"Ventana abierta"
Archidiócesis de Sevilla
DÍA DE LA MADRE
Manuel Enrique Figueroa
Llevamos cuatro años dedicando una contribución
en este blog a las madres en el día en que se tiene un recuerdo para ellas.
Como siempre hacemos, hay una referencia obligada a la madre de Jesús, la
Virgen María. Seguir a lo largo de la lectura evangélica el papel esencial que
juega María en la vida de su hijo es algo esencial para un cristiano y también
para los que practican otras creencias y, por qué no, para los que no practican
ninguna o ven dificultad en hacerlo. María es una mujer excepcional y una madre
ejemplar, por eso iniciamos esta contribución con ella. María acompaña a su
hijo desde el pesebre en Belén a la cruz en Jerusalén. Me gusta leer
especialmente un pasaje: Y su madre guardaba todas estas cosas en su
corazón (Lucas, 2, 52). Creo es una preciosa imagen de una vida de
madre, observar a sus hijos y guardar todos los recuerdos, vivencias y
experiencias en lo más profundo del ser de una madre, su corazón. El Papa
Francisco en su precioso libro Ave María nos ensalza a la
madre a través de esta imprescindible oración de nuestro credo.
Deseo tener un recuerdo aquí para las madres
que han fallecido en este Día de la Madre, un triste momento para sus hijos que
también conservarán en su corazón los infinitos desvelos de la madre que ha
partido. También para los nietos y nietas que han perdido a sus abuelas, seguro
que atesoran en sus corazones tiernos recuerdos de la figura entrañable de la
abuela. La Comunión de los Santos, a través de la cual está unido todo el
cuerpo místico de la Iglesia, lo que incluye el vínculo con nuestros difuntos, esas
abuelas o esa madres que se nos han ido, a veces demasiado pronto, es la forma
que tenemos de estar unidos espiritualmente con los seres queridos. Mi abuela
falleció el Día de la Madre de hace ya muchos años. Antes, el Día de la Madre y
el Día del Trabajo coincidían en el 1 de mayo. No es baladí, las madres son
grandes trabajadoras, incansables en su afán, generosas en su amoroso
batallar, como nos evoca Antonio Machado en su poesía a Don Quijote.
Vivimos tiempos difíciles y un futuro muy
incierto. Algunas madres y abuelas se han ido de la vida en soledad en estos
días, una pena. Pero los hijos y nietos que las han perdido, ahora o
anteriormente, deben pensar que ellas seguirán velando por ellos y también que
atesorar su recuerdo con la alegría de lo vivido junto a esas madres y abuelas
es el mejor regalo que les pueden hacer. Un tierno recuerdo de lo vivido, es
vivir más.
Quiero rendir aquí un homenaje a todas las
madres que están sufriendo injustamente en relación con la crisis sanitaria,
social y económica que vivimos. Hay madres solas, cuidando a sus hijos con gran
esfuerzo y, a veces, sin los recursos económicos necesarios. Madres separadas y
trabajadoras afrontando unas excesivas tareas escolares para las que pueden no
estar preparadas y con una profunda brecha digital. Madres en paro, muchas
veces solas, sin los recursos imprescindibles para sus hijos. También hay
madres maltratadas que este confinamiento les ha generado situaciones penosas.
Los políticos manifiestan soluciones a veces alejadas de la realidad social de
un país que quizás no conocen lo suficientemente bien y plantean soluciones a
los problemas que generan tensiones aún mayores. Recemos los creyentes, recemos
todos, porque nuestros políticos y sus expertos estén afrontando los problemas
de este tiempo oscuro con el conocimiento y el rigor suficientes pensando en el
bien común, tomando los caminos correctos y analizando adecuadamente los
problemas futuros que podemos tener para conseguir la soluciones adecuadas y no
se profundice más en brechas existentes.
Por supuesto hay madres que han vivido un Día
de la Madre luminoso, a distancia de sus hijos. Algunas han recibido regalos,
quizás flores, me alegro mucho por ellas, se lo merecen. Muchas seguro, si
disponen de los medios disponibles, han podido hablar a distancia con sus hijos
en este día. Pero hay otras que no, es lamentable que también en este acto de
amor, de ver a sus hijos por móvil u ordenador, haya injusticia social en la
sociedad que hemos creado. Este país tiene mucho que hacer y también que
recuperar.
Un recuerdo, finalmente, para las madres del
mundo. Recientemente ha salido en la prensa el gasto en armamento de Estados,
Unidos, Rusia, China y Arabia Saudí. Las armas generan sufrimiento de muchas
madres, y España vende armas a determinados países. El Cambio Climático, del
que nos hemos olvidado, y el Papa Francisco dice que fomentarlo, y quizás no
mitigarlo de forma adecuada, es pecado, induce migraciones. Existen
muchas madres migrantes con sus hijos en sus brazos en un mar o en unas
fronteras injustas. La Organización de las Naciones Unidas no prohíbe la venta de
armas. Si observamos el mundo parece que la única noticia es la pandemia, de
origen dudoso, del Covid-19. Nos hemos olvidado de todas las guerras y
conflictos no resueltos donde las madres sufren por sus hijos y también mueren
de forma injusta por motivos despreciables de ansias de poder, expoliación de
recursos, ambiciones económicas y otros pecados de los poderosos necrófilos que
dominan el mundo.
El Día de la Madre es un momento de celebrar a
la madre, figura esencial en nuestras vidas, quizás la más importante por
generosidad, ternura, entrega, dedicación y abnegación. Pero también recordar
que el Papa Francisco nos invita a actuar en la vida pública, no vivamos en un
silencio cómplice con la injusticia, para extender el Buen Evangelio de Jesús y
contribuir al Bien Común. Contribuyamos a una sociedad donde no haya madres que
sufran. Martin Luther King decía en sus sermones que tan malo es la
maldad de los malos como la indiferencia y silencio de los buenos.
Muchas felicidades a todas las madres en este
día, ojalá sepamos construir, con el ejemplo diario que nos dan, un mundo
mejor.
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