"Ventana abierta"
Caminamos de su mano
EL ARTE
DE SABER ESCUCHAR
El día 8 de mayo, día de la Ascensión, el
papa Francisco dio el mensaje para la 50 jornada mundial de las comunicaciones
sociales. Cuando lo leí, pensé: “para el artículo del mes de junio tengo que
incluir tres párrafos” pues realmente me tocó el corazón.
“Le presentan un sordo que, además, hablaba con dificultad, y le
ruegan imponga la mano sobre él. El, apartándole de la gente, a solas, le metió
sus dedos en los oídos y con su saliva le tocó la lengua. Y, levantando los
ojos al cielo, dio un gemido, y le dijo: « Effatá », que quiere decir: «
¡Ábrete! » Se abrieron sus oídos y, al instante, se soltó la atadura de su
lengua y hablaba correctamente. Jesús les mandó que a nadie se lo contaran.
Pero cuanto más se lo prohibía, tanto más ellos lo publicaban. Y se
maravillaban sobremanera y decían « Todo lo ha hecho bien; hace oír a los
sordos y hablar a los mudos.” Mc7, 32-37
El Papa Francisco quiere promover una
conciencia realmente maravillosa en este año de la misericordia, no se cansa de
repetir una y otra vez lo mismo, que el mundo sería mejor si reinase la
misericordia. Por ello dice: “Algunos piensan que una visión de la sociedad
enraizada en la misericordia es injustificadamente idealista o excesivamente
indulgente. Pero probemos a reflexionar sobre nuestras primeras experiencias de
relación en el seno de la familia. Los padres nos han amado y apreciado más por
lo que somos que por nuestras capacidades y nuestros éxitos. Los padres quieren
naturalmente lo mejor para sus propios hijos, pero su amor nunca está
condicionado por el alcance de los objetivos. La casa paterna es el lugar donde
siempre eres acogido (cf. Lc 15,11-32). Quisiera alentar a todos a pensar en la
sociedad humana, no como un espacio en el que los extraños compiten y buscan
prevalecer, sino más bien como una casa o una familia, donde la puerta está
siempre abierta y en la que sus miembros se acogen mutuamente.
Para esto es fundamental
escuchar. Comunicar significa compartir, y para compartir se necesita escuchar,
acoger. Escuchar es mucho más que oír. Oír hace referencia al ámbito de la
información; escuchar, sin embargo, evoca la comunicación y necesita cercanía.
La escucha nos permite asumir la actitud justa, dejando atrás la tranquila
condición de espectadores, usuarios, consumidores. Escuchar significa también
ser capaces de compartir preguntas y dudas, de recorrer un camino al lado del
otro, de liberarse de cualquier presunción de omnipotencia y de poner
humildemente las propias capacidades y los propios dones al servicio del bien
común.
Escuchar nunca es fácil. A
veces es más cómodo fingir ser sordos. Escuchar significa prestar atención,
tener deseo de comprender, de valorar, respetar, custodiar la palabra del otro.
En la escucha se origina una especie de martirio, un sacrificio de sí mismo en
el que se renueva el gesto realizado por Moisés ante la zarza ardiente:
quitarse las sandalias en el «terreno sagrado» del encuentro con el otro que me
habla (cf. Ex 3,5). Saber escuchar es una gracia inmensa, es un don que se ha
de pedir para poder después ejercitarse practicándolo.”
En este mes de junio dedicado
al corazón de Jesús te invito a que le pidas que haga tu corazón semejante al
Suyo y te regale el don de escuchar con su corazón. Sor Aroa O.P.
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