"Ventana abierta"
22 marzo 2014
«Los peores enemigos de las hermandades son los
propios cofrades»
ENTREVISTA
Juan José Asenjo, arzobispo de Sevilla.
Cumplidos cinco años de estancia en la sede isidoriana, está convencido de que
se jubilará al pie de la Giralda y espera que algún día sea enterrado en la
Catedral. Las cofradías ya no tienen secretos para él.
José Gómez Palas
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Sus estancias primero en Roma, para
participar en la visita ad limina de las provincias eclesiásticas de Granada
y Sevilla, y luego en Madrid, para elegir al nuevo presidente
de la Conferencia Episcopal, han desplazado hasta bien entrada la Cuaresma la
jornada que el arzobispo dedica tradicionalmente a despachar con la prensa. A
tenor de sus declaraciones, Asenjo ya ha calado a los
cofrades y parece conocer al dedillo sus pecados…
-Después de varios días
de encuentros personales con el Papa Francisco, ¿cuál es la enseñanza principal
que ha extraído de sus experiencias en estos días romanos?
Lo que más me impresiona del Papa es
su vitalidad, su entusiasmo apostólico y misionero y la frescura de su mensaje.
Es decir, el Papa Francisco no es un teólogo, como lo era el Papa Benedicto,
pero tiene la ventaja de que su mensaje es inteligible para el común de las
personas y en ese sentido a mí me parece que se parece mucho al discurso de
Jesús. Jesús, en el Evangelio, en sus parábolas y en sus discursos, parte de la
experiencia de la vida cotidiana, de la vida familiar, laboral, es decir,
emplea metáforas, parábolas tomadas de la vida cotidiana y eso permite que la
gente le entienda perfectamente. Algo parecido pasa con el Papa, que su
discurso está lleno de frescura y es entendido por el común de las personas.
-¿Se ha traído de Roma
algún propósito de enmienda que aplicar a su servicio pastoral?
Bueno, todos tenemos que convertirnos
y mejorar, sobre todo en este tiempo de Cuaresma. Tal vez a mí lo que más me ha
impresionado de los consejos que nos dio el Papa es la pastoral de la escucha.
La gente necesita ser escuchada, hay mucha gente que no tiene con quien
desahogarse o a quién pedir un consejo. Y luego la pastoral de la cercanía, la
cercanía a todos, a los niños, a los jóvenes, a los adultos, especialmente a
los ancianos y a los enfermos. El Papa nos dijo que la cercanía a nuestros
fieles, el visitarles en sus casas, el encontrarles en la calle es como el
octavo sacramento, es decir, un medio valiosísimo para anunciar el mensaje de
Jesús.
-El Papa también
emplazó a los obispos de Andalucía a cuidar de las cofradías.
Sí. Hablamos de la importancia que
tiene en nuestra tierra el mundo de las hermandades y cofradías. Yo tuve
ocasión de intervenir para explicar al Papa que para muchos andaluces su
pertenencia a las hermandades y cofradías es un camino de vida cristiana, una
escuela, un modo peculiar de vivir su fe. El Papa conoce bien la religiosidad
popular porque es latinoamericano y la religiosidad popular está omnipresente
en la vida de las Iglesias de América Latina. Él nos dijo que cuidáramos de
estas manifestaciones de la piedad popular y de las hermandades y cofradías
porque son un valioso instrumento también para el encuentro de los cristianos
con Dios.
-Y de Roma a Madrid.
¿La elección de monseñor Blázquez como presidente de la Conferencia Episcopal
abre un nuevo camino en esta institución?
Bueno, yo no… Las diferencias entre
nosotros son de matiz, son muy accidentales. Yo estos días he leído que lo más
parecido a un obispo es otro obispo. Entonces, la diferencia entre el cardenal
Rouco y monseñor Blázquez es una diferencia accidental. Los dos son hombres de
Iglesia, los dos aman a Jesucristo, los dos profesan la fe verdadera. Puede
haber pequeños matices de talante, de estilos, pero no se trata de unos
cambios, de unos giros copernicanos que nadie debe esperar.
-A veces también el
mensaje que se lanza es importante.
Bueno, el mensaje yo creo que va a
ser el mismo. No va a cambiar sustancialmente…
-Me refería a la forma
de transmitir el mensaje…
La forma de transmitir el mensaje
puede ser importante. De todas formas quiero romper una lanza a favor del
cardenal Rouco porque me parece que su figura en estos días y desde hace tiempo
ha sido demonizada. Yo lo conozco en profundidad porque fui secretario de la
Conferencia Episcopal en tres años de su presidencia y conozco su bondad, su
altísima preparación, su amor a Jesucristo y a la Iglesia. Vive pobremente, con
mucha sencillez y es un hombre muy cercano.
-Cinco años ya en
Sevilla, monseñor…
Cinco años en Sevilla, de los que
cuatro y pico son como arzobispo residencial. Sí.
-¿Se ve cumpliendo los
75 años en esta sede?
