Buenos días amig@s:
Este mes comienza con esta solemnidad. La Iglesia celebra en un solo día a todos los Santos.
La primera lectura de este día está tomada del libro del Apocalipsis (Ap. 7,2-4.9-14). En el texto se afirma que los salvados ("marcados") era "una muchedumbre inmensa que nadie podía contar". Es una noticia que nos llena de alegría.
La segunda lectura se halla en la primera Carta de Juan
(1 Jn. 3,1-3).
En ella se nos dice cómo la realidad de la santidad, el ser hijos de Dios se debe manifestar en una profunda relación de hermandad entre todos, pues somos hijos del mismo Padre. Todos estamos, por tanto, llamados a la santidad: vivir a fondo nuestra condición de hijos de Dios en comunión fraterna con las personas que nos rodean. "Este ideal de perfección no debe ser malentendido, como si implicase una una especie de vida extraordinaria, practicable sólo por algunos "genios" de la santidad. Los caminos de la santidad son múltiples y adecuados a la vocación de cada uno".
(San Juan Pablo II, "El Nuevo Milenio n. 31).
En el Evangelio de hoy se nos propone la lectura de las Bienaventuranzas (Mt.5, 1-12).
En esta lectura se nos muestra un brillante desfile de bienaventurados que llegaron a la salvación, asumiendo los valores fundamentales del Reino. La solemnidad de Todos los Santos es en concreto la celebración anual en que más se evidencia un artículo de nuestra fe cristiana profesada en el "Credo": la Comunión de los Santos. Todo el dinamismo de la vida sobrenatural se mueve en este contexto de comunión de todos los fieles en la caridad. Todos constituimos el cuerpo de Cristo. Los santos en el cielo nos ayudan con su intercesión, son un ejemplo para los fieles y son como el altar del cielo en el que se depositan las oblaciones y oraciones de los hombres.
Señor Jesús, Tú dijiste:
"Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos".
Ayúdanos a poner en Ti nuestro amor.
Señor Jesús, Tú dijiste:
"Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la tierra".
Concédenos ofrecer el sufrimiento asociándonos a tu pasión.
Señor Jesús, Tú dijiste:
"Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados".
Enséñanos a arrepentirnos de nuestros pecados.
Señor Jesús, Tú dijiste:
"Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados".
haz que crezca siempre el hambre y la sed de Ti en la Sagrada Comunión.
Señor Jesús, Tú dijiste:
"Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia".
Conviértenos a la misericordia para con todos.
Señor Jesús, Tú dijiste:
"Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios".
Danos tu gracia para que nunca nos dejemos arrastrar por las pasiones y por la seducción del maligno.
Señor Jesús, Tú dijiste:
"Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarán hijos de Dios".
Líbranos de toda violencia y enemistad en cada familia y en toda la sociedad.
Señor Jesús, Tú dijiste:
"Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos".
Haz que vivamos siempre en la justicia para alcanzar Contigo y con todos los santos el reino de los cielos.
Este es un día en el que toda la Iglesia, que somos todos los fieles cristianos, celebramos la vida de cuantos fueron un referente para nosotros, nos inspiraron, nos ayudaron a ser mejores; los que tras su paso por la vida dejaron un mundo algo mejor de como lo encontraron; fueron alegres, optimistas y esperanzados en un mundo donde reinaba la tristeza y el pesimismo; honestos en un mundo de sobornos y tráfico de influencias, de dinero negro y de comisiones ilícitas.
Hoy le damos gracias a Dios por todos ellos, nos alegramos por haberlos conocido y deseamos ardientemente podernos contar un día entre ellos, y que un día futuro la Iglesia nos recuerde también a nosotros en esta fecha y celebre la misericordia de Dios para con nosotros.
Hoy es nuestra futura fiesta, el día en el que la Iglesia nos recordará después de nuestra muerte.
Dónde te buscaré
San Anselmo
Señor, si no estás aquí,
¿dónde te buscaré estando ausente?
Si estás por doquier,
¿cómo no descubro tu presencia?
Cierto es que habitas
en una claridad inaccesible.
Pero ¿dónde se halla
esa inaccesible claridad?
¿Quién me conducirá hasta allí
para verte en ella?
Y luego, ¿con qué señales,
bajo qué rasgos te buscaré?
Nunca jamás te vi, Señor, Dios mío;
no conozco tu rostro...
Enséñame a buscarte
y muéstrate a quien te busca,
porque no puedo ir en tu busca,
a menos que Tú me enseñes,
y no puedo encontrarte
si Tú no te manifiestas.
Deseando te buscaré, te desearé buscando,
amando te hallaré,
y encontrándote te amaré.
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