobre las
relaciones entre la Iglesia y el poder terrenal en las circunstancias
desgraciadas que vivimos. No es ningún secreto que miles de millones de
personas de todo el mundo han visto reducido su derecho a la libertad,
incluida la libertad religiosa en el marco del culto público, en los últimos
meses por decisiones políticas que han hecho prevalecer el derecho a la salud
frente a otros derechos como el de libre movilidad o reunión. A nivel político,
las decisiones las toman quienes tienen la responsabilidad, concedida por todos
en un estado democrático, de hacerlo. Lo que la ciudadanía espera es que tomen
las mejores decisiones, asesorados por expertos en cada materia, para el bien
común de la ciudadanía. Quizás sea bueno rezar por que los expertos que
facilitan el conocimiento al Gobierno para su toma de decisiones, sean los
mejores porque depende el camino que tome España de ellos. Por otro lado
quisiera recordar aquí una obra esencial para entender el concepto de libertad.
Me refiero al libro El
miedo a la libertad de Erich Fromm. Uno de los mensajes que
encierra es que el individuo puede tener miedo a ejercer su libertad, por que
exige responsabilidad y pensar en el bien colectivo, y entonces opta por
situaciones donde su margen de acción se impone desde arriba, lo cual le quita
responsabilidad. Cuando el Gobierno establece normas son para que la ciudadanía
las cumpla y todos somos responsables en el marco de nuestra propia libertad,
la alternativa es que nos la quiten y eso no redunda en el beneficio de una
sociedad robusta, justa y resiliente ante las adversidad.
En la prensa hemos podido ver titulares como “La
Iglesia entre el poder terrenal y las catacumbas”. No podemos llegar a esto.
Debe haber un diálogo constructivo desde la inteligencia en el marco de la
salud. Es posible que ante la denominada nueva realidad ya nada sea igual, quizás en un
tiempo corto, o largo, o para siempre. No lo sabemos, depende de muchas cosas.
Las Iglesias vuelven al culto ordinario y encontramos cambios. Ya, en el apogeo
del Estado de Alarma, el Arzobispo de Sevilla hizo recomendaciones importantes
tanto propias como emanadas de la Conferencia Episcopal como marco general para
regular las normas de culto en España. Acatemos las normas decididas por el
Arzobispado y cada una de sus recomendaciones y esperemos a ver qué rumbo toman
los acontecimientos. Ejerzamos nuestra libertad individual siendo muy
responsables y pensando en los demás. No tengamos miedo a nuestra propia
libertad de hacer las cosas como hay que hacerlas por el bien de todos.
Oración, prudencia y conocimiento. La oración de los creyentes y, por qué no de
los no creyentes, es imprescindible en estos momentos. Oración por que el mal
que nos ha inundado, con un oscuro origen, desaparezca lo antes posible.
Oración por que los que toman decisiones lo hagan desde el conocimiento. Que
uno de los dones del Espíritu Santo, el don de la Sabiduría, les impregne y nos
dé luz a todos. La prudencia es una virtud y nos facilita la toma de decisiones
bajo el principio de cautela. El conocimiento es básico, el honesto
conocimiento científico fuera de intereses y sectarismos. Recemos porque
prudencia y conocimiento sean la base de la toma de decisiones. La Conferencia
Episcopal en el marco de sus atribuciones tendrá que tomar decisiones y quizás
nuestro Arzobispo en la jerarquía debida. Prudencia y conocimiento, ser
prudente desde el conocimiento. Rezo por que la Conferencia Episcopal cuente
con los mejores expertos, también nuestro Arzobispado en la porción
competencial que le corresponda. No sabemos hasta cuando se proyectará esta nueva realidad que
no nos gusta, ni si ha venido para quedarse y ya nada será igual. Esperemos que
no, que todo pase y volvamos a la vida tal y como la vivíamos pero con menos
diferencias sociales, inequidades e injusticias. Una realidad donde el Bien
Común se establezca de forma sólida y definitiva. Tenemos mucho que andar y hay
responsabilidades a diferentes niveles, incluido el individual. Debemos
asumirlas y los cristianos desde nuestra fe, con nuestra oración y acción
comprometida, debemos ser protagonistas de devolver al mundo una realidad donde
los principios evangélicos se cumplan. Oración, prudencia y conocimiento para
alcanzar la realidad que deseamos.
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