Sí. Yo creo que me jubilaré, si Dios
quiere, en Sevilla, y bueno, pues espero que algún día me entierren también en
la Catedral de Sevilla.
-Hay quien le coloca,
sin embargo, en el Arzobispado de Madrid.
Bueno, pues eso son especulaciones
sin fundamento. Yo no tengo ningún dato para pensar que esa circunstancia pueda
producirse. Yo creo que a estas alturas de mi vida empezar un nuevo servicio
episcopal en otra diócesis sería muy duro para mí. Un nuevo traslado, empezar a
conocer gente… Por otra parte, estoy contento en Sevilla y todo hace pensar que
voy a seguir en Sevilla hasta mi jubilación.
-Hablamos de la
actualidad cuaresmal y cofradiera. ¿Se ha escandalizado con los últimos
episodios vividos en el Consejo?
Bueno, pues a mí todo lo que
signifique quiebra de la comunión y de la unidad me produce hasta malestar
físico y desde luego me produce escándalo. Bien, yo alguna vez he dicho que los
peores enemigos de las hermandades son los propios cofrades, en ocasiones. Yo
creo que cuando hay diferencias y se trasladan al exterior, sobre todo a los
medios de comunicación social, se hace un mal servicio a la piedad popular, al
mundo de las hermandades y cofradías, porque se les desacredita y se hace
también un daño grande a la Iglesia. Por eso yo creo que tendríamos que evitar
con todas nuestras fuerzas que existieran entre nosotros grandes disputas,
grandes encontronazos y, desde luego, habría que evitar que se traslucieran al
exterior, aunque sea a costa de los mayores sacrificios.
-¿Cree reprobable
moralmente que se coloquen a familiares o se utilicen a miembros del propio
Consejo como proveedores de la institución?
Yo no tengo datos en este sentido. No
sé si esa acusación tiene fumus veritatis, si tiene sustancia, si es objetiva.
De cualquier forma, claro, todo lo que signifique falta de transparencia pues
es reprobable.
-¿Quizás sea el momento
para adelantar elecciones o, por el contrario, cree que este Consejo debe
terminar su mandato?
Mire yo no debo meterme en políticas.
Debo respetar la decisiones de estas instituciones que son eminentemente
laicales. Yo no quiero ser un cacique o hacer una alcaldada. Yo debo respetar
la andadura de estas instituciones. Solamente en el caso de que hubiera abusos
en el campo de la doctrina o de la moral, a lo mejor yo tendría que intervenir.
Pero no es el caso.
-Se están preparando
una nuevas Normas Diocesanas para Hermandades y Cofradías. ¿Qué persiguen y qué
novedades incorporan?
Bueno, la sociedad cambia, la Iglesia
cambia. Las normas tratan de acomodarse a las nuevas circunstancias. A veces se
detectan fallos o lagunas en la legislación eclesiástica sobre este particular.
Lo que buscamos es rellenar esas lagunas y adaptar las normas a las nuevas
circunstancias. No tengo ahora muy presente el proyecto. Es un trabajo más de
mis colaboradores. Prefiero no entrar en la pormenorización concreta de las
normas que se van a cambiar.
-¿Usted cree, con su
delegado diocesano de Hermandades, que las aportaciones de las cofradías al
Fondo Común Diocesano son insuficientes?
Yo creo que hay muchas hermandades
que cumplen loablemente este precepto. Pero hay otras, muchísimas, la mayor
parte, que no lo cumplen, como tampoco cumplen el precepto de presentar las
cuentas anuales a la administración diocesana para su visado. Yo aprovecho esta
circunstancia para pedir a las hermandades que cumplan aquello que está
preceptuado.
-¿Han superado ya las
hermandades ese déficit de eclesialidad que usted atisbó en cierta ocasión?
Bueno, yo quiero decir que en estos
cuatro años y medio no he dejado de insistir en la verdadera identidad de las
hermandades y cofradías, superando la tentación de reducirlas simplemente a sus
aspectos culturales, sentimentales, folklóricos o costumbristas. Yo he tratado
de desentrañar la esencial dimensión religiosa de estas instituciones como
escuelas de vida cristiana y caminos de vida interior, de formación, de
servicio a los pobres y de apostolado. Tengo la impresión de que los cofrades
me van entendiendo. No estoy descontento de la respuesta de los cofrades en
general, tanto en la capital como en los pueblos. Voy a seguir insistiendo en
todo ello, porque me parece que es el mejor servicio que yo puedo prestar a las
hermandades.
-¿Y qué le parece que
una de las mayores controversias que se ha generado en estos días haya sido el
que una hermandad decidiera unilateralmente tirar por una calle sin permiso del
resto de la jornada?
Bueno, yo no estoy muy enterado de
estas cosas, ni tampoco es un tema que me quite el sueño si van por una calle o
van por otra. Lo que sí pido a las hermandades es que den testimonio de
comunión y de unidad y que no nos sometan a estos espectáculos que a veces
tenemos que soportar de conocer sus diferencias y sus enfrentamientos, cosa que
les perjudica a ellas, porque les desacredita ante la opinión pública, y desde
luego, perjudica también y desacredita a la Iglesia.
