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Sean bienvenidos

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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

jueves, 15 de julio de 2010

Cocinar está bien, escuchar está mejor


Resulta simpática esta página del Evangelio de Lucas. Marta y María y Jesús. La una metida en la cocina sin enterarse de lo que pasa en la sala de estar. Mientras tanto, María, se olvida de los pucheros y prefiere sentarse a los pies de Jesús y escuchar su palabra.
Es bueno el “servir” que es el oficio de Marta. Pero mucho mejor es el oficio de María: “estar con” y “escuchar”. Nadie dudaría de que, si llegado el mediodía, no hay almuerzo prepa- rado, todos se hubiesen quejado. Pero también es cierto que, tener un invitado en casa y dejarlo solo viendo televisión, por causa de los pucheros, tampoco resulta demasiado elegante.
En la vida se necesitan las dos cosas. Se necesita el servicio de la cocina y se necesita el acompañamiento del que está con nosotros. Se necesita trabajar para ganarse el pan de cada día y se necesita de un tiempo para encontrarnos como personas. Aquí Lucas no plantea en modo alguno la primacía de lo contemplativo sobre la vida activa, sino más bien, lo que es y debe ser esencial en la relación de las personas.

“Sentada …”

Cuando se trata de escuchar a alguien no valen las prisas.
Sólo se escucha bien cuando uno está tranquilo y no mirando al reloj.
Sólo se escucha bien sentados, señal de que tengo todo el tiempo para ti.
Sólo se escucha bien cuando el otro se siente cómodo porque sabe que no nos está quitando nuestro tiempo.
Una de las condiciones para hablar y escucharnos es que tú y yo nos sintamos a gusto, sintiendo que tú eres importante para mí y yo soy importante para ti.

Estar con Jesús

“Estar con Jesús” para escucharle. Quien no tiene tiempo para “escucharle a El” nunca llegará a intimar con El ni nunca llegará a compartir sus sentimientos. Por algo Pablo pide a la comunidad cristiana “sentid en vosotros los mismos sentimientos que Cristo Jesús”.
Estar con El, escucharle, disponer de tiempo suficiente para prestarle nuestra atención es el primer paso para interiorizar y profundizar en la relación espiritual y de fe con Jesús. De lo contrario, nuestra relación con El será siempre una relación de segunda mano, escuchando lo que otros han sentido y experimentado. Y la verdadera fe sólo es posible cuando uno mismo hace la experiencia de El como persona.
Es una pena cuando el creyente dice que no tiene tiempo para regalarse un rato de silencio para escuchar a Dios en su corazón. No tener tiempo para escuchar a Dios significa que muchas otras cosas son mucho más importantes y que a Dios lo reducimos a una especie de Post Data: “si tenemos tiempo”. Por eso también nuestra fe suele ser casi siempre de segunda mano.
Creemos por lo que otros han sentido y experimentado.
Creemos por lo que otros dicen de El.
Pero no creemos “porque nosotros mismos lo hemos visto y le hemos oído y escuchado”.

“Estar como pareja”

También la pareja necesita comer. También los hijos necesitan comer. Con el estómago vacío pareciera que también el amor languidece. Gregorio Marañón decía en uno de sus libros que, el éxito del matrimonio entre los vascos, estaba en que las mujeres conocían muy bien los gustos culinarios y los estómagos de sus maridos.
Yo no sé si la cocina será suficiente para mantener la alegría y el gozo de la pareja. De lo que sí estoy convencido es que cada uno de ellos necesita de la presencia y la compañía del otro y que el otro tenga tiempo para regalarle cada día.
Uno de los problemas hoy de la pareja es que no tienen tiempo para ellos mismos. El trabajo, y el ganar unos dinerillos más, les absorben todo el tiempo. Y el tiempo que disponen es un “tiempo de cansados y fatigados”, por tanto un “tiempo de aburrimiento”, pero en manera alguna un “tiempo de relación, de escucha y relajación”.
Amar es saber escuchar.
Amar tener tiempo para estar a tu lado.
Amar es tener tiempo para prestarte atención.
Amar es tener tiempo para decirte que tú eres ahora lo más importante.
Amar es tener tiempo para ti.
Amar es tener tiempo para hacerte sentir que escucharte es importante para mí.
Amar es tener tiempo para compartir juntos nuestros sentimientos, nuestras alegrías, nuestras penas y preocupaciones.

Estar como padres

Tampoco solemos tener tiempo para escuchar a los hijos.
Porque también los hijos quieren sentir que ellos son importantes.
Porque también los hijos quieren sentir que alguien les escucha.
Porque también los hijos necesitan sentir que son algo más que consumidores de “loncheras” o de comida.
También ellos quieren decirnos algo y manifestarnos sus sentimientos.
Y cuando nadie les escucha es que nadie les da importancia.
¿No será por eso que prefieren la calle, porque allí sus amigos sí les escuchan?
En la vida humana y espiritual se necesitan Martas que huelan a pucheros.
Pero también se necesitan Marías que prefieren dedicar su tiempo a escuchar a los demás. ¿Cuánto tiempo disponemos para “estar con” y para “escuchar al otro”?
Clemente Sobrado C. P.www.iglesiaquecamina.com
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