segundos y segundos de gracia.
Te encuentro en el aire que respiro,
en la flor que admiro,
en el hermano amigo,
en los ángeles que están conmigo.
Yo creo en los ángeles, pero sin alas,
ángeles que enseñan, que guardan,
que sirven, curan, consuelan
que liberan y levantan,
y orientan y aconsejan,
ángeles de la esperanza,
y ángeles que purifican
no sé si con fuego o con palabras.
Todo hermano verdadero
es un ángel de la guarda.
Puedes poner tú el nombre,
hay ángeles y ángelas.
Delante de los ángeles
y con los ángeles y por los ángeles,
Te daré siempre gracias.
Son una parte de tu misericordia encarnada.
No dejes, oh Dios, de protegerme,
completa conmigo tus favores y tu gracia
que tu misericordia es eterna
nunca se agota ni se cansa.
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