-El Arzobispado parece
haber inaugurado una nueva política en la concesión de coronaciones. Nada de
coronas de oro…
El Arzobispado no ha variado la
política de coronaciones, no. Yo creo que las coronaciones no se pueden
multiplicar hasta el infinito porque entonces también se desvalorizan. Creo que
en estos momentos hay tres coronaciones previstas hasta el año 2016 o 2017 a
razón de una coronación por año, más o menos: María Auxiliadora de Alcalá de
Guadaíra, después la Soledad de Castilleja y probablemente la Paz en Sevilla,
pero más adelante, desde luego antes de que yo me jubile.
-Pero sin coronas de
oro…
Bueno, pues a mí la verdad es que los
dispendios en esta coyuntura que estamos viviendo me parecen un disparate
cuando hay tantas necesidades. Yo no tengo nada contra los joyeros, los
artesanos de la plata y el oro, pero cuando hay tantas necesidades, tantas
carencias, tanto sufrimiento y tanto dolor en nuestra propia diócesis, tratar
de buscar una corona de oro pues me parece sencillamente exagerado.
-¿Qué le parece que el
Ayuntamiento haya descubierto un filón turístico en la Cuaresma sevillana?
Bueno, pues… no me parece mal si de
la Cuaresma sevillana se pueden obtener beneficios económicos para la ciudad
sobre todo en estos momentos difíciles para tantas familias. Bueno, a mí en
general este tipo de iniciativas no acaban de entusiasmarme, pero las respeto.
Antes o después desembocan en una cierta secularización de la Cuaresma y de la
Semana Santa.
-¿Ha celebrado alguna
vez una misa en un sitio tan monumental como la Plaza de España?
No he celebrado ninguna misa en un
sitio tan hermoso, tan monumental como la Plaza de España de Sevilla. Espero
celebrarla el 31 de mayo con toda alegría, con toda ilusión y espero también
que el Señor me conceda celebrarla con mucho fervor. Es la plaza que diseñó y
construyó el bisabuelo de mi secretario, Aníbal González, bisabuelo de Borja
Núñez, mi secretario.
-Esos días Sevilla, a
buen seguro, será un hervidero. Una semana completa para disfrutar de la
Esperanza en la Catedral, en la Plaza de España y en el recorrido de vuelta a
la Basílica…
Todo lo que sea exaltar la devoción a
la Virgen, propiciar el encuentro de la gente con la Virgen a mí me parece
estupendo. La Virgen ocupa un lugar central en el misterio de Cristo y el
misterio de la Iglesia, y debe ocupar también un lugar de privilegio en nuestro
corazón. Si la hermandad de la Esperanza Macarena lo consigue yo les aplaudiré
y me alegraré.
-¿Siguió de cerca las
elecciones en la hermandad de la Macarena?
Estoy más o menos enterado.
-¿Le merecen algún
comentario?
Yo respeto la voluntad popular.
Alguna cosa no me gustó, como esos aplausos o esas manifestaciones de júbilo
dentro de la Iglesia como si se trata de la nominación de un presidente de los
Estados Unidos. No me encantó. Los recintos sagrados deben ser siempre
respetados como lugar de oración, como la morada de Dios entre nosotros, y esos
excesos tendríamos que evitarlos.
-¿Cuándo podría abrirse
Santa Catalina nuevamente al culto?
Yo calculo que más o menos dos años.
Las obras van a empezar la semana que viene; van a empezar por el exterior y al
mismo tiempo por las excavaciones arqueológicas. Va a depender también de lo
que nos encontremos en el subsuelo. Si encontramos cosas interesantes puede que
la obra se retrase. Si no encontramos nada digno de conservar o de mostrar, las
obras irán más rápidas. La pretensión es que las dos fases se realicen sin
solución de continuidad, es decir, sin cortes ni etapas intermedias.
-Este año un párroco de
Sevilla, el de San Lorenzo, rechazó dar el pregón de la Semana Santa…
Bueno, yo respeto, y le alabo casi la
decisión porque tal y como concebís en Sevilla los pregones yo lo considero
extraordinariamente difícil. Yo tampoco veía mucho a don Francisco de los Reyes
en ese atril. Le quiero mucho y le tengo mucho aprecio como sacerdote bueno,
entregado y generoso, pero no sé si su perfil es el de pregonero de la Semana
Santa sevillana.
-Pues a lo mejor algún
día le llega a usted el ofrecimiento…
No. Podéis estar seguros de que yo
nunca aceptaré. No. Yo soy castellano viejo. No me siento dotado en absoluto
para una tarea semejante.
-Una última pregunta.
¿Ve a su Atlético de Madrid más cerca de ganar la Liga o la Champions?
Pues a mí me gustaría que al menos
uno de los dos títulos lo pudiera obtener. Lo que sí quiero decir es que
llevamos tres años en los que los partidarios del Atlético de Madrid estamos
disfrutando mucho. Ya era hora.